La Pampa

La historia detrás del rescate de los pampeanos en Monte Hermoso

"Le dije a 'Tony', en el medio del mar y en la oscuridad, que si alguien nos iba a rescatar era Mauro. No me iba a dejar tirado". Con esa certeza, la misma que compartió mientras estaba a la deriva, Rául "Pato" Villegas cuenta la historia de amistad detrás de su rescate hace 15 días en Monte Hermoso. 

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

Una historia de amistad que ahora es una amistad para toda la vida. Los barcos pesqueros que los encontraron a 18 kilómetros de la costa fueron empujados al mar por Mauro Andreani, un santafesdino (quien estaba en la costa) con quien comparte caza en los campos de La Pampa y pesca en Monte Hermoso: fue quien pagó el combustible de los pesqueros y desafió a Prefectura Naval Argentina (la fuerza que con avión, lanchas y motos acuáticas no pudo encontrar a los pampeanos), que les impedía realizar la búsqueda. 

Raúl "Pato" Villegas aun tiene en su cuerpo, una semana después del naufragio,  los rastros de la odisea que vivió en el mar. En el brazo derecho tiene una mancha blanca, de quince centímetros por diez: es la piel, reseca, chamuscada, que empieza a recuperarse de la quemadura que le provocó el estar apoyado en el kayak.

En la tranquilidad de su casa en Toay, en una zona de casas quinta, a pocos kilómetros de la capital pampeana, Villegas relata su desventura. Hace 15 días sobrevivió a 22 horas a la deriva en el mar, después de  varios intentos de rescate frustrados. 

Cuenta que con "Tony" Meza llegaron el viernes 6 de enero pasado a Monte Hermoso. Tenían planeado comer un lechón a la noche para festejar el cumpleaños de la esposa de Tony. Primero había unas nubes y después el mar se 'planchó'. "Entonces dijimos de salir a pescar. Era un rato y volver, para hacer el asado", dijo.

Primero iban a ir en grupo, pero después fueron solos. "Si ellos estaban en la costa, todo se hubiera resuelto", afirmó. 

Recuerda, casi como una fotografía, el momento en que dejó el celular, antes de salir al mar. "Agarré el celular y dije: 'lo llevo para mandarles un video'. Pero ahí 'Tony' dijo que él lo dejaba. Y yo también lo dejé". En la camioneta quedó todo lo que hubiera servido para no entrar en la emergencia entre ellos una linterna.

Era la primera vez que compartía una pesca mar adentro con "Tony". A las 16 horas fueron mar adentro. "Estábamos a unos 3 o 4 kilómetros de la costa: se veía", cuenta "Pato".

Estuvieron unas dos horas. "En la línea nuestra había gente pescando. De un lado y del otro. En un momento, quedamos solos", dijo.

En ese momento, cuando decidieron regresar, supieron que estaban en emergencia. "Cuando quisimos remar, el kayak se dio vuelta. Y nos dimos cuenta que tenía agua", recuerda. Allí vieron el motivo del percance: el tapón de la embarcación tenía un agujero.

"Queríamos avanzar y nos tira. Se daba vuelta, giraba", dice Villegas girando sus manos. Primero era lento, después el bote giraba sobre si mismo.

En esos momentos, intentaron seguir en calma. "Dijimos que teníamos que esperar, que nos iban a buscar", dijo Villegas. Pero él empezó a pensar en la angustia de su esposa, Nora Lis y de su hija Candela que estaban en Monte. También pensó en Aixa (24) y Ramiro (18) quienes llegaron al día siguiente a seguir la búsqueda.

Mientras lamenta la improvisación de la salida, Villegas menciona una de las razones que les permitió sobrevivir, además de los salvavidas. "Los que nos ayudó son las sogas. Siempre llevo atadas a los extremos. Y una soga más larga, la línea de vida", dice. Nunca tan bien puesto ese nombre.

Pero llegó la noche, cerca de las 21 horas. En tierra, a pesar que ellos se demoraron en regresar, no los buscaron en los primeros momentos. Precisamente cuando llegó la noche, empezó la búsqueda: encontraron en la costa la camioneta en la que habían ido.

"Pato" y "Tony" se prepararon para pasar la noche. Desde Prefectura Naval salieron a buscarlos, pero lo hicieron con motos de agua que no tenían luces. "A la noche escuchamos algo, pero no vimos nada. Nos dijeron que eran las motos", relata.

"Veíamos el movimiento de luces en la costa. Que iban y venían, incluso la camioneta nuestra", dijo Villegas. Pero con el correr de las horas, supieron que no los iban a encontrar rápido: fue entonces que acordaron con Tony dejar de hablar de sus familias y concentrarse en superar el momento.

Desde los primeros momentos de estar a la deriva, "Pato" Villegas tuvo una certeza y una esperanza. "Le dije a 'Tony' que Mauro nos iba a venir a sacar. Era mi salvación", dijo. 

Hablaba de Mauro Andreani, un santafesino y contratista rural de Villa Cañada, amigo con el que Villegas comparte pesca en Monte Hermoso y caza en los campos de La Pampa. Ese pensamiento de "Pato" se iba a hacer realidad.

