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Ángeles Rawson: a diez años del femicidio que sacudió al país

Una junta médica concluyó que murió estrangulada y sofocada en no más de cinco minutos. Aunque no se consumó la violación su cuerpo tenía signos de haber sufrido un abuso sexual por parte de Jorge Mangeri. Sus restos fueron hallados en el basural del Ceamse de José León Suárez.

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EL DIARIO digital

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Ángeles Rawson tenía 16 años cuando fue asesinada, hace exactamente una década, el 10 de junio de 2013, en el edificio en el que vivía en Palermo. El cuerpo de la adolescente fue encontrado al día siguiente en la planta de tratamiento de residuos de la Ceamse en la localidad bonaerense de José León Suárez. Se trató de uno de los femicidios más conmocionantes de la historia policial argentina. Por el hecho fue condenado el portero del edificio, Jorge Mangeri, entonces de 45 años. Cumple una pena de prisión perpetua.

La Justicia probó que a las 9.50 de aquel 10 de junio, según constató una cámara de seguridad, la joven llegó al edificio de Ravignani 2360 de vuelta de su clase de gimnasia, pero no entró al departamento de su familia porque en el hall se cruzó con Mangeri.

En 2015 el juicio estableció que el portero se llevó a Ángeles Rawson a un lugar del edificio, con algún engaño. La fiscalía sostuvo que fueron al sótano; la querella alegó que subieron al octavo piso. Mangeri pretendió abusar sexualmente de la menor, que se resistió, y la estranguló.  

Una junta médica concluyó que Ángeles murió estrangulada y sofocada en no más de cinco minutos y que su asesino le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra. Aunque no se consumó la violación, la víctima tenía en una de sus rodillas, en la ingle y en la cara interna de los muslos, lesiones paragenitales que probaron que había sufrido un abuso sexual.

La sentencia estableció que Mangeri ató y acondicionó el cadáver de la adolescente dentro de bolsas de residuos para luego desecharlo en algún contenedor de basura. Así fue como al día siguiente los restos fueron encontrados en la Ceamse de José León Suárez.

Al inicio se sospechó de algún asesino que la interceptó en la calle. Luego de la aparición del video que probaba que había llegado a la casa, la mira se posó sobre el entorno familiar de la víctima, en especial, sobre su padrastro, Sergio Opatowski. La sospecha se mantuvo hasta que la noche del 14 de junio, cuando Mangeri fue llevado a la fiscalía para una declaración testimonial y se autoincriminó ante la la fiscal María Paula Asaro: "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360".

Esa confesión no tuvo valor legal, pero la evidencia clave contra Mangeri fue el cotejo de ADN que determinó que debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles se hallaba el perfil genético del portero. Eso probó que la chica rasguñó a su asesino en un intento de defensa. Además, el encargado tenía 34 lesiones de las cuales más de 20 eran arañazos que habían sido enmascarados con quemaduras.

El 15 de julio de 2015, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 condenó a Mangeri a prisión perpetua como autor de los delitos de "femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae". Podría salir en libertad recién en 2048, con 80 años, al cumplir 35 tras las rejas. La sentencia está firme y el condenado estudia presentar un "recurso de revisión".

En 2017 el ex policía Cecilio Saettone, primo de la esposa de Mangeri, recibió una condena a cuatro años de prisión por haber brindado dos veces falso testimonio para favorecer al victimario. 

Al año siguiente, el médico Adolfo Méndez, que actuó como perito de la defensa de Mangeri, fue condenado a un año y diez meses de prisión en suspenso, por haber incorporado "sin fundamento científico" la teoría de que la víctima pudo haber sido asesinada durante "prácticas sexuales sadomasoquistas". Además, se le aplicó una inhabilitación absoluta para ejercer cualquier cargo público por tres años y ocho meses, y otra especial por un año para actuar como perito en cualquier causa judicial.

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