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Murió el soldador que sufrió quemaduras en una obra de Santa Rosa

Sergio Urquiza sufrió quemaduras tras una explosión en una obra sobre la colectora de la Ruta 5. Fue derivado al Instituto del Quemado, donde falleció este viernes.

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EL DIARIO digital

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Sergio Urquiza, un soldador de 55 años y capataz de la empresa Industria Rivera, murió este viernes en CABA, donde estaba el accidente donde sufrió quemaduras en el 30% de su cuerpo. El hombre trabajaba en una obra del empresario Javier Catoni, ubicada sobre la colectora de la Ruta Nacional Nº 5.

Según pudo saber El Diario, el trabajador falleció luego de casi 10 días internado en el Instituto del Quemado. Sus restos son trasladados hacia la ciudad de Santa Rosa.

El trágico incidente ocurrió el pasado 18 de junio, cuando Urquiza, en medio de sus tareas de soldadura, dejó la herramienta sobre un material que se utiliza para resguardo. "Ese material tiene por objeto evitar que se pegue a la soldadora. Pero el bidón explotó", relató uno de los trabajadores que presenció el hecho. Los compañeros, impactados por lo sucedido, vieron a Urquiza "prendido fuego" de manera inmediata.

Pese a encontrarse aún en estado de inconsciencia por el impacto de la explosión, Urquiza instintivamente intentó apagar las llamas lanzándose hacia un tambor de agua. Sin embargo, no lo logró por sus propios medios. En un acto heroico, dos de sus compañeros levantaron el pesado tambor y volcaron el agua sobre la víctima, logrando sofocar el fuego que consumía su cuerpo.

Sergio Urquiza fue trasladado de urgencia al Hospital René Favaloro, donde quedó laojado en la Unidad de Terapia intensiva.

Por la gravedad de las heridas, se dispuso su inminente traslado en un avión sanitario al prestigioso Instituto del Quemado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde recibió atención especializada.

Irregularidades

El grave accidente que dejó a Sergio Urquiza, soldador y capataz de 55 años, con quemaduras en el 70% de su cuerpo, despertó una serie de alarmantes irregularidades en la obra del empresario Javier Catoni, ejecutada por la empresa "Industrias Rivera".

Trabajadores de la firma denuncian que la obra no estaba notificada ante el área de Seguridad e Higiene provincial, carecía de supervisión en el momento del siniestro y, lo que es aún más grave, que gran parte del personal estaría mal encuadrado laboralmente y en situación de informalidad.

Según los testimonios de los propios empleados, la obra, que lleva varios meses en la colectora de la Ruta Nacional Nº 5, no contaba con la notificación obligatoria ante Seguridad e Higiene, a pesar de que se realizaban tareas de soldadura de alto riesgo. Los trabajadores también afirmaron que nunca recibieron charlas ni capacitaciones en prevención de riesgos laborales.

Paradójicamente, fue tras el accidente de Urquiza que el personal de Seguridad e Higiene apareció en el taller de la firma, ubicado en el Parque Industrial, y programó una charla para la mañana de este jueves. "Los trabajadores habíamos reclamado capacitación y charlas de seguridad, pero no atendieron el pedido. Recién hoy, después del accidente, intentaron: ¡mañana van a dar una charla! Con el diario del día después", sentenció un trabajador en diálogo con El Diario.

Sin supervisión

En el lugar exacto donde ocurrió el accidente, los empleados aseguran que no había personal supervisando las tareas. "Ahí debía haber gente supervisando de Seguridad e Higiene porque iban a soldar. O al menos haber sido notificados. Y no estaban notificados", explicó la fuente.

El accidente de Urquiza se produjo cuando este apoyó su herramienta de soldar en un bidón, que se supone contiene un material no inflamable para evitar que la soldadura se pegue. Sin embargo, "el bidón explotó".

"Los compañeros no vieron lo que pasó, porque lo vieron prendido fuego", relató el trabajador, destacando el shock y la desesperación del momento. Los compañeros temen que se intente culpar a Sergio Urquiza por el incidente. "Van a querer culpar a Sergio porque no controló el bidón. Esos bidones vienen sellados. Si son los bidones originales, vienen sellados, no hay otra cosa que eso. Si se supone que no es inflamable, hay una negligencia", remarcó la fuente, comparando la situación con casos previos donde se responsabilizó a las víctimas.

Encuadre laboral irregular

Otro punto crítico de la denuncia es el encuadramiento laboral del personal. "Nosotros somos empleados de la metalúrgica Rivera, somos trabajadores metalúrgicos. Estamos cargados en el sistema (laboral) ante el ANSES como empleados de la UOCRA. Figuramos como albañiles, como oficiales de construcción", reveló el trabajador. Esta irregularidad, según explicó, no solo es una "negligencia" sino que también repercute directamente en sus ingresos: "Por eso ganamos menos. Deberíamos ganar 150% más", afirmó, señalando que la empresa Rivera es del mismo grupo que BK Construcciones, una constructora.

La fuente también puso en duda las habilitaciones de la obra: "No sé hasta dónde tenía habilitación la obra. No sabemos cómo es el tema de la habilitación". El trabajador señaló que, tras el accidente, "estábamos en el taller y empezó a aparecer la gente de Seguridad e Higiene, de la ART y demás. Ahí nunca fue nadie a dar una instrucción, una charla. Las medidas de seguridad están, los borcegos, los chalecos, el casco. Pero la gente no está instruida, no sabe qué hacer ante cada situación".

La informalidad también alcanza a gran parte del plantel. En una charla posterior con los trabajadores, el propio personal de Seguridad e Higiene reconoció que no estaban notificados sobre la presencia de personal en la obra de Catoni. "Aparentemente estaba todo en negro. Es otra cosa que tenemos que conversar: tenemos el 80% en negro. Pero esa obra no estaba notificada", sentenció el empleado.

Las irregularidades no se limitan a la obra de Catoni. Se denunció que un galpón que Industria Rivera está levantando en el Parque Industrial tampoco estaba notificado al área de Seguridad e Higiene. Allí se colocaron 36 columnas sin que se dieran cursos de izaje, y los compañeros trabajan a más de 9 metros de altura sin la certificación adecuada para gruístas o zampistas.

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