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EL DIARIO digital
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El Gobierno de Neuquén avaló, finalmente, el ingreso de carne con hueso proveniente de zonas con vacunación contra la fiebre aftosa, pero enfatizando que solo será bajo condiciones sanitarias, de trazabilidad y embalaje sumamente estrictas.
Aunque las autoridades buscan llevar calma, la medida reaviva un debate complejo sobre la "barrera sanitaria" y su impacto en la economía regional, con una fuerte caída del precio de la hacienda que no se reflejó en las góndolas.
Así lo confirmó en una entrevista radial el secretario de Producción e Industria de Neuquén, Diego García Rambeau, al abordar la polémica generada por la reciente habilitación nacional, según publicó La Mañana de Neuquén. La medida, originalmente publicada el 18 de marzo a través de la Resolución N°180, había desatado una inmediata y coordinada reacción de los gobiernos provinciales y entidades agropecuarias de toda la Patagonia, logrando su suspensión y posterior renegociación.
Presión patagónica
"La resolución original habilitaba el ingreso de medias reses, pero gracias a la intervención de los gobiernos de Neuquén, Río Negro y otras provincias patagónicas, se logró postergar su implementación y renegociar sus términos", explicó García Rambeau. El resultado de estas negociaciones es un protocolo mucho más riguroso que autoriza únicamente el ingreso de planchas de asado (el tradicional costillar).
Para poder ingresar, este corte deberá cumplir con exigencias estrictas: doble embalaje al vacío, maduración con un pH menor a 6, refrigeración adecuada y una trazabilidad total que abarque desde el animal en pie hasta su faena.
"No se levanta la barrera, sigue siendo fitosanitaria. Se permitió el ingreso de un corte puntual bajo un protocolo riguroso que no pone en riesgo el estatus sanitario diferencial que siempre defendió la Patagonia", aclaró el funcionario, intentando disipar las preocupaciones del sector productivo pampeano y patagónico.
Impacto en precios
No obstante, García Rambeau reconoció que esta flexibilización "inevitablemente va a impactar en la ecuación de precios". Sin embargo, matizó que "antes de esta medida, entre el 60 y el 65% de la carne que se consume en la Patagonia ya venía desde el norte del país, envasada al vacío. Por lo tanto, no necesariamente esta medida implica una baja en los precios" al consumidor final.
La mayor preocupación de los productores locales se centró en el impacto directo que la resolución original tuvo sobre el mercado ganadero. García Rambeau denunció que, como consecuencia inmediata de la primera publicación, el precio de la hacienda en pie cayó un 30%, en pleno momento estacional de comercialización de terneros de destete, lo que representó "un golpe duro para los productores, que trabajan a largo plazo".
Lo más crítico, según el funcionario, es que "esa caída no se trasladó a las góndolas: los precios al consumidor final no bajaron en absoluto". El secretario de Producción e Industria neuquino evidenció así el desequilibrio: "Cuando las medidas son inconsultas y sorpresivas, generan un descalabro. Y los más perjudicados terminan siendo los que producen".
Finalmente, el funcionario valoró el trabajo coordinado entre los distintos gobiernos provinciales y las entidades agropecuarias: "Lo importante es que esta vez se actuó en conjunto. A diferencia de lo que ocurrió cuando se publicó la primera resolución de forma sorpresiva, ahora hubo diálogo, debate y una postura unificada de la Patagonia para defender su estatus sanitario". La Pampa, con su fuerte tradición ganadera y su histórico rol en la defensa de la barrera, sigue de cerca los efectos de esta medida.