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¿Hasta dónde llegará la movida de las intendencias "no alineadas"?

Las jefaturas comunales del peronismo que hacen su propio juego tienen un peso político importante porque representan a las ciudades más pobladas, pero también se caracterizan por su diversidad.

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EL DIARIO digital

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Las intendencias "no alineadas" del peronismo, que vienen protagonizando una movida para adquirir perfil propio y hacerse de una identidad, construyen en tensión con el gobernador Sergio Ziliotto, porque son críticas de algunas de sus posturas. 

Aún así, respetan al presidente del PJ en su cargo ejecutivo y no lo cuestionan en público, e incluso lo bancan y lo elogian. Eso no quiere decir que tengan la misma mirada sobre su entorno más cercano: de hecho una de las quejas que resuena es que notan al gobierno cerrado en un núcleo demasiado chico.

Una pregunta todavía sin respuesta es hasta dónde llegarán esas intendencias "no alineadas", que desde ya marcan la cancha y reclaman incidencia en la gestión y en la repartija electoral que habrá el año que viene. Pero la diversidad que tiene el propio grupo achica la posibilidad de que ensayen una nueva línea, como especulan en algunos mentideros.

Representación de peso

El intendente de Lonquimay, Manuel Feito.

Sí es un sector que tiene representación importante, porque agrupa a las ciudades más pobladas y referencias del peronismo que fueron reelectas. Están en ese grupo el intendente de Santa Rosa Luciano di Nápoli; la jefa comunal de General Pico, Fernanda Alonso; el toayense Ariel Rojas; el realiquense Facundo Sola; el trenelense Horacio Alberto Lorenzo, Manuel Feito (Lonquimay), Adriana García (Winifreda), Gustavo Adrián "Pata" Pérez (Anchorena) y Roberto Oscar Kronemberger (Perú).

La intendente de Winifreda, Adriana García.

La propia enumeración también da cuenta de lo que puede ser virtud o defecto, según se mire, según el caso y según la oportunidad: es un grupo variopinto, en el que confluyen referentes de la Plural más cercana a Carlos Verna, del espacio Compromiso Peronista y un excamporista como di Nápoli.

Esa sola realidad implica -por ejemplo- que si tuvieran que elegir a alguien para integrar una lista legislativa ingresarían en un debate complicado de saldar. El peronismo discute su posicionamiento electoral para 2025: en las legislativas se ponen en juego tres bancas, una de ellas la del PJ y puntualmente la de Varinia Marín, de Convergencia, que desde ya peleará por sostener esa representación.

La alianza entre Marín y Ziliotto parece (al menos eso: parece) fortalecida en el último tiempo a partir del tándem que han hecho para obtener resultados legislativos que se propone el Ejecutivo. El aporte solidario obligatorio puede ser un ruido, porque hasta ahora ese proceso ha traído más problemas que éxitos.

El jefe comunal de Perú, Roberto Oscar Kronemberger.

Mirando al 2027

Pero toda movida, además, se hace mirando a 2027. Desde ya que Ziliotto pretende incidir lo máximo posible respecto de quién será su sucesor: las especulaciones dan por hecho de que el hombre elegido ya tiene nombre y apellido, y es el del senador Daniel "Paly" Bensusán, pero como algunas encuestas no terminan de ser convincentes Ziliotto viene ensayando otros empoderamientos, como los del ministro Pascual Fernández o el del diputado nacional Ariel Rauschenberger.

Desde ya que falta mucho tiempo y todo dependerá también de realidades locales, paraguas nacionales, alianzas impensadas y hasta del azar. En ese camino, las intendencias "no alineadas" también construyen pensando en la gestión y le reclaman al oficialismo que haga autocrítica.

El intendente santarroseño, Luciano di Nápoli.

En ese sentido hay coincidencia en los planteos de los y las representantes del espacio: quieren que el PJ pampeano se mire más al espejo y no siga replicando los mensajes más bien autoaduladores que se escucharon en el consejo partidario.

Las intendencias "no alineadas" en general confluyen en sus miradas sobre lo que está ocurriendo y el diagnóstico político. Bancan la resistencia de Ziliotto a la ofensiva libertaria antifederal, pero sienten cierto desencanto por la construcción política fronteras adentro, que esperan más amplia.

En ese camino van de la mano. Lo que no se sabe es hasta cuándo ni cuál será el destino final. Porque si la parada a la vista es 2027 también hay competidores naturales: Alonso y di Nápoli ambicionan la Gobernación, por ejemplo. Y no hay que desechar en el proceso el rol que podrá tener, o de alguna manera ya tiene, el exgobernador Carlos Verna, que con sus silencios y sus apariciones repentinas también está jugando este partido.

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