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La computación cuántica promete ser el verdadero gran salto tecnológico

La computación cuÃntica se perfila como la próxima gran revolución tecnológica superando los límites de la informÃtica tradicional y la inteligencia artificial
La computación cuántica se perfila como la próxima gran revolución tecnológica, superando los límites de la informática tradicional y la inteligencia artificial.
Con nuevos procesadores como Willow de Google y Loon de IBM, esta tecnología se prepara para transformar sectores que la inteligencia artificial no puede alcanzar. Expertos anticipan una revolución en química, finanzas y medicina para la próxima década.

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EL DIARIO digital

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Aunque la inteligencia artificial (IA) domina los titulares actuales, la computación cuántica se perfila como la próxima gran revolución, con el potencial de transformar industrias enteras y superar los límites de la informática tradicional. Según proyecciones de consultoras como McKinsey, la llegada de ordenadores cuánticos tolerantes a fallos podría concretarse en la próxima década, habilitando avances hoy imposibles para los sistemas convencionales.

A diferencia de la IA o de las computadoras tradicionales, la computación cuántica no se limita a ofrecer mayor velocidad. Su diferencia radica en la física: mientras los ordenadores clásicos procesan información en bits (ceros y unos), los cuánticos emplean qubits, capaces de existir en múltiples estados simultáneamente.

Sridhar Tayur, profesor de la Universidad Carnegie Mellon, explicó a la cadena CNN que "la computación cuántica no es simplemente un ordenador clásico más rápido, porque funciona bajo un principio diferente". Esta capacidad permite abordar problemas de una complejidad incalculable para la tecnología actual.

Aplicaciones en la vida real

Las posibilidades abarcan desde la simulación de experimentos químicos hasta la optimización financiera. Anand Natarajan, profesor del MIT, señaló que "la gran esperanza es que un ordenador cuántico pueda simular cualquier experimento químico o biológico que se haría en un laboratorio".

Grandes empresas ya exploran este terreno:

BMW y Airbus colaboran con la startup Quantinuum en el desarrollo de pilas de combustible.

Accenture Labs, Biogen y 1QBit investigan el descubrimiento de nuevos fármacos, comparando moléculas mucho más grandes que las que analizan los sistemas actuales.

Además, esta tecnología podría revolucionar la ciberseguridad, permitiendo descifrar códigos que hoy protegen información sensible, lo que plantea un desafío estratégico para gobiernos y empresas.

La carrera de los gigantes tecnológicos

El ritmo de avances se aceleró notablemente. Google anunció su chip Willow, capaz de realizar en cinco minutos tareas que a un ordenador clásico le llevarían 10 septillones de años. Por su parte, IBM presentó el procesador experimental Loon y el chip Nighthawk, diseñados para cálculos más complejos. Microsoft también entró en juego con el chip Majorana 1, basado en materiales que buscan generar qubits más estables.

Desafíos técnicos y fragilidad

Pese al entusiasmo, los retos son enormes. El principal obstáculo es la fragilidad de los qubits, que son extremadamente sensibles a la temperatura o la luz. Jay Gambetta, director de investigación de IBM, graficó la situación: "Si solo vibro una mesa, puedo destruir nuestros ordenadores cuánticos. Si entra un poco de luz, puede dañarlos".

La meta es construir ordenadores tolerantes a fallos. Aunque el 72% de los expertos consultados por McKinsey estima que esto ocurrirá para 2035, IBM prevé lograrlo antes de 2030.

Inversiones millonarias

El ecosistema atrajo inversiones récord. En 2022, se destinaron USD 2.350 millones a startups del sector. A nivel gubernamental, China lidera con una inversión anunciada de USD 15.300 millones, seguida por Estados Unidos (USD 1.800 millones) y la Unión Europea (USD 1.200 millones).

El impacto económico podría ser colosal: se estima que industrias como la automotriz, química y financiera podrían beneficiarse de un aumento de valor de hasta USD 1,3 billones para 2035. Mientras tanto, la brecha de talento se reduce, con un salto de 29 a 50 universidades ofreciendo másters en tecnologías cuánticas en el último año.

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