Cuando aun quedaba luz natural el viernes, intentaron llegar a la costa. "Avanzamos, pataleando. Ibamos, íbamos. Pero cuando estuvimos frente al centro de Monte, el mar nos empezó a sacar", relató.

"Teníamos que patalear continuamente. Estábamos agarrados a las sogas y al kayak", dijo Villegas. 

Se quedaron, con mucho esfuerzo, en la línea de la salida de Prefectura. Pero ya no podían acercarse, porque la marea los sacaba.

Para descansar, entrelazaban las piernas por debajo del kayak, para flotar ayudados con los chalecos salvavidas. 

En la madrugada el oleaje les pegó en la cara continuamente. "El viento no nos dejó descansar en toda la noche. Era terrible. De todas las horas que estuvimos a la deriva, casi veinte, el viento paró solo cinco minutos", dijo Villegas.

Con la cabeza solo fuera del agua, tenían que patalear. "Continuamente, porque sino nos enfriábamos. Es increíble como el cuerpo se pone en modo sobrevivir. Jugamos al fútbol una hora y te acalambrás. Acá estuvimos veinte horas pataleando", dijo.

 Así pasaron la noche, tragando agua por el oleaje y manteniéndose en movimiento para no entrar en hipotermia ni dormirse. Vieron saltar algunos pescados, pero nada grande. "Tony" pegó un grito en medio de la noche: un pez lo chupeteó, pero nada más. 

Cerca de las 9 de la mañana del domingo vivieron los momentos de euforia y desánimo mas intensos del naufragio. "Vimos una avión. Se empezó a acercar. Giro cerca y cuando se inclinó, le ví la cara al piloto. Pasó a unos cuarenta metros. Pero volvió a la costa, Y después se fue, directo a Pehuencó", dijo Villegas. Ese avión, de la Prefectura Naval recorrió varias veces la costa, pero los kayakistas estaban varios kilómetros mar adentro por esas horas.

"Le dije a Tony que nos habían visto. Pero nos dimos cuenta, con el correr de las horas que no fue así", relató.

Unos pocos minutos después que vieron el avión, pasó un bote de Prefectura en dirección a Sauce Grande. "Pero tampoco nos vio. Nosotros lo vimos, pero ellos no. El kayak era flúor y teníamos los chalecos amarillos, pero no nos vieron", dice Villegas.

"Ahí nos vinimos abajo. Fue el bajón muy grande", confesó "Pato". 

Ya en la madrugada habían visto las luces de un enorme barco. Era un buque pesquero chino, según pudieron saber después. "Con el empuje del viento y la marea, íbamos hacia el barco chino. Ibamos bastante enfocados", contó.

En esos momentos ya perdieron de vista la costa. Era el mediodía del sábado. Pero aparecieron los calambres y a pesar que el sol les pegaba fuerte en la cara, empezaron a sentir mucho frío en el cuerpo: era un principio de hipotermia. Además de tanto tragar agua salada, estaban deshidratados. Con la angustia de que el barco se moviera, gastaron las últimas fuerzas (aunque el pataleo ya era s más lento e intermitentes) en ese rumbo. "Nunca voy a saber si llegamos al barco chino", dice Villegas.

Mientras "Pato" y "Tony" luchaban por sobrevivir, en la costa Mauro Andreani preparaba los barcos pesqueros 'Irene' (de Enrique Carayeta) y 'Toro' (de Walter Ruppel) para salir en su búsqueda. Incluso tuvo que desafiar a Prefectura Naval para que les permitieran participar de la búsqueda. Andreani pagó los 75 mil pesos de combustible necesario para estar 12 horas en el mar.

"Yo entro, con el permiso de ustedes o sin él. Si el "Pato" está vivo, colgado de los remos, lo encontramos. Si pasó otra cosa, no sé", le dijo Andreani a un prefecto. Presenciando esa charla estaban las familias de "Pato" y "Tony". Ya no los pudieron frenar.

Los pescadores entraron al mar. Y analizaron las mareas. "Soy un simple pescador artesanal, no sé de rescates pero si de mareas", dijo Enrique "El Vasco" Carayeta para explicar su plan. 

Con el pesquero "Irene" entraron pasadas las 13.30 horas. "Fuimos al sur, por las mareas", dijo el marinero. En veinte minutos ubicaron al kayak con "Pato" y "Tony": estaban casi 18 kilómetros mar adentro. Los buscaban un poco más lejos pero no tuvieron en cuenta el tiempo que los pampeanos aguantaron cerca de la costa. A las 14 horas del sábado 7 de enero los encontraron.  

"Yo escuché el ruido de un motor y giré la cabeza, porque sabía dónde estaba la costa. Y ví el barco amarillo", dijo el "Pato" Villegas. Mientras "Tony" soltó un llanto, Villegas quedó en shock, aferrado a la soga, la línea de vida del kayak que lo ayudó a sobrevivir.

Después arriba del barco empezaron las puteadas de alegría, los abrazos y los besos. Y el "Pato" repitió la frase que le dijo toda la noche mientras luchaba por sobrevivir en medio del mar: "Esta la vamos a contar Tony".

También te puede interesar...