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El petróleo partió a la UCR: Medanito dejó expuestos los hilos del poder 

La UCR quedó desgarrada en la votación de este jueves, el bloque del PRO ya se había partido en diciembre. El gobierno celebró, aunque tuvo que hacer concesiones. El trasfondo de un culebrón que duró casi un año.

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EL DIARIO digital

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En política, hay leyes que se votan y hay leyes que se cocinan. La que autoriza la licitación millonaria del área petrolera Medanito pertenece a la segunda categoría. No solo por el trasfondo energético y económico que la rodea, sino por los movimientos subterráneos que la hicieron posible.

La ley aprobada este jueves dejó al descubierto una realidad más compleja que el simple conteo de votos: la fractura profunda de la UCR, la eficacia de la rosca peronista y, en el fondo, una pregunta que sigue sin respuesta: ¿hasta dónde llegan los límites entre la política, el negocio y el poder?

Una fractura que se venía gestando

La imagen del radical Javier Torroba levantando la mano para apoyar la ley fue el punto de quiebre, pero no el inicio del problema. La UCR pampeana venía arrastrando una interna soterrada desde la convención de diciembre, cuando el partido se partió entre los que querían un acuerdo con La Libertad Avanza y los que rechazaban cualquier alianza con el gobierno de Milei. La herida estaba abierta. Medanito precipitó un desenlace.

El bloque radical se rompió formalmente en la sesión legislativa más tensa del año. Cuatro legisladores desoyeron la línea dura de su jefe de bloque, Hipólito "Poli" Altolaguirre, y le dieron al peronismo los votos que necesitaba para sacar la ley con holgura: 23 a 7. El oficialismo ya tenía aseguradas 15 voluntades propias y 4 del PRO, que se había partido antes, en diciembre del año pasado cuando fracasó el intento de una aprobación exprés, porque les faltó un voto para la mayoría especial.

El gobierno necesitaba los dos tercios. Los consiguió con Torroba, Andrea Valderrama, Julián Aguilar y Romina Mota. Todos del sector azul del radicalismo. Todos alineados, directa o indirectamente, con el ala que no quiere saber nada con los libertarios.

Del otro lado quedó un Altolaguirre solitario, enojado, mascando bronca. El diputado de la línea celeste (y ladero de Martín Berhongaray) no ocultó su furia: "Lo que empezó entre gallos y medianoche, termina entre gallos y medianoche", lanzó durante la sesión. Y fue más allá: amagó con renunciar a la presidencia del bloque, aislado por sus propios correligionarios.

"Yo dormí tranquilo", aseguró este viernes, y dejó pendiente la decisión sobre la presidencia del bloque, que se dirimirá cuando vuelvan a reunirse la semana próxima. "El petróleo y el juego no tienen revancha", tiró.

Un golpe al mentón de Altolaguirre

El gobierno de Sergio Ziliotto lo supo leer y operó con paciencia. Medanito no era solo una ley, era un tablero de ajedrez. El peronismo terminó fungiendo un acuerdo con los sectores más dialoguistas del radicalismo. El Ejecutivo peronista hizo su parte. Introdujo modificaciones al dictamen original: se garantizó un data room para que todas las empresas accedan a la información, se exigió un estudio de impacto ambiental y se incluyó un bono de 50 millones de dólares a repartir entre los municipios.

Con esos cambios, el relato de la transparencia tomó forma y el acuerdo empezó a cerrarse. El precio que pagó la oposición fue alto: el radicalismo se quebró frente a toda la provincia. Y el peronismo, sin disimulo, celebró. Es que durante el primer año de gestión Altolaguirre había sabido conformar un frente uniendo a toda la oposición con la que puso en aprietos al gobierno, que no tenía mayoría propia en la Legislatura por primera vez en años. Esa construcción laboriosa, ahora, se hizo trizas.

No fue algo casual. Lo que se vio esta semana es apenas el reflejo de una disputa más profunda. Las fotos de campaña del frente Cambia La Pampa mostraban, curiosamente, juntos a Torroba, Valderrama y Federico Guidugli (presidente del partido y candidato a diputado nacional). Todos alejados de la línea Altolaguirre-Berhongaray. El mensaje estaba ahí desde antes: la división era inevitable.

En ese contexto, la maniobra legislativa puede leerse también como una jugada hacia el 2027. El intendente de General Acha, Abel Sabarots —también del ala azul— ya se perfila como candidato a la gobernación. ¿Fue Medanito la excusa para acomodar piezas y dejar herido a Altolaguirre en el camino? No sería la primera vez que una ley energética sirve como espejo de ambiciones políticas.

Herido Altolaguirre, las esquirlas también impactan en el proyecto de candidato a gobernador de Berhongaray, que dejó pasar hace muy poco el supuesto consenso para ser candidato a diputado en octubre y ahora puede lamentar esa movida para resguardarse. La bala, en la interna, también le entró a él.

Tampoco es casual que el sector que votó a favor de la licitación sea el mismo que rechazó la alianza con los libertarios. Para muchos intendentes radicales del interior, el discurso anticasta de Milei no es más que una amenaza concreta a sus gestiones: recortes, falta de obra pública, paralización de fondos. En esa lógica, votar contra Medanito hubiera sido pegarse un tiro en el pie.

Por eso el alineamiento no fue solo legislativo, fue estratégico. Mientras Altolaguirre intentaba mantener una postura intransigente —que algunos ven como funcional a los objetivos nacionales del gobierno libertario—, los intendentes pedían oxígeno. Medanito se lo ofrecía.

Final abierto

El resultado de la votación fue claro, pero sus consecuencias son todavía un terreno movedizo. ¿Podrá Altolaguirre sostener su lugar tras quedar en minoría dentro de su propio bloque? ¿Se profundizará la fractura radical de cara a las elecciones de octubre? ¿Logrará el peronismo capitalizar este quiebre o el costo de la "rosca" también lo afectará?

Mientras tanto, el contrato con Petroquímica Comodoro Rivadavia se agota, la licitación se prepara, y los 50 millones de dólares prometidos empiezan a orbitar en el aire. Pero la verdadera disputa no está bajo tierra. Está en la superficie: en los despachos, en las internas, en las fotos de campaña y en las frases al pasar que, como la de Altolaguirre citando a Illia -"no temo a los que nos quieren comprar, sino a los de adentro que nos quieren vender"-, se clavan como puñales en medio de un bloque roto.

El petróleo, otra vez, ganó. Pero la política pampeana está lejos de cerrar esta grieta.

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