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EL DIARIO digital
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Controlar y evitar la hipertensión es hoy un paradigma médico clave para proteger el cerebro y el corazón. En el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, tres sociedades científicas argentinas se reunieron para analizar los valores de esta enfermedad que causa infartos y ACV en la población.
La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC) en abril pasado establecieron el segundo consenso nacional de Hipertensión.
"El valor de diagnóstico para la presión arterial sigue siendo 140/90 mmHg. Lo que se ha cambiado y optimizado recientemente, es que los pacientes hipertensos tengan como objetivo terapéutico 130/80 mmHg", explicó a Infobae Nicolás Renna, investigador del Conicet en Mendoza y presidente de la SAHA.
En otras palabras, el valor normal se mantiene en 14/9, pero cuando una persona ya tiene el diagnóstico de hipertensión, lo recomendable es que sea de 13/8.
"Hay muchos estudios que recogen metaanálisis en los que se identificó que bajando el punto de corte para el tratamiento de esta condición, se produce una reducción significativa de los eventos cardiovasculares que son el accidente cerebrovascular, la insuficiencia renal y el infarto agudo de miocardio", agregó Renna.
Para el experto, el umbral de 130/80 para los hipertensos puede generar a largo plazo una reducción significativa de los costos de salud. "Si tenemos menos infartos, menos accidente cerebrovascular, menos enfermedades renales, sobre todo en la diálisis, que tenemos un porcentaje in crescendo en Argentina, vamos a tener una reducción de costos importante", remarcó.
"En Argentina hay aproximadamente entre 14 y 15 millones de hipertensos. Creo que la estrategia más importante para lograr el control es la concientización inicial. Por lo tanto, todas las campañas tienen que ver con controles de la presión arterial. El eslogan que dice: 'Tome el control de su presión', tiene que ver con concientizar que no solo se tiene que tomar la presión haciendo los controles médicos, sino rutinariamente o en su casa o en cualquier efector de salud sin sobrecargar una guardia", completó el especialista.
E indicó que "todo lo que tenga que ver con mejorar la calidad de vida desde cualquier perspectiva, el ejercicio, reduciendo el sedentarismo, dejar de fumar, el mindfulness, yoga y tener tiempo libre, genera reducciones importantes de la presión arterial y creo que es el tercer eslabón para lograr un buen control de la misma".
El médico cardiólogo Marcos Marín, expresidente de SAHA aclaró a Infobae que si bien la clasificación de hipertensión sigue siendo la misma, los objetivos terapéuticos de hasta dónde bajar la presión arterial son los que se han cambiado y lo ideal es que estén por debajo de 130/80.
El umbral diagnóstico está fijado en 140/90 mmHg, aunque el nuevo consenso argentino en hipertensión propuso una revisión de categorías.
Hoy se consideran normales valores por debajo de 130/80 mmHg, y entre 130-139/80-89 mmHg se define una zona limítrofe y peligrosa. Desde allí, se escala al estadio 1 y estadio 2, según la magnitud del aumento.
"La presión varía con cada latido cardíaco. Por eso es importante tomarla en casa o en consultorio al menos 3 veces y obtener un promedio. Lo ideal es monitorearla de día y de noche", sostuvo Marín.
Para hacerlo hay que utilizar un equipo de medición validado, elegir el entorno adecuado, lo que implica un ambiente tranquilo y en reposo, sin haber fumado antes y en la posición corporal correcta.
El cardiólogo Daniel López Rosetti, presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH), explicó en una nota anterior en Infobae que es fundamental que la persona esté relajada y sentada en reposo para la correcta medición de la presión arterial.
"Debe sentarse en la silla y tiene que esperar por lo menos 10 minutos antes de tomarse la presión. Se pone el manguito neumático en el brazo, que tiene que estar ubicado a la altura del corazón. Los pies apoyados en el suelo y sin hablar. Se toma la presión una o dos veces, descarta esos primeros dos números, porque a veces puede estar un poquito elevado las primeras tomas, y la tercera es la que registra", describió Rosetti.
Los expertos de las tres sociedades médicas argentinas coinciden en que controlando la hipertensión arterial, se puede evitar al menos el 15 por ciento de los casos de infartoy ACV. En la segunda patología el beneficio llega incluso hasta el 18 por ciento.
En el mundo, 1280 millones de adultos de entre 30 y 79 años padecen presión arterial elevada. Sin embargo, el 46% de ellos desconoce su condición, de allí que la hipertensión sea conocida como una "enfermedad silenciosa".
