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"Volví a nacer": la historia de Jorge Pistara, a un año del paro cardíaco que le cambió la vida

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El comerciante santarroseño Jorge Pistara, conocido por su heladería Piu, recordó a un año del paro cardíaco que sufrió mientras jugaba al pádel en Santa Rosa y agradeció públicamente a Gonzalo "Gula" Aguirre, el jugador que le practicó reanimación cardiopulmonar (RCP) y le salvó la vida. Hoy, ya en plena recuperación, asegura que cambió sus hábitos por indicación médica y trabaja en la apertura de una nueva sucursal en el centro de la ciudad. Foto: diario La Arena año 2020. 

El episodio ocurrió el sábado 23 de noviembre del año pasado, en las canchas Cristal, durante un partido de pádel. Pistara relató que no recuerda nada de ese día: "Yo llego, saludo a la negra que es mi señora, le doy un pico, entro y juego el partido. En ese momento, se ve que yo estaba un poco sacado y dolorido, no me acuerdo de nada yo de ese momento, me olvidé todo lo que pasó ese día", rememoró Jorge, en una entrevista con el periodista Eduardo Villada en los estudios de LU100 Radio Capital AM 1040 FM 102.5. 

Según reconstruyó, fue otro jugador, Gonzalo Fleuri, quien lo encontró desvanecido en el piso y avisó de inmediato. Entonces intervino Aguirre, que le practicó RCP hasta la llegada de la ambulancia. "Gracias al Gula, que ese día tomó cartas en el asunto y se puso el overall de Dios. Me hizo el RCP, que fue lo que me salvó la vida", afirmó. 

Pistara subrayó la importancia de saber actuar en esos primeros minutos. "Es muy importante saber hacerlo y es más importante intervenir, porque hay muchas veces que a uno lo toma. Capaz que había otra persona que lo sabía hacer también, pero ante la situación se pone nervioso", señaló. Contó que Aguirre le relató después que lo encontró rígido, con los brazos contra el pecho, la piel pálida y los labios morados, y que debió hacer mucha fuerza para iniciar las maniobras. 

Producto de las compresiones, se le fracturaron dos costillas y una perforó el pulmón, lo que complicó su estado al llegar al Hospital Lucio Molas, donde fue estabilizado y luego derivado al Favaloro. "Es en realidad lo que me salvó la vida. Yo llevaba dicen que dos o tres minutos muerto", remarcó. 

El comerciante ya tenía antecedentes cardíacos: seis años antes le habían colocado un stent por una obstrucción del 99% en la arteria descendente anterior izquierda. Reconoció que no cumplió como debía con el tratamiento. "Me cuido un tiempo y ya después de un tiempo había pastillas que por ahí no las tomaba, las tomaba desórdenes. Hice un desarreglo en las comidas y en vez de bajar de peso con ese episodio aumenté de peso", admitió. 

Tras el paro, su cardiólogo, Horacio Bufa, le exigió cambios estrictos. "Cuando salí del Favaloro, mi cardiólogo me dijo de todo menos bonito. Tenía razón. Me dijo: 'Si vos no me vas a hacer caso, no me sirve, no venga'. Y tiene razón", contó. Pistarà salió del sanatorio con 93 kilos; hoy está en 85 y quiere bajar un poco más. "Trato de no hacer desarreglo en la comida, por ahí como algún embutido, pero trato de no comer dos o tres sándwiches, me como uno con una feta sola", ejemplificó. 

También mencionó síntomas previos que ahora identifica como señales de alerta: una mancha en el esternón, episodios nocturnos de reflujo y vómitos, mareos al levantarse y sensación de inestabilidad. "El cuerpo te va mandando señales. Yo creo que por más que sea una huevada, vayan, consulten, se saquen la duda", recomendó a quienes puedan atravesar situaciones similares. 

Emocionado, destacó el rol de su familia, amigos, personal de ambulancias y equipos de salud. "Gracias a mi señora, mi familia que me acompañó, a toda la gente que ha pedido por mí, los enfermeros, los médicos del hospital. No me canso de decir la medicina y la parte humana que tiene el Favaloro. Tenemos un hospital de muchísima calidad y unos profesionales de mucho huevo", expresó, entre lágrimas. 

Pistarà asegura que hoy vive "con la mitad del corazón bombeando" pero con el objetivo claro de seguir al lado de su esposa, sus hijos y sus nietos. Por eso, dice, cada 23 de noviembre celebra su "segundo cumpleaños", además del 2 de junio, fecha en la que nació. "Yo digo que estaré hasta que el tatita Dios quiera. Pero bueno, estaré mientras pueda estar al lado de mi familia", resumió. 

Además de su historia de supervivencia, el heladero adelantó que trabaja en la apertura de una nueva sucursal de heladeria Piu en Avellaneda 215, casi esquina Lagos, en un local céntrico frente a una farmacia. El local original, en Moreno y Lagos, cumplió nueve años en septiembre y seguirá funcionando como punto de venta, mientras que la nueva sede concentrará también depósito y fabricación. El objetivo es abrir en los primeros días de diciembre, aunque la fecha exacta dependerá de la llegada de las máquinas adquiridas en Buenos Aires. 

Para cerrar, Pistarà volvió a insistir en dos mensajes: la necesidad de aprender RCP y la importancia de cumplir los tratamientos cardíacos. "Hay cursos gratis, hay lugares donde te enseñan. Estamos hablando del corazón. El bobo no anda y chau", advirtió. Y adelantó que, como forma de agradecimiento, planea compartir un asado con el hombre que le salvó la vida en aquella tarde de pádel.

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