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EL DIARIO digital
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El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, abrió la 80ª Asamblea General con un discurso cargado de advertencias. Frente a los representantes de 193 países, reclamó "decisiones valientes" para frenar los conflictos, enfrentar la crisis climática y regular las tecnologías emergentes.
"Ahora es el momento de elegir. Hemos entrado en una era de perturbaciones descontroladas y sufrimiento humano implacable", dijo Guterres, recordando que la ONU nació como "estrategia práctica para la supervivencia de la humanidad" tras el horror de la Segunda Guerra Mundial.
El portugués advirtió que los principios fundacionales del organismo están "puestos a prueba" y denunció que "los pilares de la paz y el progreso tambalean bajo el peso de la impunidad, la desigualdad y la indiferencia". Enumeró invasiones a países soberanos, la manipulación de la verdad, los estragos del cambio climático y la polarización social.
Planteó cinco decisiones clave:
- Apostar por la paz y el derecho internacional. Condenó tanto los ataques de Hamas del 7 de octubre como el "castigo colectivo al pueblo palestino" y pidió un alto el fuego inmediato en Gaza, además de la liberación de rehenes. También mencionó los conflictos en Sudán y Ucrania.
- Defender la dignidad humana y los derechos universales, con foco en la libertad de expresión, la igualdad de género y la protección de migrantes.
- Optar por la justicia climática. Alertó que la ventana para limitar el calentamiento global a 1,5 °C "se está cerrando rápidamente" y denunció que los subsidios a los combustibles fósiles superan nueve veces a los destinados a energías renovables.
- Regular la tecnología. Pidió estándares globales para la inteligencia artificial y advirtió sobre riesgos como la vigilancia masiva y las armas autónomas.
Fortalecer a la ONU con un Consejo de Seguridad "más representativo" y un sistema financiero internacional que dé voz a los países en desarrollo.
"Por cada dólar invertido en construir paz, el mundo gasta 750 en armas de guerra", denunció Guterres, reclamando un cambio de prioridades.
Cerró con un mensaje personal, evocando su infancia bajo la dictadura en Portugal: "Aprendí temprano a no rendirme. El verdadero poder reside en la gente. Nunca me rendiré: por la paz, la justicia, la humanidad y el mundo que sabemos posible".