Un tercio de la población tiene hipertensión
En Argentina, más del 35% de la población adulta vive con hipertensión arterial, pero casi la mitad de las personas afectadas lo desconoce, según estimaciones de profesionales de la salud.
El problema no es nuevo: desde hace más de una década, los niveles de conocimiento y control de esta condición se mantienen estancados.
La hipertensión arterial no genera síntomas visibles en la mayoría de los casos. Por eso, suele avanzar sin ser detectada, alterando de manera progresiva órganos vitales como el corazón, los riñones o el cerebro. Cuando finalmente se manifiesta, puede hacerlo a través de cuadros severos como infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) o insuficiencia renal.
En Argentina, se calcula que entre 35% y 40% de las personas adultas presentan presión arterial elevada, lo que representa cerca de 15 millones de habitantes. Sin embargo, solo cuatro de cada diez conoce su diagnóstico. Este dato refleja una falla estructural en los controles de rutina: apenas el 14% de los médicos toma la presión a sus pacientes en consultas habituales.
"De cada cinco hipertensos diagnosticados, solo uno está bien con su presión arterial. Hay varias causas. No sólo que no toman la pastilla. También puede ser que el médico no la haya pegado con la medicación y el paciente tenga un tratamiento subóptimo. Pero la conclusión es que hay cuatro de esos hipertensos que van a tener infarto, insuficiencia renal y ACV", advirtió Renna.
La hipertensión arterial es una enfermedad subestimada que requiere diagnóstico oportuno, seguimiento clínico y tratamiento sostenido para evitar complicaciones graves y permanentes.
Hipertensión en niños, jóvenes y adultos
En la actualidad, la hipertensión se presenta a edades cada vez más tempranas. El crecimiento de esta patología en niños y adolescentes se relaciona con el sedentarismo, la alimentación ultraprocesada y el tiempo frente a pantallas. Se estima que entre 3 y 5 de cada 100 menores en Argentina presentan presión arterial elevada.
La doctora Bárbara Nigro, especialista en cardiología de la FAC, advirtió que "el control debe hacerse de rutina desde los 3 años de edad y existen para ello tablas guiadas por percentiles".
Lo que antes se consideraba un problema de adultos mayores, hoy también afecta a chicos. El diagnóstico en edad pediátrica requiere instrumentos específicos y conocimiento técnico. Cuando no se trata, puede producir alteraciones a largo plazo, desde cambios en el corazón hasta problemas renales o vasculares.
Las mujeres también enfrentan momentos específicos en los que la presión arterial puede verse alterada. El embarazo y la menopausia son dos de las etapas más críticas. Según Nigro, "los trastornos hipertensivos durante el embarazo pueden tener consecuencias graves para la madre y el bebé, por lo que es crucial controlar cuidadosamente la presión arterial durante esta etapa".
En la adultez, la presión sistólica tiende a aumentar con la edad. Es el corazón que envejece, pero también es el resultado de décadas de acumulación de factores de riesgo: mala alimentación, sedentarismo, tabaquismo o falta de controles.
La hipertensión puede causar daños en lo que los especialistas llaman "órganos blanco": corazón, cerebro, riñones, ojos. Muchas veces, esas consecuencias no se presentan como episodios agudos, sino como lesiones crónicas, silentes. Entre ellas: fibrilación auricular, hipertrofia ventricular izquierda, lesiones en la retina, proteinuria, demencia o daño vascular cerebral incipiente, detalló Nigro.
Frente a estos riesgos, el tratamiento requiere constancia. Una vez diagnosticada, la hipertensión no desaparece por sí sola. En algunos casos, los cambios de hábitos pueden devolver los valores a niveles normales. Pero eso no significa que la enfermedad esté curada.
El tratamiento combina dieta, actividad física y medicación. Ninguno por sí solo resulta suficiente. De hecho, el control real depende de sostener los tres pilares al mismo tiempo. "Es fundamental mantener una adherencia estricta al tratamiento y realizar un seguimiento regular con el médico para ajustar la medicación según sea necesario", remarcó Nigro.
Entre las recomendaciones básicas, se repite la importancia de evitar la sal. Pero muchas veces la sal no se ve. Está escondida en alimentos industrializados, productos light, bebidas azucaradas y hasta dulces procesados.
La hipertensión no aparece de un día para otro. Pero cuando da señales, muchas veces ya produjo daño. La clave está en el control temprano, la información clara y el acompañamiento médico. Mientras el conocimiento de la enfermedad permanezca estancado, los números seguirán altos.
Por eso, la frase que resume mejor la actitud frente a este problema silencioso es también un llamado de atención: sin diagnóstico y sin tratamiento, la hipertensión arterial puede ser letal.