El ciervo es europeo y el guanaco es pampeano

Todos los 3 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Vida Silvestre o de la Naturaleza, fecha creada por la Organización de Naciones Unidas para "celebrar a todos los animales y plantas silvestres del mundo y la contribución que hacen a nuestras vidas y a la salud del planeta". Es una fecha bastante ambiciosa, sin contar las plantas, si entendemos que todo animal que no sea doméstico es silvestre, pero, ¿qué significan ambas?

Cuando se habla de un animal doméstico se hace referencia a aquella especie que sufrió una modificación genética por parte de los humanos para que su manejo sea más simple, ya sea para criarlos para consumo de carne, leche, cuero, pelo, plumas, huevos, entre otros (por ejemplo, vacas o gallinas) o para ser animales guardianes, de compañía, de caza, para control de plagas, entre otros (por ejemplo, perros y gatos). Por otro lado, las especies de fauna silvestre son, según la Ley Nacional Nº 22.421 o Ley Nacional de Conservación de la Fauna, aquellos que "viven libres e independientes del hombre, en ambientes naturales o artificiales. Y, los bravíos o salvajes que viven bajo control del hombre, en cautividad o semicautividad.".

Según esta definición, un animal no tiene que ser originario de un lugar para ser considerado fauna silvestre. Entonces, existen distintos tipos de estos. Aquellos animales que son nativos del lugar (fauna silvestre nativa) y aquellos que no lo son (fauna silvestre exótica). Por ejemplo, el puma es fauna silvestre nativa de La Pampa y el jabalí es exótico. Claro que, cuando se habla de conservación se engloban a ambas categorías, debido a que muchas veces quedan pocos individuos de una especie en un lugar que no es su origen y, por medio de planes de manejo y programas, se puede volver a incorporar esa especie a su lugar nativo. Esto sucede en nuestro país con la reintroducción del yaguareté en el NorEste argentino o con el programa "El Retorno de los Nuestros" de la Subsecretaría de Ambiente de La Pampa en Parque Luro. Sin embargo, las especies exóticas suelen ser un problema para las especies nativas y los ecosistemas en general.

Cuando una especie es introducida por intereses individuales de personas a un hábitat completamente distinto, se pueden causar perturbaciones en los sistemas naturales. Ese animal no debía estar en este lugar. Y, si hay un mal manejo, puede llegar a ocasionar un desastre ecológico y cultural. 

Pongamos como ejemplo al ciervo colorado, traído de Europa a La Pampa por Pedro Luro por el capricho de la actividad cinegética. Esta acción derivó en la dispersión sin control de un animal de gran porte, con grandes cuernos y comportamientos extraños para la zona, que fueron parte de la causa de la desaparición del venado de las pampas en la región (otro factor muy importante fue la pérdida de hábitat por la producción agrícola-ganadera) y provocaron daños en algunas zonas del bosque de caldén. Esto en cuanto a lo natural, pero también derivó en un problema cultural debido a que muchas personas toman al ciervo europeo como pampeano con orgullo en vez de especies de verdad pampeanas como el guanaco, el puma, la vizcacha, entre otras. 

Claro que la temporada de brama del ciervo es una actividad turística de amplio reconocimiento que le brinda a la provincia aportes económicos considerables, pero, debemos tener en claro que toda acción del humano tiene impactos sobre el ambiente y que la solución siempre es la prevención y el correcto manejo. El ciervo no tiene la culpa de haber terminado lejos de su lugar de origen, los responsables somos las personas. Por tal, a dos días del Día Internacional de la Vida Silvestre, pensemos más en los nuestros. Valoremos lo propio y cuidemos del ambiente de todos y todas.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPNº 365. Email: [email protected]