Salud

Superalimentos: qué debes saber para que no te engañen

El término de superalimentos consigue reunir millones de búsquedas en Google. Sin embargo, los expertos advierten: este concepto como tal no existe. En realidad, no hay ningún alimento que tenga un efecto milagroso e inmediato sobre nuestra salud. 

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EL DIARIO digital

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Los superalimentos están de moda. Las búsquedas en internet de información sobre los mismos se cuentan por millones cada día y la publicación de artículos atribuyéndoles todo tipo de propiedades casi milagrosas es constante. Ante esta situación, los expertos advierten de que el concepto de superalimento como tal no existe, que es necesario contar con información veraz y probada para evitar caer en el engaño y que muchas veces productos mucho más económicos y accesibles presentan un perfil nutricional muy similar.

Kombucha, kuzu, quinoa, kale, bayas de goji, azúcar de coco, chía, cúrcuma, espirulina, matcha… son nombres de productos hasta hace unos años bastante desconocidos en nuestra cultura, pero que en los últimos tiempos se están asentando con fuerza, vinculado este proceso a un marketing muy activo que los ha situado como productos saludables con propiedades muy beneficiosas para la salud.

Pero, ¿hasta qué punto esto es así? Son frecuentes artículos en publicaciones digitales de diverso tipo con titulares muy llamativos e impactantes para atraer rápidamente la atención del lector sobre estos presuntos superalimentos con supuestas propiedades espectaculares y beneficios para la salud en tiempo en récord y sin esfuerzo.

Pues esa combinación de efecto milagroso, inmediato y sin esfuerzo no existe y los expertos en nutrición consideran necesario recalcar este mensaje, precisamente coincidiendo con la reciente celebración del Día Mundial de la Nutrición, para evitar que la población caiga en el error y se deje embaucar por propuestas escasamente efectivas, pero muy lucrativas para quienes las defienden.

Millones de búsquedas en Internet

Sonia González Solares, doctora en Biología y profesora titular en el Área de Fisiología de la Universidad de Oviedo, donde imparte asignaturas de Nutrición en diferentes Grados y en el Máster de Biotecnología Alimentaria, habla de "la mentira de los superalimentos" y llama la atención sobre la tremenda popularidad de este término, que da lugar a que cuando se hace una búsqueda en Google aparezcan 11 millones de resultados en solo 0,55 segundos. Si el rastreo se hace en inglés, a través del término superfoods, el resultado es aún más espectacular, con 57.500.000 respuestas en menos de un minuto.

Estos datos avalan el interés que despierta el término y los expertos en marketing y búsquedas en internet lo saben y no dudan en aprovecharlo. La Wikipedia explica que con este término de superalimento se describe un concepto de mercadotecnia para referirse a ciertos alimentos que aparentemente proporcionan numerosos beneficios a la salud humana, como resultado de una alta densidad nutricional.

En contraposición a la información divulgativa poco contrastada, resalta Sonia González, nos encontramos con que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) no define el término superalimento en su normativa, como tampoco lo reconoce la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

Violeta Ramírez, médica de familia, nutricionista y coordinadora del grupo de trabajo sobre Nutrición y Alimentación de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC), utiliza la frase del también dietista y nutricionista Julio Basulto para señalar su posición sobre este tema: "Los superalimentos son como Superman: no existen".

Alegaciones habituales de los comercializados como superalimentos, con menciones en su etiquetado tan habituales como 'mejora tu salud' o 'reduce el riesgo de enfermedades' "pueden entrar incluso en conflicto con las directrices establecidas en los Reglamentos de la Unión Europea", advierte Sonia González.

Supuesta garantía de todos los nutrientes

Y es que un mensaje habitual asociado a los superalimentos es que uno de ellos es suficiente para garantizar el aporte de todos los nutrientes necesarios en una dieta adecuada, lo cual es absolutamente erróneo.

 "Además, muchos alimentos habituales, más baratos y accesibles, pueden tener valiosas propiedades nutricionales y efectos beneficiosos para el organismo y no son comercializados bajo el término superfood", indica Sonia González. 

