Ambiental

Un concreto que absorbe carbono: avance de la Universidad de Pensilvania para una construcción más sostenible

La industria de la construcción avanza hacia alternativas que permitan reducir su impacto ambiental, y una investigación reciente de la Universidad de Pensilvania representa un paso clave en ese camino. Un equipo de científicos desarrolló un concreto capaz de absorber hasta un 142% más de dióxido de carbono que las mezclas tradicionales, utilizando materiales naturales y tecnología de impresión 3D.

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La huella de carbono del concreto, que representa cerca del 9% de las emisiones globales, es un desafío para el sector. Frente a esa problemática, la innovación combina tierra de diatomeas —un componente poroso de origen natural— con un diseño geométrico inspirado en la naturaleza. Esto permite optimizar la captura de carbono y reducir el uso de materia prima.

La utilización de impresión 3D perfecciona las formas estructurales y disminuye la cantidad de cemento empleada, lo que se traduce en mayor eficiencia energética y un mejor balance ecológico del material.

Beneficios de los materiales sostenibles

El uso de componentes naturales o reciclados en la construcción favorece la disminución de la extracción de recursos y de las emisiones asociadas a la producción de materiales. Además, el diseño optimizado de estos materiales permite mejorar la eficiencia térmica y estructural, reduciendo el consumo energético para climatización o refuerzos.

Los materiales sostenibles también promueven la economía circular, al integrar residuos industriales o naturales en su composición, y pueden aportar beneficios adicionales como purificar el aire, almacenar carbono o resistir condiciones climáticas extremas.

Aplicaciones ecológicas y futuro

El concreto desarrollado en Pensilvania no solo suma capacidad de absorción de dióxido de carbono, sino que abre nuevas posibilidades de uso en proyectos de restauración ecológica. Su porosidad y diseño lo hacen adecuado para la construcción de arrecifes artificiales, plataformas marinas o sistemas de mejora del hábitat acuático, favoreciendo la regeneración de ecosistemas y el filtrado natural del agua.

En el ámbito urbano, puede aplicarse en fachadas, paneles y estructuras portantes, integrando la sostenibilidad en el desarrollo arquitectónico sin resignar calidad.

El equipo de la Universidad de Pensilvania continuará investigando fórmulas que permitan reemplazar el cemento convencional y sumar residuos industriales como aglutinantes, con la meta de ampliar el impacto positivo del concreto sostenible y profundizar la reducción de emisiones.

La innovación tecnológica, el trabajo interdisciplinario y la búsqueda de soluciones sostenibles marcan el rumbo de una construcción comprometida con el ambiente y los desafíos del cambio climático.

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