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EL DIARIO digital
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"Gracias, patrón, por aguantarme tanto tiempo mi locura", dice Víctor, con los ojos llorosos, en un video que recorrió las redes sociales desde el viernes. En apenas unos minutos y con el corazón en la mano, este peón rural de San Vicente resumió el golpe que significa quedarse sin trabajo después de once años de labor en un campo.
Con palabras sencillas y cargadas de emoción, Víctor relató que fue despedido sin previo aviso. "Me echó mi patrón acá, once años después. Un viernes, a las cuatro en punto", dice mientras camina por un camino de tierra, visiblemente afectado. Agradece el tiempo compartido, pero deja entrever el dolor: "Estoy triste, la verdad. Voy a ver si encuentro otro trabajo más liviano".
Dolor por los animales
En un segundo video, las lágrimas brotan al mencionar a su compañero más fiel: su perro. "Pobrecito, me sigue, él piensa que voy a trabajar todavía. Mi real amigo. Lo voy a extrañar un montón". Las imágenes muestran cómo el animal lo sigue mientras él se aleja del campo, sin entender que ese ya no es su hogar.
Víctor no solo llora por la pérdida del empleo, sino también por tener que dejar atrás a sus vacas a las que llama "las chicas superpoderosas" y a sus seis perros, solo uno de ellos de su propiedad pero todos queridos como propios.
En un tercer video, más largo y reflexivo, Víctor explica con mayor claridad los motivos que le dieron para el despido. Asegura que todo comenzó luego de que publicara un video informal mostrando un bolsón de pasto en mal estado, donde responsabilizaba al ingeniero y al encargado, sin nombrarlos directamente.
"Por ese motivo me echó", sostiene. "Dijo que no saludaba, que soy un mal llevado, que no sirvo para nada. Yo saludo hasta al perro, porque mi mamá me enseñó a saludar a todo el mundo".
También denuncia que no recibió ninguna notificación formal de despido, ni carta documento, y que la liquidación prometida no se concretó al momento de grabar el video.
Búsqueda de justicia
Víctor asegura que recibió el apoyo de cientos de personas a través de mensajes en redes sociales y que incluso algunos abogados se ofrecieron a ayudarlo. "A mí no me duele porque me echó, me duele porque tengo que dejar mis animales. Diez años de bendición. No me dio ninguna oportunidad", dice con resignación.
"Si no querés que haga más videos, no hago", cuenta que le ofreció a su patrón. Pero la decisión ya estaba tomada.
El testimonio de Víctor se viralizó rápidamente, generando una oleada de empatía en redes. Su caso no solo visibiliza la realidad de miles de trabajadores rurales en condiciones precarias, sino que también muestra el costado más humano de quienes conviven a diario con la naturaleza, los animales y una vida de esfuerzo.
Víctor termina sus videos con un mensaje simple, pero poderoso: "Voy a salir de acá con la frente en alto, conociendo todas las cosas. Gracias a todos". La historia conmovió a miles y dejó expuesta una realidad muchas veces silenciada: la del trabajador rural que, incluso en la despedida, agradece antes de reclamar.