La Pampa

Otro paso adelante en la vacunación y dos retrocesos

El inicio de la combinación de vacunas aparece como otro escollo superado por el sistema de Salud de la provincia, con masivo apoyo de la comunidad. Las dilaciones en el juicio a los represores y la inflación que crece, las consecuencias en sus ámbitos de incumbencia.

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EL DIARIO digital

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En el medio de todo tipo de secuelas y consecuencias que está dejando a su paso la pandemia de coronavirus, el sistema de Salud Pública pampeano volvió a demostrar su capacidad de organización y su eficiencia a la hora de poner en marcha tanto la inoculación a menores de edad como el sorpresivo comienzo de las aplicaciones de segundas dosis a partir de la combinación de vacunas.

Hasta ayer, según se ocupó de difundir el subsecretario de Salud, Gustavo Vera, La Pampa ya colocó un total de 223.360 primeras dosis y 100.764 segundas dosis. Es decir, se aplicaron 324.174 vacunas.

La Provincia aceleró en los últimos días la aplicación de segundas dosis con el objetivo de completar el esquema de inmunización.

Y el ritmo de llegada de los fármacos también fue acompañado por una mayoritaria porción de la sociedad que decidió inscribirse para cumplir con el plan de vacunación.

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La respuesta de la comunidad a combinar la primera dosis de Sputnik V con la segunda de Moderna fue masiva.

El objetivo más inmediato de la Provincia, más allá de la tan ansiada "inmunización de rebaño", es tener más del 40% de los ciudadanos y ciudadanas con las dos dosis aplicadas a fines de este mes.

"Nos pone muy contentos, los pampeanos se quieren vacunar", celebró el funcionario provincial en comparación con lo que ocurre en otros excepcionales puntos del territorio nacional, como el caso de la vecina provincia de Córdoba.

Como ya se ha dicho desde este lugar, el desarrollo del plan de vacunación más grande de la historia argentina empieza a suplir -poco a poco- las falencias y busca dejar de lado los cuestionamientos.

Agosto asoma como un mes prometedor. Las "aperturas progresivas" que autorizó el presidente Alberto Fernández, en la previa del fin de semana, permiten ver un horizonte con cierta esperanza.

Pero, desde ya, el objetivo se alcanzará antes y mejor de acuerdo al comportamiento que tenga la propia sociedad.

Como bien avisó en los últimos días la directora de Epidemiología de la Provincia, Ana Bertone, "nadie tiene permiso para relajarse".

Lo dijo, claramente, ante la necesidad de mantener los principales cuidados -de manera independiente de la vacunación- para cortar la incesante cadena de contagios.

...y una de arena

La semana que se fue dejó dos temas que marcan un retroceso, cada uno de ellos en sus propios ámbitos de incumbencia.

Uno es la dilación que sufre el juicio por la Subzona III a pesar del avance de las audiencias donde se debaten los delitos de lesa humanidad cometidos por un grupo de represores pampeanos.

El Movimiento Popular Pampeano por los Derechos Humanos no anduvo con vueltas: le apuntó a la actitud "evasiva y cobarde" de quien fuera jefe de la Policía, Luis Enrique Baraldini, durante la última dictadura militar.

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El MPPDH lamentó, puntualmente, las "dilaciones" que sufre el debate. Luego del receso por las vacaciones de invierno, durante la semana pasada hubo una sola audiencia y -encima- se postergó otra vez el trámite para el test psicofísico del acusado Luis Baraldini.

Ese estudio se tiene que realizar para determinar si el represor está en condiciones de seguir sometido a juicio: la defensa intenta con ese argumento sacarlo del banquillo de los acusados, aunque hasta el momento los estudios médicos demuestran que no hay motivos para que zafe de esa instancia.

Las garantías constitucionales que tienen los represores no las tuvieron sus víctimas. Es necesario que el próximo 17 de agosto, cuando se retomen las audiencias, haya un panorama más claro que demuestre la real búsqueda de memoria, verdad y justicia.

El otro tema de agenda que marca un rebote hacia los sectores menos pudientes de la sociedad, los de abajo, es la brecha cada vez más grande entre salarios e inflación.

Durante la semana pasada, el Gobierno Nacional "autorizó" -el término suena cuanto menos curioso- un aumento en los alimentos del 9%, casi al mismo tiempo en que se conocía un reajuste en la paritaria de diferentes sectores, dado el golpe en el bolsillo que generó la inflación a lo largo de todo el semestre.

El costo de vida avanzó a pasos agigantados más allá de las pretendidas "autorizaciones" de la administración de Alberto Fernández a los formadores de precios.

Esos sectores se manejaron a gusto y placer durante la anterior gestión, y también durante esta gestión: desde hace varios años la relación salario-inflación solo viene dando pérdidas a los de abajo.

Alberto Fernández señaló que en 2021 los salarios debían ganarle a la inflación, pero la suba de precios en los alimentos va a un ritmo más elevado que los incrementos en los bolsillos de los trabajadores y trabajadoras no importa el rubro en que se desempeñen.

El alza indiscriminada de los precios de los alimentos encuentra una retracción del consumo como pocas veces se vio. Un claro ejemplo es lo que ocurre con la carne: su ingesta es la menor en cantidad de kilos desde el año 2003.

Y mientras sea afianza este escenario cada vez más adverso para los sectores populares, los grandes ganadores de siempre lo son también durante esta pandemia. Controlar los precios, lamentablemente, casi siempre fue una tarea de ayer en este país.

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