Opinion

Una crisis agravada, en la que hay ganadores y perdedores

Neoliberalismo, pandemia y guerra, cóctel fatal, aunque algunos sectores económicos siguen obteniendo rentas extraordinarias en medio de las carencias.

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EL DIARIO digital

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La situación económica y financiera es incluso más grave de lo que a primera vista se observa, según el diagnóstico que hace el gabinete provincial cuando pone sobre la mesa números concretos, análisis expertos y perspectivas.

A los efectos mundiales de la pandemia y de la guerra de Ucrania, que han generado consecuencias similares en la mayoría de los países, se suma en el caso argentino el impacto local de las decisiones irresponsables que tomó el último gobierno neoliberal.

Desde ya que esa serie de eventos se siente en el territorio pampeano, a la vuelta de la esquina, donde se sufrieron y se sufren sucesivamente la parálisis de la economía, el golpe de la inflación, la caída de los ingresos y por lo tanto un índice de indigencia como nunca se conoció en el aglomerado Santa Rosa-Toay.

Además de endeudar en términos históricos al país, el gobierno nacional anterior fue especialista en destruir el poder adquisitivo de la mayoría de trabajadores y trabajadores: ese fue uno de sus objetivos concretos, apenas disimulado en el período previo a los comicios, cuando se concretó una evidente estafa electoral.

El actual gobierno llegó con la promesa de revertir esa tendencia y lejos está de aproximarse a ese objetivo.

Aunque las dirigencias políticas tienden a encontrar culpables y excusas con facilidad, la cruda realidad es que Argentina acumuló una serie de pesares que la posicionan en la actualidad con una economía muy inestable, a tiro de enormes riesgos.

Paradójicamente, en ese escenario de carencias hay sectores que han incrementado y multiplicado sus ganancias, justamente por efecto de las injusticias que lejos de ser excepción son moneda corriente en un sistema que distribuye cada vez más inequitativamente sus riquezas.

Lo llamativo es que buena parte de la dirigencia política parece ignorar la gravedad de la situación y luce en ocasiones entretenida en problemáticas que no son ni urgentes ni importantes, y eso incluye especialmente a los espacios partidarios que son responsables fundamentales del actual estado de cosas.

Las advertencias que en entrevista con El Diario difundió el subsecretario de Ingresos Públicos de la provincia (Alejandro Vicente), no de manera personal sino actuando de algún modo como vocero del oficialismo provincial, constituyen un aviso de que los tiempos inmediatos por venir no solo no son cómodos ni placenteros, sino que posiblemente sean más críticos de lo que se sospecha.

La presencia estatal en diversos ámbitos, tratando de apalancar una economía alicaída y de acudir en auxilio de sectores vulnerados, ha permitido que pese a la gravedad de la situación general no se perciban aún estallidos sociales que en otra época tiñeron de violencia el escenario político, pero el panorama vuelve dificultosa cualquier mirada optimista.

Una necesaria conclusión frente a ese panorama es la necesidad de que la distribución de la riqueza se aproxime un poco más a lo que alguna vez se llamó justicia social, porque de lo contrario es probable que queden en peligro hasta las propias grandes empresas que en cualquier contexto disfrutan de la renta que les facilita el sistema capitalista.

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