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EL DIARIO digital
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El incidente ocurrió en el minuto 76 del partido, cuando Figueredo fue expulsado por una acción violenta sobre un rival. Según el informe arbitral, tras recibir la tarjeta roja, el jugador se abalanzó sobre el juez y le propinó varios golpes de puño en el rostro, causándole pérdida de conciencia durante al menos cinco minutos. El árbitro debió ser asistido por personal médico y el encuentro fue suspendido inmediatamente.
En su descargo, el jugador reconoció la agresión, expresó arrepentimiento y atribuyó su conducta a una pérdida de control emocional. Sin embargo, el Tribunal consideró que la gravedad de los hechos excede cualquier justificación personal o deportiva.
"La conducta de Figueredo es injustificable e inadmisible", expresó el fallo. Además, se destacó como agravante que la agresión continuó cuando el árbitro ya se encontraba en el suelo e indefenso, hecho que quedó registrado en video y con respaldo fotográfico de las lesiones.
El Tribunal hizo un llamado a erradicar la violencia en el fútbol local y subrayó la responsabilidad compartida de clubes y entrenadores en la contención emocional de sus jugadores. En esa línea, planteó la necesidad de implementar medidas complementarias a las sanciones tradicionales, como la acreditación de asistencia psicológica obligatoria para casos de extrema gravedad.
Además de la sanción individual, se resolvió dar por perdido el encuentro a Matadero por la Lealtad, con el resultado registrado al momento de la suspensión: 4 a 0 en favor de Club Centro Oeste, en virtud de los artículos 106 inc. g) y 152 del Reglamento de Transgresiones y Penas (RTP).
El fallo concluye con una reflexión profunda sobre el rol del deporte en la formación de actitudes, señalando que el fútbol debe ser un espacio de respeto y autorregulación, y no un canal para la descarga de frustraciones. "Sin árbitros no hay fútbol", expresa el documento, destacando la necesidad de garantizar su integridad física y autoridad dentro del campo.
Este caso se suma a una creciente preocupación a nivel nacional e internacional por los hechos de violencia contra árbitros y dirigentes deportivos, y refuerza la intención de la Liga Cultural de aplicar sanciones ejemplares que preserven el espíritu y los valores del deporte.