Opinion

Una oportunidad de recuperar el sueño del techo propio

El regreso del ProCreAr, una buena noticia en medio de los pesares económicos y la generalizada apuesta al desánimo.

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EL DIARIO digital

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La puesta en marcha de tres licitaciones para la construcción de tres nuevos desarrollos urbanísticos en la provincia, en el marco del ProCreAr, se complementó este lunes con la entrega de más de 60 créditos a familias pampeanas que accedieron a ese préstamo para construir sus hogares.

En medio de los pesares cotidianos, las malas noticias económicas y el desánimo que escupen las pantallas porteñas, es una buena noticia que merece ser destacada en su justo término, puesto que especialmente para nuestra provincia representa un modo de reducir el indisimulable déficit habitacional.

La falta de vivienda afecta, desde ya, fundamentalmente a los sectores más vulnerables, que quedaron relegadísimos durante los años en que la discriminación del gobierno nacional castigó a La Pampa.

Pero también una clase trabajadora con un poco más de posibilidades económicas, empleos registrados y salarios de relativo alivio, quedó empantanada en ese tiempo en que el Estado parecía estar al servicio del poder financiero y el ProCreAr no solo se paralizó sino que incluso fue tergiversado a límites impensables, hasta convertirlos en esa auténtica forma de saqueo que llevó el nombre de UVA.

Buena parte de la población pampeana en esas condiciones, que no accede a los programas sociales de vivienda porque no cumplimentan los requisitos o porque no forma parte de sus aspiraciones, quedó durante este tiempo -aunque antes también- como rehén de un mercado inmobiliario que muchas veces opera a su antojo.

Sería altamente saludable que, como incluso ha pasado -hasta cierto punto- en algunos pueblos de La Pampa, la aparición estatal en relación a la vivienda permita modificar el actual escenario de abusos naturalizados, en que los alquileres "desaparecen" de la oferta o se arman burbujas con precios estrafalarios, además de imponerse condiciones de dudosa constitucionalidad, como las limitaciones a que en esas propiedades vivan niños y niñas.

En ese escenario, en general han sido dispares los posicionamientos de diversos actores sociales: se escuchó mucho la queja de los gobiernos peronistas locales ante la vergonzosa discriminación del gobierno nacional macrista, también la advertencia gremial por el incremento de los índices coparticipación, un poco menos audible fue la queja de comerciantes del ramo y menos aún se oyó algún planteo de profesionales afectados por el asunto.

Ahora que el ProCreAr vuelve a estar en marcha, y se convierte en oportunidad de techo propio para las familias pero también de negocios para algunos sectores, es notable cómo se levantan algunas voces, en defensa de su interés, poniendo esa conveniencia incluso por encima del positivo impacto de una política de este tipo tiene en la comunidad.

Aunque haya múltiples espacios deseosos de mostrar que entre los dirigentes "son todos lo mismo", o de reducir a mero relato sin sustento la discusión sobre la presencia o no del Estado, este tipo de políticas públicas son las que demuestran la necesidad de que más allá de lo que "el mercado" necesite y ofrezca es imprescindible un rol estatal incidente que tienda a evitar las injusticias y aspire a la equidad.

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