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Producción de girasol en siembre directa

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EL DIARIO digital

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Por Mariano Fava (*)

En la columna de la semana pasada mencionamos la coyuntura climática y de mercado favorable que hay actualmente para el establecimiento del cultivo de girasol en La Pampa. Esta especie supo ser un icono productivo de La Provincia, y afortunadamente parece estar volviendo a ocupar el lugar que se merece y nunca debió perder.

Entrando en el tema que nos ocupa, podemos decir que desde el aspecto agronómico el establecimiento de pastura y girasol bajo siembra directa, son quizás los desafíos más importantes a los que se enfrentan técnicos y productores que estén bajo esta forma de producción. El pisoteo de los animales en los sistemas ganaderos (o mixtos), y en los agrícolas el tránsito de la maquinaria con suelos húmedos, son procesos que generan compactación superficial y sub-superficial.

La misma, se produce por el amasado del suelo, originando una conjunción de factores que se pueden resumir en la palabra compactación, que desalientan la siembra directa cuando uno tiene altas proporciones de girasol o pastura en su matriz de rotación, agudizándose el problema si la empresa hace ganadería y agricultura simultáneamente. La buena noticia es que hoy se dispone de información para superar este tipo de escollos.

El girasol es una especie muy sensible a suelos pesados o compactados. El establecimiento de esta especie en suelos densificados genera dificultades que determinan fallas en la implantación y pérdidas de rendimiento. Entre las más importantes podemos mencionar:

• dificultades de la sembradora para abrir el surco dejando a la semilla en condiciones de riesgo.

• los órganos aplicadores de fertilizantes pueden dejar el mismo depositado a una profundidad que afecte la germinación por fitotoxicidad o que genera pérdida de nutrientes por evaporación.

• Todo lo que afecte una rápida germinación y emergencia del cultivo aumenta las probabilidades de sufrir el ataque de plagas y enfermedades fúngicas.

Cuando se establece un cultivo en siembra directa en un suelo compactado, predominan las raíces superficiales, mientras que en un suelo no densificado se destaca mayor profundidad de las mismas. Como la especie en cuestión es muy sensible a la compactación, como lo es en ésta oleaginosa, estas diferencias se magnifican, dando lugar a deformaciones de raíces y menor desarrollo de la planta.

Varios estudios demostraron que suelos con déficit hídrico o compactación generaron mermas de rinde y longitud de la raíz principal en girasol. Para este cultivo, todo lo que reduzca el desarrollo de su raíz va a impactar en los parámetros aéreos, además de otros problemas que podemos sufrir, como por ejemplo vuelco de las plantas próximas a la cosecha.

Debemos mencionar que en siembra directa, debido a la cobertura que fomenta, el suelo está más frío, alrededor de 15 º centígrado menos en verano, si se lo compara con ese mismo potrero pero arado. Esta menor temperatura edáfica también afecta el crecimiento de la raíz de girasol, ya que el mismo es particularmente sensible a bajos registros térmicos hasta que expande la segunda hoja, con muy lento crecimiento a temperaturas menores de 10 º centígrados. Por lo tanto, si a este problema de la temperatura le sumamos un suelo compactado, es muy difícil ser exitoso al establecer girasol bajo siembra directa.

Mucha superficie de girasol se siembra luego de un verdeo de invierno. Hay que decir que es la peor condición que podemos elegir, porque se parte de un suelo con menor humedad que sí viene de barbecho y además pisoteado. Las posibles soluciones para este tipo de problema son dos:

1. Establecer en ese potrero una especie con menos sensibilidad a la compactación (por ejemplo: soja), lo que implica cambiar la matriz de rotación.

2. Utilizar el sistema de fertilización profunda, el cual consiste en descompactar la línea de siembra con una reja que profundiza hasta 20 centímetros, pudiendo incluso fertilizar, sin alterar la cobertura en superficie.

Además de poder descompactar, el sistema de fertilización profunda permite colocar los fertilizantes por debajo de la capa de “mulch” (cobertura vegetal muerta), lo que evita la inmovilización de nutrientes por parte de las bacterias para descomponer el rastrojo. Esto hace más eficiente el uso del fertilizante.

Asimismo, al estar generalmente más húmedo a esa profundidad, permite una disponibilidad más rápida de los nutrientes. Enterrar mas el fertilizante que la semilla disminuye el riesgo de fitotoxicidad, a la vez que permite colocar dosis mayores de nutrientes. Todo esto repercute en una mejor implantación del cultivo de girasol.

Para finalizar, vale mencionar que no conviene adelantar mucho la siembra de girasol, por lo antes expuesto en relación al lento desarrollo inicial con baja temperatura ambiente y de suelo. Esta especie no tienen ningún freno importante para su floración, como puede ser horas de luz o sumatoria de grados días, por lo tanto entre los 60 a 75 días dependiendo del ciclo de madurez, el hibrido va a florecer, y si no desarrolló adecuadamente por falta de estímulo térmico, tendremos una planta con poca acumulación de materia seca, lo que afectará el rendimiento en grano. Esto es particularmente importante en campañas como la actual, donde la disponibilidad temprana de humedad impulsa a los más ansiosos a iniciar las labores de siembra de manera anticipada, aprendiendo por las malas que “no por mucho madrugar amanece más temprano”.

Muy resumidamente estas son algunos de los consejos y herramientas más generalizadas con la que contamos técnicos y productores para superar problemas de implantación de girasol en siembra directa. Sin duda el más importante de los escollos es la compactación superficial y sub superficial, que se extiende aproximadamente hasta los 12 centímetros de profundidad, y que es muy fácil de eliminar con los implementos adecuados anteriormente descriptos. Pero debemos advertir que no se debe confundir suelo seco, con suelo duro, porque el suelo seco siempre va a estar duro, pero al humedecerse muy probablemente se ablande a una magnitud tal que no impida el crecimiento de las raíces (2 kilos por centímetro cuadrado de presión como máxima resistencia a la penetración para no entorpecer la exploración radicular).

(*) Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo - (MP: 607 CIALP) - Posgrado en Agronegocios y Alimentos @MARIANOFAVALP

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