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EL DIARIO digital
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La realidad virtual está empezando a utilizarse como una herramienta útil para ayudar a las personas que tuvieron un accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como ictus o ataque cerebral. Este tipo de evento ocurre cuando la sangre deja de llegar al cerebro por un momento, lo que puede provocar distintos tipos de daño, especialmente en el movimiento.
Una revisión científica publicada en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas analizó si esta tecnología realmente funciona, y encontró que puede ayudar a mejorar el movimiento del brazo cuando se usa junto con la terapia tradicional (tratamientos convencionales como fisioterapia, terapia ocupacional y del habla)
Según Cochrane Library, esta innovación podría cambiar la manera en que se hace la rehabilitación, porque permite que las personas practiquen de forma atractiva y segura, incluso sin la presencia constante de un profesional. Aunque no reemplaza la atención médica habitual, sí puede complementarla para mejorar los resultados.
La revisión forma parte de un trabajo que comenzó en 2011 y que ahora llega a su cuarta actualización. Esta vez, se incluyeron datos de 190 ensayos clínicos con un total de 7.188 personas que habían sufrido un ACV. Desde la última versión, publicada en 2017, se sumaron 119 nuevos estudios, lo que muestra que el interés en este tema está creciendo rápidamente en la comunidad científica.
El equipo de investigación está formado por expertos de Australia, Canadá y Estados Unidos, y analizaron una gran variedad de tecnologías de realidad virtual. Algunas eran muy simples, como juegos que se pueden usar en consolas comunes; otras eran más avanzadas, como dispositivos que se colocan en la cabeza para ofrecer una experiencia más inmersiva.
A pesar de esta variedad, la mayoría de los estudios revisados usaron tecnologías básicas, probablemente porque son más accesibles y económicas.
Mejoras motoras y comparación con terapia estándar
Los investigadores encontraron que la realidad virtual puede mejorar ligeramente el movimiento del brazo en personas que tuvieron un ACV, en comparación con hacer solo la terapia tradicional. Estos efectos fueron más claros cuando la realidad virtual se usó como complemento, es decir, sumando más tiempo de práctica al que ya se hace con el tratamiento habitual.
Además de la función del brazo, también se observaron mejoras en el equilibrio y una reducción de las limitaciones para realizar actividades cotidianas. Sin embargo, aún no hay evidencia suficiente para asegurar que esta tecnología ayude a mejorar la movilidad general, la vida social o la calidad de vida. En estos aspectos, los datos disponibles son pocos o no son lo suficientemente confiables.
De la simulación en entornos reales a la eficiencia terapéutica
La profesora Kate Laver, autora principal de la revisión y profesora en la Universidad de Flinders en Australia, explicó que dedicar más tiempo a la terapia es una de las claves para lograr mejores resultados. En declaraciones citadas por Cochrane Library, señaló que la realidad virtual puede ser una forma económica y atractiva de lograrlo, ya que permite practicar sin necesidad de que siempre haya un médico presente.
Laver también resaltó que una de las grandes ventajas de esta tecnología es que puede simular entornos reales, como cruzar una calle o ir al supermercado. De esta manera, las personas pueden practicar situaciones de la vida diaria sin ponerse en riesgo.
Limitaciones actuales: cuáles son los próximos pasos
A pesar de los resultados positivos, la revisión también mostró algunas limitaciones importantes. Muchos de los estudios analizados eran pequeños y usaban tecnologías simples. Solo unos pocos ensayos evaluaron sistemas más avanzados, como cascos de realidad virtual, que cubren todo el campo de visión, por lo que todavía no se sabe si estos sistemas son realmente mejores.
Además, la mayoría de los programas de realidad virtual están diseñados para mejorar solo el movimiento físico, y no tanto para ayudar a recuperar habilidades prácticas como cocinar, vestirse o limpiar. Según Laver, esta es una oportunidad para que los investigadores desarrollen nuevas herramientas que permitan practicar tareas de la vida diaria de forma segura, realista y personalizada.
Otro punto importante del estudio fue la seguridad. Cochrane Library informó que los efectos adversos fueron pocos y de carácter leve, como mareos o molestias menores. La mayoría de los estudios revisaron este aspecto y concluyeron que la realidad virtual es bien tolerada por los pacientes y no representa un riesgo significativo.
En sus conclusiones, los autores de la revisión señalaron que, aunque los resultados son prometedores, todavía hace falta hacer más estudios, con mayor número de participantes y mejor calidad metodológica. También es importante evaluar el uso de tecnologías más avanzadas y diseñar programas específicos para cada necesidad, en lugar de usar soluciones genéricas.
Según Cochrane Library, si se logra reunir evidencia sólida y se crean herramientas adaptadas a las necesidades reales de los pacientes, la realidad virtual podría ser una parte importante de la rehabilitación tras un accidente cerebrovascular. Con el desarrollo adecuado, esta tecnología tiene el potencial de mejorar la autonomía, hacer que las terapias sean más efectivas y ayudar a que las personas recuperen su calidad de vida.