Ciencia

La actividad física regular potencia la eficacia de la vacuna contra el COVID-19

Un nuevo estudio científico comprobó que las personas vacunadas contra el SARS-CoV-2 que realizaban mucho ejercicio, tenían casi 3 veces menos probabilidades de ingresar en el hospital. Los detalles.

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EL DIARIO digital

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Es verdad que hoy el coronavirus está en retroceso en varios países del mundo (ayer se registraron 140.000 contagios en forma global), aunque en Argentina la semana pasada las infecciones aumentaron por primera vez en 10 semanas.

Igualmente, los expertos epidemiólogos sugieren que podemos estar a las puertas de otra ola de COVID, debido a las nuevas subvariantes de Ómicron como BA.2.75 o BQ.1 que registran contagios masivos en algunos países asiáticos.

Los expertos no se cansan de repetir que la vacuna contra COVID-19 es la mejor forma de estar protegido contra esta enfermedad para evitar su estadio grave. Y por ello insisten en que además del esquema básico inicial de dos dosis, son necesarias las terceras y cuartas dosis para mantener las barreras inmunitarias altas.

Ahora, un nuevo estudio científico publicado en la revista "Bristish Journal of Sports Medicine" esta semana da cuenta de la importancia de hacer ejercicio físico en forma regular para hacer más eficaz la vacuna contra el SARS-CoV-2 y no padecer coronavirus en forma grave. Un equipo de científicos de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, aporta pruebas convincentes de que la actividad física regular ayuda a prevenir las consecuencias de una infección grave por COVID-19, lo que reduce el riesgo de ingreso hospitalario, ingresos a Unidades de Terapia Intensiva (UTI), ventilación mecánica y hasta la muerte.

Previamente, un trabajo dirigido por Sebastien Chastin, de la Universidad Caledonian de Glasgow, encontró que la actividad física reduce hasta el 37% el riesgo de morir por enfermedades infecciosas, incluido el COVID, y una disminución del 31% de la posibilidad de contraer el SARS-CoV-2, además de un aumento de hasta el 40% de la eficacia de las vacunas.

Para ver si, efectivamente, el deporte mejora la capacidad inmunitaria del organismo, los autores del nuevo estudio científico elaborado en la universidad sudafricana, indagaron en registros médicos anónimos y datos de rastreadores de actividad en personal sanitario, así como entre los participantes en un programa de promoción de la salud y cambio de comportamiento.

Asignaron a los participantes a distintas categorías de actividad física promedio en los dos años anteriores al inicio del estudio: bajo, menos de 60 minutos por semana (bajo); medio, al menos 60-149 minutos (medio); y alto, 150 minutos o más. Los científicos analizaron los resultados de la prueba de hisopo COVID-19 de 53.771 participantes con niveles bajos de actividad física, 62.721 con niveles medios y 79.952 con niveles altos.

También obtuvieron datos completos de salud, de vacunación frente a COVID (mediados de febrero a finales de octubre de 2021) y actividad física de 196.444 adultos que dieron negativo para coronavirus.

La efectividad de la vacuna contra COVID entre las personas con la vacuna completa en la categoría de baja actividad física fue del 60%. Es decir, el riesgo de ingreso hospitalario se redujo en un 60% en este grupo. Ese riesgo disminuyó aún más en el grupo de actividad física media (72%) y alta (86%). Dicho de otra forma: los que tenían la pauta vacunal completa y hacían más de 150 minutos de deporte a la semana tenían tres veces menos probabilidades de ser hospitalizados en caso de COVID que los también vacunados, pero en la categoría de baja actividad física. A su vez, los del grupo de actividad física media presentaban 1,5 menos probabilidades de ingreso hospitalario por COVID que los integrantes del grupo menos activo.

Inmunidad y psique

Los autores dicen que "los hallazgos sugieren una posible respuesta a la dosis donde los altos niveles de actividad física se asociaron con una mayor efectividad de la vacuna", y añaden que "esto corrobora las recomendaciones de la OMS para la actividad física regular, es decir, que 150 a 300 minutos de actividad física de intensidad moderada por semana tiene beneficios significativos para la salud en la prevención de enfermedades graves en el contexto actual de infección vírica transmisible".

La nueva investigación ha demostrado que la actividad física puede romper el ciclo severo de inflamación causado por COVID que puede resultar en el desarrollo de diabetes y depresión meses después de que una persona se recupera del virus inicial.

 "El ejercicio puede ayudar, la actividad física se encarga de la inflamación que lleva a un nivel elevado de glucosa en la sangre y al desarrollo y progresión de la diabetes y la depresión clínica", detalló Cándida Rebello, científica investigadora del Centro de Investigación Biomédica de Pennington.

A pesar de los hallazgos, los científicos se muestran muy cautos y dicen que es posible que los resultados no se puedan generalizar a otras variantes del virus ni a otros tipos de vacunas. Y añaden que no se entiende exactamente cómo la actividad física mejora la vacunación, "pero puede ser una combinación de niveles mejorados de anticuerpos, inmunovigilancia mejorada de células T y factores psicosociales", sugieren.

Las mitocondrias, las centrales energéticas de las células, tienen un papel particularmente importante en la inmunidad, agregan. La actividad física ayuda a mantener la calidad mitocondrial, facilitando la reparación o eliminación de las mitocondrias dañadas y promoviendo el crecimiento de nuevas, señalan.

Y concluyeron: "Los mensajes de salud pública deberían alentar la actividad física como una forma simple y rentable de mejorar la eficacia de la vacuna para mitigar el riesgo de enfermedad grave por COVID que requiera hospitalización".

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