La Pampa

Queda un espacio vacío

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"Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar / la llegada de otro amigo". Alberto Cortez, Cuando un Amigo se va.

Por Juan Pablo Gavazza

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EL DIARIO digital

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Quizá por aquello de que un amigo es uno mismo en el cuero de otro, Sergio Z ya venía intuyendo que El Barba, que es su líder político, pero más que eso un amigo, no iba a estar en la línea de largada de las legislativas de este año.

Aun así el anuncio formal que hizo Carlos Verna tuvo el poder de una bomba política y no es para El Ruso justamente un favor de compañero, sino una mochila que según cómo sepa administrar le significará un salvavidas de plomo o un espaldarazo de larga duración.

Como siempre, será con el diario del lunes que se midan esos alcances: con los resultados puestos vendrán evaluaciones y pases de factura.

Lo que está claro es que ahora Sergio Ziliotto se juega en estas elecciones un partido casi tan difícil y tan vital como el de la Gobernación.

El peronismo ya dio muestras en 2018/2019 de que lo que se anunciaba como una carnicería finalmente fue una transición ordenada hacia un nuevo tiempo sin los caudillos de antaño.

Esta vez asoma diferente porque El Barba también dijo que no se calzará el traje de gran elector, como en aquella ocasión en que nadie se atrevía a levantarle la voz.

Verna, que ha sido destacado en sus funciones ejecutivas, no ha sido especialmente diestro a la hora de conducir, e incluso ha tenido comportamientos extraños para el mundo de la política, pero en 2018 -por ejemplo- estuvo muy a la altura de las circunstancias.

Otras veces se bajó y le sacó el cuerpo a las batallas en distintas condiciones: no eran problemas de salud y su movida generó riesgos parecidos a la desprotección del peronismo.

Esta vez, con motivos que parecen atendibles, pero que igual dejan un hueco de proporciones, la ausencia de Verna en la boleta es de peso pesado: queda un espacio vacío de verdad, no solo respecto del peso electoral, sino respecto de la conducción del peronismo.

Ante su paso al costado, no hay número puesto para el primer lugar en la boleta, por más nombres que resuenen. Todo ha quedado en discusión, y además en tiempos breves, aunque al peronismo le queda el consuelo de que si gana se puede garantizar representación a todas sus líneas mayoritarias.

En estos meses no faltaron algunas lógicas disidencias entre el gobernador y algunos bolsones vernistas, con ejemplos tipo mojón en las ruidosas renuncias del jefe policial Roberto Ayala y del ministro Ricardo Moralejo.

Hay sectores ultravernistas, que se ganaron el mote de mano de obra desocupada, que son reacios a dejarse conducir por alguien que no sea El Barba. Se verá hasta qué punto tienen incidencia partidaria real.

Sergio Z queda entre la espada y la pared: la obligación de atender consensos, la necesidad de acceder a las sugerencias nacionales y a la vez el deber de mostrar autoridad propia.

Si el resultado electoral no es el que espera el optimismo peronista, el futuro en el viejo mar que es La Pampa volverá a poblarse de olas cargadas de incertidumbre.Y no faltará alguna referencia a que "nos cagó un compañero".

Si SZ sale fortalecido de ese juego, estará más en gestación que nunca ese "ziliottismo" en construcción, muy a los tumbos por la pandemia y otras yerbas. La omnipresencia de Verna es una ayuda política, pero a veces ese peso también eclipsa la posibilidad de otro liderazgo. Si le sale bien la jugada -que es arriesgada-, Sergio Z espera llenar el espacio vacío que deja su amigo.

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