Salud

Pautas para marcar límites en tu relación de pareja (y respetarlos)

Establecer límites en la pareja es necesario para favorecer el bienestar psicológico de ambas partes y construir una relación saludable. Lejos de ser un acto egoísta, ser asertivo es un acto de amor y deseo por trabajar en favor del vínculo sentimental.

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EL DIARIO digital

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Uno de los requisitos indispensables para que una relación de cualquier tipo sea saludable es establecer límites. A pesar de ser esenciales para el funcionamiento correcto de nuestros vínculos interpersonales, son muchas las personas que desconocen qué implica establecer límites y cómo conseguirlo en la práctica.

Poner límites en nuestras relaciones implica adoptar una actitud asertiva, de manera que podamos expresar y poner en valor nuestros propios deseos, necesidades y preferencias sin por ello menoscabar los del otro. Por ello, establecer límites no tiene nada que ver con imponer lo que nosotros queremos a los demás.

Marcar líneas en una relación nunca es algo restrictivo, sino que por el contrario ayuda a brindar libertad a las personas implicadas. Así, se logra evitar la dependencia emocional, favorecer el bienestar psicológico y disfrutar de relaciones mucho más plenas y satisfactorias. En definitiva, los límites son la clave para que las dos partes puedan manifestar sus respectivas necesidades emocionales y respetarse mutuamente.

Aunque esto se debe dar en todas nuestras relaciones, la asertividad es especialmente necesaria en el marco de las relaciones de pareja debido a sus particularidades y su profundo grado de intimidad. En este artículo hablaremos acerca de algunas pautas clave para poder establecer límites en la pareja de manera adecuada.

¿Qué beneficios puede aportarnos establecer límites?

No cabe duda de que poner límites es una tarea pendiente para muchas personas. Lo cierto es que la mayoría de nosotros poseemos importantes carencias en materia de educación emocional. Por ello, no es sorprendente que aún muchos teman poner límites por miedo a ser rechazados o tachados de egoístas. Nadie nos ha enseñado a expresar lo que necesitamos de forma asertiva, por lo que automáticamente asociamos poner límites con situaciones de estrés y conflicto.

El contexto en el que somos educados tiene mucho que ver con nuestra mayor o menor facilidad para establecer límites. Muchas veces, nuestra propia familia nos ha enseñado a ser complacientes sistemáticamente, por lo que ya siendo adultos encontramos enormes dificultades para defender nuestros deseos debido a que nos sentimos culpables cada vez que lo intentamos. La buena noticia es que el arte de establecer límites asertivamente se puede aprender, algo que puede brindar numerosos beneficios como:

¿En qué aspectos es necesario establecer límites?

Establecer límites es una necesidad transversal que debe abarcar todas las esferas de la vida en pareja. A continuación, veremos algunos ejemplos de aplicaciones útiles de los límites:

Familia: toda pareja debe negociar y llegar a un consenso en lo que respecta al contacto con las familias de cada uno. Por ejemplo, la frecuencia con la que se debe visitar a los suegros, la información que se comparte con las familias políticas, el nivel de confianza que se establece con ellas, etc. Por ejemplo, en algunas parejas sucede que una o ambas familias son demasiado intrusivas, ejerciendo interferencia en la pareja y despertando conflictos entre los dos. Por ello, es importante que cada uno pueda expresar aquello que necesita en este sentido para llegar a un consenso.

Privacidad: estar en pareja no debe ser sinónimo de perder autonomía o espacio personal. Por ello, toda relación implica hablar acerca de las necesidades de cada uno en este sentido. Por ejemplo, es posible que uno de los dos necesite tener al menos un día a la semana para sus intereses, o que prefiera no compartir algunos aspectos de sí mismo.

Comunicación: la asertividad tiene mucho que ver con la comunicación. Es importante que ambos miembros de la pareja expresen la forma en la que se sienten más cómodos a la hora de comunicarse. Por ejemplo, se pueden establecer límites por los que nunca se admitan en las discusiones gritos o faltas de respeto.

Crecimiento personal: Una relación de pareja no debería ser un freno para que cada uno de los integrantes pueda crecer como persona. Por eso, establecer límites también permite a los dos poder hablar acerca de sus respectivos intereses tanto a nivel personal como profesional.

Relaciones sexuales: los límites también deben estar presentes en el plano de las relaciones sexuales. Ambos deben estar satisfechos y conformes con aquello que se hace en la intimidad, cuándo, dónde y cómo. Por eso, hablar y expresar las necesidades es vital para que una pareja lleve una relación satisfactoria.

Economía: una relación de pareja implica construir una vida compartida y eso hace que, inevitablemente, las cuestiones económicas entren en juego. Cómo gestionar el dinero y en qué destinar los gastos son puntos en los que los límites también deben estar presentes, de forma que cada uno pueda expresar su opinión al otro para llegar a un acuerdo equilibrado.

