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Asado más barato en la Patagonia: crecen los envíos desde el norte del país

La reciente habilitación para ingresar carne con hueso desde el norte del país generó una fuerte baja en el precio del asado en la Patagonia. Mientras los consumidores celebran, productores y gobiernos del sur advierten sobre riesgos sanitarios y comerciales.

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EL DIARIO digital

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El precio del kilo de asado en la región patagónica registró una fuerte caída de hasta un 30% tras la decisión del SENASA de habilitar el ingreso de carne con hueso desde el norte del país. La medida, que modificó una histórica restricción sanitaria, tuvo un impacto inmediato en las pizarras de las carnicerías del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde ya se observan rebajas notables en el valor del corte más popular para los argentinos.

Según datos del INTA y relevamientos de comercios locales, el kilo de asado, que en promedio se ofrecía a unos $17.000, comenzó a venderse a alrededor de $12.000. Esta disminución del precio se explica por la mayor disponibilidad de carne proveniente de otras regiones del país, lo que generó una competencia directa con la producción local, hasta ahora protegida por una barrera sanitaria que estuvo vigente durante más de dos décadas.

Para los productores ganaderos de la Patagonia, sin embargo, la noticia es motivo de preocupación. Javier Perrote, abogado y productor integrante de la Federación de Sociedades Rurales de Río Negro, expresó que la resolución del organismo sanitario "carece de sustento legal" y consideró que podría ser revertida judicialmente. Además, advirtió que el levantamiento de la barrera pone en riesgo el estatus sanitario de la región, un activo clave para las exportaciones de carne ovina y bovina hacia mercados exigentes como la Unión Europea y Japón.

Desde el sector comercial también hay matices. En la ciudad de General Roca, por ejemplo, la tradicional carnicería El Relincho —que comercializa carne del frigorífico Alsina, con sede en Buenos Aires— reportó una baja menor, del orden de los $200 por kilo, en la venta mayorista de cortes "al gancho". Además, remarcaron que no se esperan caídas significativas en el resto de los cortes, dado que el 90% de la carne que se consume en la zona continúa siendo de origen regional, por lo que el impacto podría ser más limitado de lo que se proyecta.

Frente a este nuevo escenario, los gobiernos de Santa Cruz, Tierra del Fuego y Río Negro mantuvieron una reunión virtual con autoridades nacionales para analizar las implicancias de la flexibilización de la barrera. En el encuentro, expresaron su preocupación por la necesidad de preservar el estatus sanitario diferencial que históricamente distinguió a la Patagonia, tanto en términos comerciales como sanitarios. Coincidieron en que esa diferenciación ha sido una herramienta estratégica para garantizar el acceso a mercados internacionales de alto valor.

Como resultado de esa reunión, las provincias acordaron elaborar un documento conjunto destinado a la Secretaría de Agricultura y al SENASA. En ese informe, exigirán precisiones sobre los alcances reales de la resolución y solicitarán garantías sobre los mecanismos de control sanitario que se aplicarán a la carne que ingrese desde el norte. La preocupación principal gira en torno a que esta apertura, si no se fiscaliza adecuadamente, podría generar un retroceso en términos de sanidad animal y afectar la competitividad internacional de la producción patagónica.

A nivel internacional, la preocupación no es menor: el reciente brote de fiebre aftosa en Turquía llevó a ese país a cerrar temporalmente sus mercados al ganado, una señal de alerta para países exportadores. En este contexto, SENASA sostuvo que el ingreso de carne con hueso está condicionado a estrictas exigencias sanitarias, entre ellas el cumplimiento de protocolos de frío, empaque al vacío y etiquetado de origen. Aun así, reconocieron que el sistema de control deberá adaptarse y reforzarse ante el aumento previsto de los envíos desde el norte del país.

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