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El robot insecto del MIT que puede polinizar, rescatar y explorar en Marte

Inspirado en el vuelo de los abejorros, un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts desarrolló un micro robot capaz de batir sus alas 400 veces por segundo. Podría usarse en agricultura, misiones de rescate y hasta en cultivos fuera de la Tierra.

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EL DIARIO digital

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Un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) presentó un avance que marca un hito en la robótica bioinspirada: un micro robot volador con características similares a un insecto, casi tan liviano como un clip de papel y capaz de ejecutar maniobras aéreas con gran destreza.

El dispositivo, que bate sus alas hasta 400 veces por segundo y alcanza velocidades de 2 metros por segundo, puede realizar vuelos estacionarios, giros bruscos y acrobacias como "flips" dobles o trayectorias programadas en el aire. Su desarrollo se basa en músculos artificiales fabricados con capas de elastómero y nanotubos de carbono, junto a alas recortadas con precisión láser y transmisiones diseñadas para soportar prolongados períodos de vuelo.

Según explicó Kevin Chen, responsable del Soft and Micro Robotics Lab en MIT, los nuevos modelos logran un control de torque tres veces más eficiente que versiones anteriores. Además, pueden mantenerse en vuelo durante 1.000 segundos —unos 17 minutos—, lo que multiplica sus aplicaciones potenciales.

Uno de los principales usos proyectados es la polinización artificial en granjas verticales o entornos donde los insectos naturales no sobreviven. "Si vas a cultivar algo en Marte, probablemente no querrás llevar insectos naturales para hacer la polinización", señaló Yi-Hsuan Hsiao, integrante del equipo. En ese sentido, enjambres de estos robots podrían encargarse de la tarea en escenarios agrícolas extremos, incluidos los extraplanetarios.

Más allá de la agricultura, los investigadores destacan su utilidad en misiones de búsqueda y rescate en espacios de difícil acceso, como tuberías, turbinas o estructuras colapsadas. Paralelamente, el MIT también desarrolló un modelo aún más pequeño: un robot saltador capaz de brincar hasta 20 centímetros, adaptarse a distintas superficies y consumir menos energía, pensado para misiones de larga duración.

Los expertos reconocen que, pese a los avances, la sofisticación del control de vuelo de las abejas sigue siendo inalcanzable. Sin embargo, la combinación de ligereza, precisión y autonomía abre la puerta a aplicaciones que hasta hace poco parecían solo ciencia ficción.

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