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Las retenciones cero desataron una ola de exportaciones récord que llenó el mercado de dólares

La breve suspensión de los aranceles a la exportación de granos provocó una "fiebre comercial" sin precedentes, atrayendo cerca de USD 7000 millones en divisas para el Banco Central. El campo, si bien aprovechó la mejora de precios, denuncia que la mayor parte de las ganancias fue capturada por las grandes exportadoras, como Cargill y Bunge.

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EL DIARIO digital

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La decisión del Gobierno de Javier Milei de suspender brevemente los aranceles a la exportación de cultivos la semana pasada desató la mayor ola de reservas de divisas jamás registrada en el país. Esta estrategia, implementada para fortalecer las arcas del Banco Central, provocó un frenesí comercial que atrajo rápidamente alrededor de USD 7.000 millones en envíos programados.

El impulso a la oferta de dólares en el mercado se concentró en tan solo 48 horas, período en el que los aranceles de exportación quedaron en pausa. Empresas de comercio de materias primas de talla global como Bunge Global, Cargill y Louis Dreyfus estuvieron entre las principales que aprovecharon la ventana de oportunidad.

Un récord histórico de reservas

La magnitud de la fiebre exportadora dejó al sector agrícola nacional "tambaleándose". Se reservaron casi 20 millones de toneladas métricas de envíos de semillas oleaginosas y cereales, una cifra que, según un análisis de Bloomberg News, es con diferencia la más alta registrada por el Departamento de Agricultura desde 2011.

"Nunca había visto nada igual", aseguró Gustavo Passerini, un veterano consultor de mercados de granos de Rosario. El especialista señaló que el único antecedente comparable fue la subida de los aranceles de exportación de 2007.

Tras el lapso de 48 horas, los gravámenes volvieron a entrar en vigencia, estableciendo retenciones de alrededor del 25% sobre los envíos de soja y de cerca del 10% sobre el maíz y el trigo.

El campo denuncia beneficios para exportadores

Aunque la medida fue efectiva en su objetivo de inyectar divisas, generó una profunda frustración entre los productores agropecuarios, tradicional bastión de apoyo al presidente libertario. Los agricultores sospechan que los grandes comerciantes capturaron la mayor parte de las ganancias derivadas de la eliminación temporaria de los aranceles.

Santiago Fernández de Maussion, agricultor de Jesús María, en la provincia de Córdoba, expresó su malestar: "Estamos muy molestos porque el gobierno ha dejado que los exportadores se beneficien". Añadió que ahora los comerciantes pueden negociar los precios con ventaja, mientras él debe "luchar por obtener beneficios".

El sector exportador se defendió y confirmó la "vorágine". Ciara-Cec, el principal grupo exportador y procesador de Argentina, que incluye a todas las grandes empresas comerciales como miembros, sostuvo que "Las empresas comerciales siguen operando en los mercados de cereales para cumplir con todos los contratos de exportación, como es habitual", a través de una publicación en X (ex-Twitter).

El tira y afloja por los precios

La maniobra del Gobierno dejó a los comerciantes comprometidos a transportar 12,4 millones de toneladas de soja entre la fecha y marzo, justo antes de la próxima cosecha. Sin embargo, en esta época del año, las existencias en la Pampa se han reducido significativamente, lo que ha otorgado un mayor poder de negociación a los productores.

Javier Preciado Patiño, consultor y exdirector de mercados agrícolas entre 2019 y 2022, confirmó la ventaja del productor: "Los agricultores que aún tienen soja son los que tienen el poder financiero para retenerla en los silos, por lo que tienen ventaja".

Las ofertas por la soja pasaron de menos de USD 300 por tonelada a rondar los USD 350, según la Cámara de Comercio de Rosario. La analista de mercado Lorena D'Angelo estimó que, para cumplir sus compromisos, los comerciantes están repercutiendo aproximadamente el 60% del beneficio en el precio pagado al productor.

El propio presidente Milei, en una entrevista televisiva el 30 de septiembre, citó el aumento de los precios como prueba de que los agricultores estaban cosechando una parte de los beneficios.

Pese a ello, la decepción persiste en el campo, que lamenta que la balanza se haya inclinado hacia los exportadores y que el Gobierno no haya cumplido su promesa de liberalizar totalmente la agricultura, un pilar de la economía argentina. "Asumimos el mayor riesgo y, sin embargo, volvemos a cargar con el peso", se quejó Augusto Mc Carthy, agricultor de Navarro, provincia de Buenos Aires, exigiendo que los exportadores no se queden con lo que es "legítimamente nuestro".

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