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Chakra Raíz, atravesada por el dolor, busca seguir con su vivencia

"Lo de Jimena nos sacudió", afirma uno de los jóvenes que está alrededor de un fogón en Chakra Raíz. Pasaron apenas 48 horas de la trágica madrugada, cuando un incendio traicionero se llevó la vida de la maestra Jimena Sol Gutiérrez quien ocupaba una de las once casas armadas en el lugar.

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EL DIARIO digital

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La mañana sigue siendo fría, aunque el sol radiante alivia los 6 grados centígrados. Ayer, cuando un equipo periodístico de El Diario llegó la ecoaldea Chakra Raíz, había una reunión comunitaria. Los chicos jugaban con una pelota azul de YPF. Uno estaba descalzo, pero jugaba al ritmo de los otros. Estaban abrigados con camperas y disfrutan al aire libre, entre los médanos y el verde del lugar. Había pesadumbre en el encuentro, pero también gestos cariñosos para los más pequeños.

El fogón alrededor del que estaban los integrantes de Chakra Raíz tiene llamas por tercer día consecutivo: permanece encendido desde que ocurrió la tragedia de Jimena. Había un enorme tronco haciendo brasas. Es una prueba de cómo esa muerte trapera los golpeó. Y desató la necesidad de estar juntos.

"Nos estamos juntando para hablar de lo que pasó", dijo Carolina. "Son los primeros en venir", añadió en referencia a la presencia del periodista y el fotógrafo de este diario.

"Lo que pasó" -como dice Carolina- es la muerte de Jimena. También está como trasfondo el fallo del desalojo del Superior Tribunal de Justicia, que quedó un poco de lado.

El grupo reunido confesó que aún no tuvo el espacio ni el tiempo para reunirse y hablar de lo ocurrido. Aceptaron el diálogo con El Diario, pero también solicitaron comprensión ante el pedido de respuestas rápidas.

"Hay una sensibilidad, un proceso. Somos un sentimiento. Eso lleva tiempo, no tenemos el tiempo de los otros", explicó uno de los hombres en tono pausado.

Además, todos agradecieron la ayuda solidaria brindada para Tupac, el hijo de Jimena de 16 años de edad que salvó su vida en el siniestro. "Fue tanta la ayuda que la encausamos para otro lado. Ya tiene lo que necesita", dijeron. "Es algo muy bueno que surgió, humano. Floreció la hermandad", afirmó Facundo. Creen que esa solidaridad es una devolución de lo que despierta Chakra Raíz en la sociedad santarroseña y en toayense.

También reconocieron que sintieron un alivio porque la madrugada de la tragedia no había niños en la ecoaldea. Por diferentes circunstancias (la prevención por el frío, las rutinas y organización familiares) ninguno de ellos estaban durmiendo la noche del incendio fatal. 

El grupo de la ecoaldea está convencido que se trató de un accidente, como el que puede ocurrir en cualquier vivienda. "La compañera cargó mucho la estufa", señaló Carolina. Explicaron que no era una salamandra, sino una estufa rocket, la que se carga desde un costado, con una boca hecha con caño que está en ángulo. Con poca leña, se mantiene encendida durante mucho tiempo, generando altos niveles de calor.

"Era una noche de 8 grados bajo cero", afirmaron. "Fue un accidente. Podría haber pasado en cualquier casa, en otra convencional", agregaron. "Quedó algo de tela u otro material y eso cayó en la estufa. Eso generó el humo, cuando se abrió la puerta se desató todo el fuego", explicaron.

El cronista preguntó si un accidente así lleva a repensar la elección en la forma de vida. "No", respondió tajante Viridiana. Además, puso de ejemplo su propia vivencia. "Yo sufrí un incendio. Se prendió fuego mi casa. Y me salvé con mi hermana de no morir. Era una casa de material", recordó. "Elijo seguir acá", remarcó.

Otras mujeres y otros hombres también contestaron lo mismo. "Si sale eso (apuntar a la forma de vida en la ecoaldea), es de los que nos persiguen. Eso lo pueden decir los que no quieren sacar, los que vienen con la opción del desalojo", argumentaron.

Y pusieron como ejemplo lo ocurrido con Antonella Villalba, la joven madre de 27 años que se suicidó al no recibir ayuda oficial de la Municipalidad de Toay. "La situación de las chicas (junto a Melani López había ocupado una vivienda municipal) no desató la solidaridad y la ayuda desde el poder. Fue inhumano lo que les hicieron", recriminaron.

La charla se fue luego por el lado de los materiales usados en las construcciones. "Una casa prefabricada es peor que una construcción de biomaterial", aseguraron. Además, la casa de Jimena era una de las que menos cartón utilizaba. Aunque aclararon que "el nylon y el cartón" son materiales utilizados en la ecoaldea.

El grupo también resaltó que en cada "minga" (el trabajo de construcción solidario que se hace cada domingo en una casa de la ecoaldea) buscan "mejorar y progresar". "En cada 'minga' queremos mejorar nuestras casas", dijeron.

Carolina, en medio de la charla, no pudo contener las lágrimas. "Tampoco nos olvidemos de la persecución", confesó.

Pero, a diferencia del primer incendio que padeció la ecoaldea, apenas ocuparon esas tierras en la ciudad de Toay, esta vez sus integrantes están convencidos de que se trató de un accidente. "La primera vez fue intencional. Fue en una casa donde no había estado nadie. No se estaba usando nada", explicaron.

En la actualidad en el lugar viven 13 adultos y 15 niños y niñas, repartidos en las 10 casas que quedaron. Dos de los niños nacieron allí, en la ecoaldea, con la asistencia de una partera.  

En las próximas horas realizarán una asamblea. El lunes pasado, la asamblea semanal, no la pudieron hacer. Estaban conmovidos por la muerte de Jimena, pero además tuvieron una contingencia que alteró el día a día: se les rompió el molino, que alimenta el tanque que brinda el agua a la ecoaldea. Estuvieron casi dos días sin agua. Por eso esperan con ansias la asamblea. Allí volcarán los sentimientos y la conmoción por lo ocurrido.

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