Escuchá esta nota
EL DIARIO digital
minutos
Este mineral esencial interviene en más de 300 funciones del cuerpo. Su falta puede causar calambres, fatiga, migrañas y afectar la salud cardiovascular.
El magnesio cumple un rol vital en el organismo: participa en más de 300 procesos fisiológicos y resulta indispensable para el funcionamiento muscular, nervioso, óseo y metabólico. Como el cuerpo no lo produce por sí mismo, solo puede incorporarse a través de la alimentación o de suplementos.
Este mineral contribuye a la producción de energía, al mantenimiento de la presión arterial y a la regulación del azúcar en sangre. Además, favorece la síntesis de proteínas y el equilibrio de los electrolitos, fundamentales para la actividad celular.
Sin embargo, gran parte de la población no alcanza la ingesta diaria recomendada, lo que puede derivar en síntomas como fatiga, calambres, insomnio, migrañas y trastornos digestivos. Su deficiencia también se asocia con un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y pérdida de masa ósea, según especialistas citados por Verywell Health.
En el ámbito metabólico, el magnesio interviene en la secreción y acción de la insulina, lo que explica su impacto en personas con diabetes, quienes suelen eliminarlo en exceso por la orina. En cuanto al sistema cardiovascular, ayuda a mantener la presión arterial dentro de valores normales y a prevenir alteraciones en el ritmo cardíaco.
El déficit prolongado puede provocar debilidad muscular, espasmos, arritmias o incluso alteraciones neurológicas leves. En cambio, mantener niveles adecuados contribuye a una mejor densidad mineral ósea y a la adecuada contracción y relajación de los músculos.
El sistema digestivo también se beneficia de una buena ingesta de magnesio, ya que este mineral favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento. Sus principales fuentes son las semillas, frutos secos, legumbres, cereales integrales, verduras de hoja verde y algunos productos lácteos.
Los especialistas recomiendan obtener el magnesio principalmente a través de la dieta, ya que un exceso de suplementos puede generar cólicos abdominales o diarreas. El límite máximo tolerable para adultos es de 350 miligramos diarios en forma de suplementos.
Una alimentación variada y equilibrada permite mantener niveles óptimos de magnesio y prevenir las complicaciones asociadas a su déficit. Ante síntomas persistentes o diagnósticos de carencia, los expertos aconsejan consultar al médico para evaluar la necesidad de suplementación controlada.