Salud

Epicondilitis o codo de tenista: qué es y por qué es tan habitual

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La epicondilitis, conocida coloquialmente como “codo de tenista” es una inflamación del epicóndilo (prominencia ósea del codo que pertenece al húmero) y de los tendones que se insertan en él.

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EL DIARIO digital

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La epicondilitis (también conocida como codo de tenista) es una lesión que provoca dolor en la parte externa del codo. Los movimientos repetitivos de extensión de muñeca y supinación del antebrazo provocan dicha lesión. Estos movimientos provocan microrroturas fibrilares y una mala reparación de los tendones de los músculos ubicados en dicha región, sobre todo el tendón del músculo extensor radial corto del carpo.

La inflamación de los tendones epicondíleos es la que da origen a la musculatura extensora que tiene origen en el epicóndilo, en la cara externa del codo y llega hasta la mano.

Al usar repetitivamente estos músculos se producen microlesiones en el tendón. Si esto se mantiene en el tiempo se produce irritación y dolor en la parte externa del codo. Cualquier actividad que conlleve una tensión repetitiva de muñeca puede llevar a una epicondilitis. Está provocada, pues, por los movimientos constantes de extensión y supinación del antebrazo, lo que provoca una tendinitis en músculos y tendones de la zona. La epicondilitis final está provocada por microtraumas repetidos.

Pueden darse cambios inflamatorios en los procesos agudos, pero solo ocurrirán si se llega a hacer una epicondilitis crónica, cuando ya se hablará de tendinosis (proceso degenerativo de las fibras que conforman el tendón).

Aunque se la llama comúnmente codo de tenista, no solamente pueden sufrirla los jugadores de tenis, sino también cualquier persona que lleve a cabo trabajos que impliquen movimientos repetitivos de extensión y flexión del antebrazo y la muñeca. Un ejemplo son los profesionales pintores, mecánicos, obreros o quienes trabajen muchas horas delante del ordenador, manejando el ratón.

Pronóstico de la enfermedad

La epicondilitis no es una lesión muy grave, pero sí afecta notablemente la vida del paciente. La mayoría de los pacientes mejoran con tratamientos no quirúrgicos, e incluso llegan a curarse. En general, pues, es una enfermedad con buen pronóstico, aunque es común que los síntomas se mantengan varios meses antes de que se curen del todo.

Síntomas de epicondilitis

Hay algunos síntomas característicos, que pueden hacer sospechar de sufrir una epicondilitis:

Dolor e impotencia funcional al extender la muñeca y hacer supinación del antebrazo.

Dolor en la parte externa del codo.

Dolor al palpar la zona del epicóndilo.

Dolor con algunos movimientos fáciles, como levantar una taza de café. También, en profesionales, al hacer movimientos de revés en tenis o pádel.

Dolores que no remiten ni con reposo, frío local o antiinflamatorios.

Pruebas médicas para la epicondilitis

Todo especialista en Traumatología debe llevar a cabo una evaluación exhaustiva para diagnosticar la epicondilitis o codo de tenista. Esto comprenderá, entre otros procedimientos que considere oportunos:

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¿Cuáles son las causas de la epicondilitis?

La causa principal de la epicondilitis reside en un movimiento repetitivo de extensión y supinación del antebrazo, que provoca una tendinitis en los músculos y tendones que ahí se ubican. La epicondilitis final está causada por microtraumas repetidos en la zona.

¿Se puede prevenir?

La epicondilitis solo puede prevenirse cuidando la higiene postural. Realizando movimientos adecuados durante la práctica deportiva o durante el trabajo hará que los tendones no estén sometidos a tensiones excesivas. Asimismo, descansar bien el codo después de haber realizado sesiones de gran actividad permite evitar la epicondilitis. En este sentido son prácticos los estiramientos y los masajes preventivos, así como las coderas.

Tratamientos para la epicondilitis

Todo tratamiento para una lesión de estas características debe ser de menos a más, según la gravedad de la lesión. En primer lugar se recomendarán:

  • Antiinflamatorios no esteroideos por vía oral o tópica.
  • Reposo del codo, reduciendo las actividades que provocan el dolor, así como la intensidad del ejercicio y el tiempo.
  • Fisioterapia y aplicación de calor local, masajes, ondas de choque, ultrasonidos, así como ejercicios y técnicas.

Si dichos procedimientos no surgen efecto, se pasará a recomendar:

  • Infiltraciones o inyecciones locales de corticoides (con o sin anestesia). Si se inyectan cerca del epicóndilo pueden mejorar los dolores por un periodo de tiempo determinado. En algunos casos se hacen tres infiltraciones con un intervalo de 1 o 2 semanas entre ellas. Sin embargo, las infiltraciones se suelen limitar a 3, al haber un pequeño riesgo de rotura de la inserción del tendón y el tendón. En la actualidad también se utilizan las infiltraciones de plasma rico en plaquetas. Su aplicación en la zona tendinosa afectada acelera la cicatrización.
  • Limitar los movimientos o actividades que provocan la epicondilitis. Para ello será útil hacer un estudio del puesto de trabajo del paciente, que será clave en las tasas de curación. También reducir la práctica o intensidad de juego en deportes de raqueta.
  • En caso de que los tratamientos mencionados anteriormente tampoco sean efectivos y el paciente siga sufriendo los síntomas y dolores de la epicondilitis, se optará por la cirugía. Puede realizarse de forma tradicional, con una incisión abierta, o bien mediante artroscopia. Actualmente, se emplea mayoritariamente esta técnica, ya que permite abordar la lesión con dos o tres pequeñas incisiones que permiten acceder a la zona con una mini cámara. Es una técnica mínimamente invasiva, por lo que el paciente tendrá una recuperación más rápida y menos dolorosa.

¿Qué especialista lo trata?

Quien trata la epicondilitis es el especialista en Traumatología, normalmente aquellos que han obtenido una formación específica en el abordaje de las patologías del codo. La Traumatología es la especialidad que se encarga de prevenir, diagnosticar y tratar las patologías y lesiones comunes del sistema músculo-esquelético.

En la recuperación de la lesión de epicondilitis también pueden intervenir otros profesionales, tales como los especialistas en Fisioterapia, que pautarán ejercicios prácticos para restablecer el movimiento.

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