Valores: no todo el mundo concibe las relaciones de pareja de la misma manera. Por eso, no todos apreciamos las mismas cosas ni depositamos las mismas expectativas en ellas. Así, cuando dos personas establecen un vínculo de este tipo es necesario que se pongan en común los valores de cada uno y lo que se espera de la relación en materia de fidelidad, confianza, respeto, etc.

Hijos: cuando en la pareja existen hijos en común también será necesario intercambiar opiniones respecto a la vida doméstica, la crianza, el tiempo de ocio, etc.

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Cómo marcar y respetar límites en la relación de pareja

Como vemos, los límites en las relaciones de pareja son de vital importancia y resultan necesarios prácticamente en cualquier área de la vida. Por ello, es importante saber cómo establecerlos para garantizar el bienestar de ambas partes y del propio vínculo de unión.

1. Hazlo en el lugar y momento adecuados

Saber establecer límites pasa por ser capaz de encontrar el momento y lugar correctos para hacerlo. Lo ideal siempre es hablar acerca de las necesidades de cada uno en un momento de tranquilidad, en el que ambas partes muestren una predisposición adecuada para colaborar y comprenderse. Si se decide abordar esta cuestión en un momento de conflicto, cansancio o estrés, lo único que se conseguirá es expresar los propios sentimientos de manera no asertiva, lo que acarrea el riesgo de dañar a la otra persona.

2. Los límites no son sinónimo de egoísmo

Tal y como comentábamos al principio, estamos habituados a asociar el establecimiento de límites con el egoísmo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Marcar límites y expresar mutuamente lo que se desea es una manera de favorecer el bienestar de las dos partes. Ser egoísta implica todo lo contrario, pues quien ignora los deseos del otro decide imponer su criterio sin tratar de comprender qué siente o necesita su pareja.

Por ello, es importante que cambies tu concepción de lo que significa establecer límites para empezar a dejar de sentirte culpable cada vez que expresas lo que sientes o quieres. Esforzarse por ser asertivo es una forma de demostrar al otro nuestro amor e interés por trabajar para cuidar la relación.

3. No antepongas las necesidades del otro a las tuyas

Hemos crecido influidos por el mito del amor romántico, por el cual se considera que el amor de verdad es aquel asociado con el sacrificio y el no esperar nada a cambio de la otra persona. Sin embargo, en una pareja no debemos resignarnos a satisfacer lo que el otro quiere ni sacrificar nuestro bienestar en nombre del amor. En una relación sentimental sí esperamos cosas del otro, pues la clave de una pareja es que ambas personas sientan que sus necesidades afectivas se ven cubiertas gracias a un intercambio recíproco basado en el respeto y el amor.

Por todo ello, es momento de modificar esa idea distorsionada del amor en pareja y comprender que marcar límites es un requisito indispensable para que un vínculo afectivo sea sano y satisfactorio. Acallar lo que queremos o sentimos por miedo a herir al otro, a sentirnos rechazados o incomprendidos sólo contribuirá a agravar la situación.

4. Reciprocidad

Marcar límites no tiene sentido si sólo una de las partes cumple su compromiso. En una pareja ambos miembros deben ser asertivos y expresar lo que necesitan a la vez que se comprometen a escuchar y atender las necesidades del otro. No esperes que tu pareja de todo de ella para mejorar la relación si tu no haces lo mismo. En una pareja debe existir siempre reciprocidad, de forma que las dos personas implicadas sientan que el trabajo está repartido y que ambos depositan esfuerzos por favorecer el vínculo que les une. En una relación sentimental los dos miembros deben cooperar como un equipo con el fin de lograr el bienestar común.

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5. Nociones básicas de asertividad

La asertividad implica saber expresar lo que queremos de manera que el otro pueda comprendernos. Para ello, es básico que seamos concretos, es decir, que señalemos de forma clara el comportamiento del otro o el hecho que no nos gusta o que preferiríamos que fuese diferente. Debemos indicar cómo la situación actual nos hace sentir y cómo nos gustaría que se modificara para sentirnos de otra manera.

Si, por ejemplo, queremos hacer saber a nuestra pareja que nos gustaría que esta fuese más afectuosa, podemos decir lo siguiente: “A veces noto que recibo pocas muestras de afecto por tu parte y eso me entristece. Si me besaras y abrazaras más me sentiría más feliz y querida”. Como vemos, en este mensaje no se ataca de forma personal al otro. En vez de decirle “Eres muy frío/a conmigo, eso es que no me quieres”, se concreta aquello que se desea modificar y cómo repercute en el propio bienestar.

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