Ciencia

La boca como espejo del corazón: comprueban la relación entre la gingivitis y la aterosclerosis

Expertos internacionales afirman que la inflamación de las encías, la gingivitis, puede afectar órganos distantes, especialmente el corazón y las arterias, abriendo un nuevo campo de prevención para enfermedades cardiovasculares.

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EL DIARIO digital

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La relación entre la salud bucal y las enfermedades cardiovasculares ha dejado de ser una simple hipótesis y se ha transformado en un tema de investigación relevante. La gingivitis, comúnmente vista como un problema menor, es ahora considerada un factor de riesgo para complicaciones mucho más graves, entre ellas, la aterosclerosis, una enfermedad que afecta las arterias y que puede causar infartos y accidentes cerebrovasculares.

El proceso comienza cuando la placa bacteriana se acumula sobre los dientes y las encías no reciben la limpieza adecuada. Esta acumulación lleva a la inflamación de los tejidos bucales, un signo de gingivitis, que si no se trata, puede progresar a periodontitis, una enfermedad que destruye el hueso y provoca la pérdida de piezas dentales. Aunque a simple vista podría parecer un problema estrictamente odontológico, investigaciones recientes han demostrado que este proceso inflamatorio puede tener un impacto más amplio, especialmente en el corazón y las arterias.

El cardiólogo español Aurelio Rojas explicó: "La inflamación de las encías y las infecciones bucales no se quedan en la boca, pueden entrar en la sangre, aumentar la inflamación sistémica y acelerar la aterosclerosis". Esta afirmación resalta cómo la infección bucal actúa como un estímulo inflamatorio constante, contribuyendo a la formación de placas que estrechan las arterias, lo que aumenta el riesgo de infartos y otros problemas cardiovasculares.

En paralelo, las investigaciones han mostrado que los factores de riesgo tradicionales para la aterosclerosis, como el colesterol elevado, la hipertensión, el tabaquismo, la obesidad y la diabetes, no explican por completo los eventos cardiovasculares. El doctor William G. Haynes, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Iowa y miembro de la American Heart Association (AHA), precisó que estos factores conocidos solo explican entre un 50 % y un 70 % de los casos, dejando un margen para factores adicionales, como la enfermedad periodontal.

La evidencia detrás del vínculo boca-corazón

En la última década, se ha multiplicado la investigación sobre cómo la gingivitis y la periodontitis pueden estar relacionadas con la aterosclerosis. Los hallazgos sugieren que quienes padecen enfermedades periodontales graves tienen una incidencia mucho mayor de complicaciones ateroscleróticas que aquellos sin esas condiciones.

El doctor Clark Stanford, de la Universidad de Iowa, recordó el estudio clínico NHANES III, que observó que los pacientes con enfermedad periodontal grave tenían casi cuatro veces más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio en comparación con aquellos sin esta patología. Estos resultados sorprenden incluso después de ajustar otros factores de riesgo, como el tabaquismo, la pobreza, la diabetes y el índice de masa corporal. Esto demuestra que el vínculo entre periodontitis y aterosclerosis no se puede explicar solo por estos factores, sino que existe una relación independiente entre ambos.

El impacto de la inflamación y la bacteriemia

Una de las explicaciones más plausibles para esta conexión es que las encías inflamadas reflejan una predisposición a respuestas inflamatorias exageradas, que afectan tanto la salud dental como la salud cardiovascular. Además, las infecciones periodontales pueden liberar bacterias en el torrente sanguíneo de forma intermitente, lo que les permite alcanzar las placas ateroscleróticas ya formadas y colonizarlas. Microorganismos como Porphyromonas gingivalis y Actinobacillus actinomycetemcomitans han sido identificados en este proceso, lo que refuerza la idea de que la conexión entre boca y corazón no es meramente estadística.

La enfermedad periodontal es extremadamente común, afectando al 75 % de la población adulta en Estados Unidos, y un 20 % a 30 % de los casos son graves. Este panorama convierte a la salud bucal en un área de interés crucial para la prevención cardiovascular, ya que el cuidado adecuado de las encías podría reducir el riesgo de aterosclerosis.

Prevención natural y hábitos cotidianos

Además de la higiene bucal tradicional, algunos estudios sugieren estrategias preventivas complementarias. El cardiólogo Aurelio Rojas destacó el brócoli como un aliado inesperado en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Este vegetal contiene un compuesto llamado 3,3'-diindolilmetano (DIM), que ha sido denominado "el enjuague bucal de la naturaleza" debido a su capacidad para eliminar bacterias responsables de la placa y las caries. Rojas recomienda consumir brócoli dos o tres veces por semana para aprovechar sus beneficios, especialmente al vapor.

Este enfoque no reemplaza la importancia de cepillarse los dientes dos veces al día, usar hilo dental y realizar controles regulares con el dentista, pero agrega opciones naturales que pueden potenciar la protección cardiovascular. La naturaleza, como destacó Rojas, ya nos ofrece soluciones simples y eficaces directamente a través de la alimentación.

Conclusión: un enfoque integral para la salud

Hoy en día, los hallazgos científicos obligan a repensar cómo se aborda la prevención de enfermedades crónicas. La boca y el corazón están más conectados de lo que se pensaba, y cuidar una puede proteger la otra. Las investigaciones sugieren que realizar chequeos odontológicos regulares podría ser tan importante como medir la presión arterial o el colesterol para evaluar el riesgo cardiovascular de un paciente. Implementar hábitos saludables como reducir el consumo de azúcares, mantener una higiene bucal adecuada y comer alimentos como el brócoli podrían ser acciones que beneficien tanto la salud dental como la cardiovascular.

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