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EL DIARIO digital
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La educación superior atraviesa una transformación acelerada impulsada por la urgencia demográfica y el avance tecnológico. Se estima que para el año 2035 habrá un déficit global de 44 millones de docentes, un escenario que empuja a que el 80% de las aulas adopte infraestructuras inteligentes y conectividad avanzada.
La implementación de soluciones como data centers, realidad virtual (RV), inteligencia artificial (IA) y el nuevo estándar WiFi 7 está abriendo la puerta a modelos híbridos que reorganizan las formas de enseñar y aprender, más allá de los simples dispositivos.
Un sistema bajo presión

Según explicó Pedro Romero, oficial de ciberseguridad y privacidad en Huawei, la educación mundial enfrenta un "sistema bajo presión", caracterizado por una matrícula anual creciente y una cantidad insuficiente de profesionales para atender la demanda.
"Transformar la educación es abrir espacios donde todos ganamos. Más allá de formar profesionales, buscamos construir relaciones que generen valor real para las personas y las organizaciones", señaló por su parte Margarita Áñez, rectora de UCompensar.
Personalización a través de la IA
Frente a la escasez de docentes, la inteligencia artificial surge como la aliada estratégica para la personalización. Estos sistemas analizan patrones de aprendizaje e intereses de cada estudiante para sugerir rutas formativas únicas.
"Con la inteligencia artificial lo que se busca es pasar de un sistema de transmisión de conocimiento a un espacio donde realmente se desarrollen habilidades", detalló Romero. La tecnología permite detectar afinidades y desafíos individuales, respondiendo a la necesidad de ofrecer calidad y equidad educativa.
Realidad virtual y el soporte de los data centers

La base tecnológica de esta revolución se apoya en los data centers, críticos para gestionar los volúmenes de información de laboratorios digitales y garantizar la privacidad de los datos mediante el uso de "gemelos digitales".
Esto habilita el uso de realidad virtual y holografía en carreras como medicina o ingeniería, permitiendo simular procedimientos complejos o desarmar motores de forma segura. "Ahora es hacer cosas interactivas. Imaginen tener su protoboard aquí virtual y ustedes van poniendo los elementos, sería muchísimo más fácil", ejemplificó el experto.
Conectividad y el factor humano
Todo este ecosistema depende del WiFi 7, el nuevo estándar que permitirá las velocidades y la baja latencia necesarias para que las gafas de realidad aumentada y las plataformas colaborativas funcionen sin interrupciones en las aulas inteligentes.
Sin embargo, los especialistas marcan un límite claro. "Nadie se siente inspirado por una inteligencia artificial. Pero, en cambio, sí por un profesor", concluyó Romero. La tecnología busca liberar tiempo y recursos para que el docente se enfoque en el componente emocional y la motivación, aspectos irreemplazables por las máquinas.