Único alimento con todos los nutrientes

De hecho, solo hay un alimento que ha demostrado tener todos los nutrientes necesarios para la vida y en las cantidades adecuadas para el organismo "y no es otro que la leche materna". 

Características de los supuestos superalimentos

Algunas de las características generales de los alimentos clasificados como superfoods, resume Sonia González, son las siguientes:

Son exóticos.

Van asociados con un producto de alto valor añadido. 

Son habituales de otras poblaciones con una dieta y un estilo de vida diferentes. 

Presentan concentración de un componente en cantidades superiores a los alimentos de uso común. 

Suelen tener colores muy llamativos e intensos.

Para evaluar los superalimentos desde un punto de vista científico es necesario conocer que para poder decir que un mensaje cuenta con una evidencia científica sólida tiene que ser fruto de estudios sometidos a una metodología concreta.

Así, es necesario distinguir entre lo que es una relación causal y una relación casual entre el consumo de un producto y la aparición de un determinado efecto. Y esta experta recuerda que, como ya dijo Paracelso en el siglo XVI, "todo es veneno y nada es veneno; solo la dosis hace el veneno".

A las consultas de los dietistas y nutricionistas llegan cada vez más pacientes interesados por las bondades de los supuestos superalimentos, cuando lo realmente importante es contar con un marco general de alimentación saludable, insiste la doctora Violeta Ramírez.

Algunos de los supuestos superalimentos son:

Bayas de Goji: uno de los alimentos más de moda son las bayas de Goji, pertenecientes al género de las solanáceas, y que comprende unas cien especies. Las diferentes partes de esta planta se han consumido como parte de una dieta tradicional y se han utilizado con fines medicinales en otras culturas. Se caracterizan por su contenido en polisacáridos, polifenoles, carotenos y oligoelementos que combaten el estrés oxidativo.

Acai: el acai es otro alimento que se está haciendo muy popular. Es una drupa aunque se la conoce como una baya, está formada en un 90% por hueso y un 10% por pulpa. Su sabor es amargo. Se recomienda optar por el fruto natural congelado para garantizar que sus propiedades permanezcan intactas. Cuenta con una gran proporción de antioxidantes, grasa, vitamina A, calcio y sodio. Su precio no es económico, pueden rondar los 60 euros el kilo.

Espirulina: la espirulina es otro de los alimentos que se incluye frecuentemente en ese grupo a los que el marketing describe como superalimentos. Se trata de una cianobacteria, muy baja en calorías y rica en calcio y hierro. Sin embargo, a pesar de sus prometedoras bondades, son aún necesarios más estudios para clarificar la acción neuroprotectora que puede tener esta alga.

Kale: el kale es una col rizada perteneciente a la familia de las brassicaceae, parecida a la col y que se caracteriza por tener hojas verdes sin cogollo. Su uso como cultivo alimentario se remonta al año 2000 a.C. en regiones mediterráneas orientales, pero solo ha recibido atención de la comunidad científica en los últimos años. Es muy rica en vitamina A, K y C, además de en calcio, por lo que es muy interesante en dietas de personas que no toman lácteos. 

Quinoa: la quinoa es una semilla, aunque se la conoce y clasifica como un grano integral, con proteínas y es fuente de histidina, metionina y cistina, además de ser rica en hierro, calcio, fósforo y vitaminas. 

Ningún alimento compensa una dieta desequilibrada

Tanto Sonia González como Violeta Ramírez insisten en que es importante desterrar la idea de que ningún alimento vaya a compensar los riesgos y perjuicios de una alimentación que no sea de base equilibrada y saludable y que la dieta mediterránea cuenta con un respaldo científico sólido sobre sus beneficios para la salud.

 "Hablamos de una dieta con abundancia de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, cereales integrales, yogur, aceite de oliva… que debe ser lo más variada posible. Lo que no tiene sentido es buscar combinaciones milagrosas ni que vayan a conseguir un efecto inmediato porque no existen", destaca Sonia González.

Esta experta advierte además que es necesario tener claro que ningún alimento por sí mismo tiene un poder de curación, "ni siquiera el brócoli", aunque pueda tener un efecto beneficioso, lo que sí va a reducir determinados riesgos para la salud es una dieta equilibrada en su conjunto y variada.

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