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EL DIARIO digital
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Agencias de medicamentos advierten en distintos comunicados sobre los riesgos de una práctica muy extendida: modificar o manipular los medicamentos para adaptarlos a ciertas necesidades puntuales, como por ejemplo administrar un fármaco de adultos a un niño al no disponer en ese momento de la versión pediátrica. En esos casos, partir en dos un comprimido puede parecer una solución aceptable, pero no lo es, sobre todo si no se hace con el visto bueno de un profesional sanitario, como un médico o un farmacéutico.
Según se advierte, "la manipulación de formas farmacéuticas orales sólidas, como comprimidos o pastillas, puede influir negativamente en su eficacia terapéutica y ocasionar reacciones adversas, tanto a los pacientes como a quienes manipulan los fármacos". Además, resalta que este tipo de modificaciones pueden "tener un mayor impacto en las formas farmacéuticas de liberación modificada (por ejemplo, liberación retardada, como las gastrorresistentes o de liberación prolongada), los comprimidos sublinguales (ya que no se deben tragar) y los medicamentos de estrecho margen terapéutico.
Por lo tanto, la norma general debe ser la siguiente: "No se deben manipular los medicamentos".
Algunas excepciones, pero con mucho cuidado
La agencia apunta que la vía oral suele ser la vía preferida de administración de los medicamentos "por su facilidad de uso y buena aceptación por parte del paciente". Sin embargo, reconoce que existen "determinadas situaciones clínicas y contextos asistenciales que dificultan el uso de estas formas farmacéuticas", como pueden ser:
-Los problemas de deglución (especialmente acusados en personas mayores enfermas o en residencias de ancianos).
-El uso de sondas enterales.
-La administración en niños.
-La necesidad de realizar ajustes de dosis.
Ante estas circunstancias, siempre que no existan alternativas terapéuticas viables y de forma muy controlada, se admite que puede "surgir la necesidad de manera excepcional de manipular la forma farmacéutica para facilitar su administración, recurriendo a prácticas como partir, triturar, disolver comprimidos o abrir cápsulas, así como mezclarlos con espesantes y alimentos".
Consecuencias de la manipulación de medicamentos
La relevancia de evitar la modificación y manipulación de medicamentos radica en las consecuencias que puede acarrear, como las siguientes:
-Un fármaco manipulado puede perder eficacia por la degradación del principio activo o por cambios en su liberación y el lugar de absorción y, como resultado, cambios en su biodisponibilidad.
-Alteraciones organolépticas (cambios de sabor, color, etc.).
-Irritación o lesiones en la mucosa oral o gastrointestinal (especialmente esófago y estómago).
-La persona que manipula el medicamento puede exponerse a él accidentalmente, lo que puede provocar, entre otros problemas, afectación dérmica, ocular o de las mucosas.
Recomendaciones
Las recomendaciones básicas para evitar los riesgos derivados de la manipulación indebida de medicamentos:
-Antes de manipular cualquier forma farmacéutica, consulta la ficha técnica o prospecto del medicamento para comprobar si se aceptan métodos de administración alternativos como partir, triturar, dispersar los comprimidos o abrir las cápsulas, con el fin de facilitar su deglución.
-En el caso de que en la ficha técnica no se contemple ningún método de administración adecuado para el paciente, se recomienda buscar formas farmacéuticas alternativas que permitan su administración sin necesidad de manipulación. Por ejemplo, las personas con dificultades para tragar, en vez de partir el comprimido, pueden recurrir a formas farmacéuticas orales líquidas (soluciones, suspensiones o gotas orales), o bien otras formas sólidas, como las bucodispersables, sublinguales, masticables o dispersables.
-En el caso de no encontrar ninguna forma farmacéutica alternativa, se recomienda consultar con un profesional sanitario (o servicio de farmacia del centro sanitario u hospitalario) para determinar si la manipulación del medicamento es posible y, en su caso, aprender cómo se debe realizar de forma correcta. "Como alternativa, para algunos principios activos se contempla la formulación magistral de soluciones orales, especialmente para su uso en pediatría", recuerdan expertos.