Salud

Jalea y propóleo: para qué sirve y cómo se debe consumir

Este remedio casero sirve para resfriados, pero no tiene evidencia científica.

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EL DIARIO digital

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En esta época de resfríos, estornudos y tos, sumado a las oficinas, colegios y transporte público, crecen las ventas de productos para reforzar las defensas y alcanzar su punto álgido. El propóleo y la miel son algunos de los que más se utilizan para aliviar ciertos síntomas.

¿Pero son tan efectivos para sortear resfriados como dice la sociedad? ¿Son seguros? Antes de responder a estas preguntas, hay que señalar que aunque ambos provienen de la naturaleza, no son lo mismo.

El propóleo es una mezcla resinosa generalmente marrón que obtienen las abejas de árboles para construir sus colmenas. Se le atribuyen propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, y "se suele recomendar a personas con diabetes, herpes e inflamación de mucosas", explica la doctora María Isabel Beltrán. "En el caso de los diabéticos, se utiliza como parte de un tratamiento integral. Es una herramienta más que puede ayudar a controlar el azúcar en sangre".

La miel es sustancia que generan las mismas abejas compuesta de agua, azúcares, proteínas y lípidos, que sirve para alimentar a las larvas y a la abeja reina, se dice que puede ser útil para fortalecer el sistema inmunitario, mejorar el rendimiento cognitivo, controlar la glucemia o mitigar algunos síntomas de la menopausia.

En general, las bases de datos científicos recientes, como Medline o WebMD, se refieren a estos productos como "posiblemente eficaces". "Eso significa que no es posible afirmar con seguridad que la jalea y el propóleo sean eficaces para todas estas afecciones", señala la dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos Beatriz Robles.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) tampoco considera que haya evidencia sólida de que exista una causa-efecto entre la jalea real o el propóleo y las propiedades que se les atribuyen.

En este grupo también entran aquellas relacionadas con resfriados, como la creencia de que mejoran la salud respiratoria, refuerzan el sistema inmunitario o poseen acciones antimicrobianas y antibacterianas. "Estos productos tienen una gran carga de moléculas naturales y no todas están estudiadas", advierte la doctora Beltrán.

También la doctora Robles, comenta que no se debería tomar ningún suplemento alimenticio sin la aprobación de un experto, "Ni siquiera si es natural, porque eso no significa que sea inocuo". También, porque no se sabe la relación con medicamentos ya recetados. "Si ya hemos comenzado a consumir estos suplementos sin supervisión, lo mejor es avisar a nuestro médico para descartar riesgos".

Con las vitaminas sucede algo parecido, antes de comprarlas en la farmacia y consumirlas por nuestra cuenta habría que consultar con un médico. "Si existe algún déficit, puede que necesitemos suplementarios con minerales o vitaminas para asegurar el correcto funcionamiento de nuestras defensas, pero eso debe diagnosticarlo un médico", dice Robles.

Además, tomar suplementos vitamínicos en grandes cantidades cuando no lo necesitamos podría ser tóxico. También se atribuyen síntomas a defensas bajas y pueden tener un origen distinto, comenta Beltrán.

La cebolla, el ajo o el jengibre tampoco ayudarán a aumentar nuestras defensas. "La frase 'aumentar las defensas' ni siquiera es correcta. No debemos preocuparnos por reforzarlas, sino asegurar que nuestro sistema inmunológico funciona con normalidad", señala Beatriz Robles. "Eso se consigue siguiendo una dieta saludable, sin necesidad de consumir un alimento o suplemento alimenticio en especial".

La dieta ideal para que nuestro sistema inmunológico funcione correctamente es la misma que debemos seguir parar tener un estado de salud óptimo: debe haber una alimentación variada, basada en vegetales como las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, semillas y frutos secos.

Si queremos consumir proteína animal, es recomendable optar por carnes blancas y huevos, reducir el consumo de carne roja, y evitar las carnes procesadas. Además, adoptar buenos hábitos de vida también es clave, dejar el tabaco y el alcohol, y realizar actividad física varias veces por semana.

"¿Que todavía así el estrés y el cansancio del día a día nos puede? Pues ahí sí podemos recurrir a un especialista y, si es necesario, suplementarnos", concluye la doctora Isabel Beltrá.

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