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EL DIARIO digital
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La noche electoral del Partido Justicialista pampeano fue un campo minado que explotó y debió ser desactivado por el propio gobernador Sergio Ziliotto.
Luego de la irrupción del intendente Luciano di Nápoli, que derivó en cánticos a favor y en contra, insultos a Carlos Verna y un tenso abandono de la sede por parte de la dirigencia provincial, Ziliotto subió al escenario en la sede partidaria para dictar el orden. Se había especulado que hablaría en la vereda o desde una ventana del primer piso para evitar más roces en el salón, pero el mandatario priorizó una foto de "unidad" pírrica sobre el escenario.
La imagen de Ziliotto junto a Di Nápoli, a pesar de los incidentes, se convirtió en el símbolo de una tregua forzada.

"La Pampa es el bastión".
En un claro intento de jerarquizar el triunfo por encima de las disputas internas, Ziliotto destacó la victoria del justicialismo en el contexto nacional y el rol de La Pampa: "Van a aparecer aquellos estudiosos de las internas, de los procesos electorales. Lo único que contamos nosotros es que una vez más el peronismo tendrá la mayoría representando al pueblo argentino en la Cámara de Diputados", señaló.
El gobernador proclamó a la provincia como un modelo a seguir frente a las políticas nacionales de ajuste: "La Pampa es el bastión de la justicia social en la Argentina, no se lo llevó puesta la ola violeta". Y agregó que en el país confrontan "dos modelos de mirar a la gente, uno expulsa y el otro abriga como el peronismo".
El eje más duro del discurso estuvo en la condena a las actitudes personalistas de la dirigencia, en alusión directa a la explosión interna. Mientras debajo del escenario se escuchaban insultos para Verna y cánticos a favor y en contra de Di Nápoli, Ziliotto recordó la consigna fundamental del peronismo: "Primero la patria, después el movimiento, tercero los hombres".

Igual, sin nombrarlo cuestionó a Verna que al mediodía había abierto el gabinete de tormentas del peronismo pampeano. Fue categórico al exigir un cambio de actitud: "Toda la dirigencia de La Pampa tiene que entender que es momento de defender a los que menos tienen" y "dejar apetencias personales". El gobernador reconoció, además, que la jornada no fue fácil para todos: "Ha sido una campaña muy difícil, no todos estuvieron a la altura de la historia del peronismo. No todos están festejando en el peronismo como ustedes aquí."
Mandato popular para "seguir peleando".
Ziliotto finalizó su mensaje afirmando que el resultado electoral no solo fue un triunfo interno, sino un mandato popular para mantener el rumbo de su gestión: "En el Congreso tenemos una mano más para seguir peleando por La Pampa".
"Las urnas dieron un mandato a nivel nacional, La Pampa dio un mensaje contra el modelo del ajuste y el endeudamiento. Seguiremos de la misma manera como gobierno provincial. Estando cerca de los pampeanos, de los intendentes, ninguno debe quedar atrás", remarcó.
El gobernador prometió mantener una posición de diálogo firme: "Vamos a estar donde nos llamen a dialogar, nunca dijimos que no. Nos respalda la historia y ahora también el mandato popular para seguir insistiendo en que no nos sigan castigando".
"Vayan tranquilos hoy a sus casas de que demostramos que La Pampa nació peronista, es peronista y seguirá siendo peronista", cerrró.
Antes, "Lichi" Marín había agradecido "a la militancia y a toda la dirigencia que entendió lo que estaba en juego". Y recordó a su papá, el exgobernador Rubén Marín: "Mi sostén infinito, el recuerdo vivo de mi conductor. Hoy estaría más feliz que yo por recuperar una banca para La Pampa".
La noche terminó con el Justicialismo celebrando una victoria electoral, pero también obligado a rearmar un partido que quedó expuesto, dividido y regido por una tregua que Ziliotto espera sostener bajo la bandera de la "defensa de La Pampa".