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Una madre santarroseña pide ayuda para acompañar tratamiento oncológico de su hija

Gisela Freccero está en Buenos Aires desde mediados de mayo con su hija Guadalupe, de 15 años, quien será sometida a un tratamiento de quimioterapia y radioterapia.

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EL DIARIO digital

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Desde el pasado 15 de mayo, Gisela Freccero y su familia dejaron su rutina en Santa Rosa para instalarse en Buenos Aires. El motivo fue urgente y doloroso: su hija Guadalupe, una adolescente de 15 años, fue diagnosticada con una lesión cerebral y necesita un tratamiento intensivo que incluye sesiones diarias de radioterapia y quimioterapia oral. La familia se encuentra alojada a pocos metros del hospital Fleni, en el barrio porteño de Belgrano, gracias a una gestión de la obra social provincial SEMPRE. Pero los gastos cotidianos, que no están cubiertos, representan una carga imposible de sostener sin ayuda.

"Cuando llegamos, nos dijeron que el tratamiento iba a requerir como mínimo tres meses de estadía. Acá estamos desde entonces, esperando que empiece", contó Gisela, visiblemente agotada por la situación.

Guadalupe será atendida de lunes a viernes, durante 31 días consecutivos, en el Hospital Naval. Mientras tanto, la familia —Gisela, su esposo y Guada— intenta sobrellevar la espera en un contexto económico apremiante. "El alojamiento y los estudios médicos los cubre la obra social, pero hay un montón de otros gastos que no: la comida, la ropa, el traslado en Uber cuando no podemos caminar, porque hay estudios que no se hacen en el Fleni y hay que moverse", explicó.

A la complejidad sanitaria se suma una situación laboral inestable. Gisela es empleada del Gobierno provincial en el área de Niñez y Adolescencia, pero se encuentra con carpeta médica desde hace un tiempo. "Cuando nos dieron la derivación para Buenos Aires, ni lo pensé. Me vine sin saber bien qué iba a pasar con mis papeles. Mandé los certificados, pero aún no están procesados. Por suerte unas amigas están ayudando con ese trámite, pero también tienen sus horarios, su vida, y esto lleva tiempo", explicó.

El papá de Guadalupe, Oscar, trabaja como mecánico en Motomel, y desde el 12 de abril —cuando comenzó todo— no volvió a su puesto. "Habló con su jefe y le dijo que hasta que Guada esté bien, no vuelve. También presentó certificados médicos", contó Gisela.

La situación económica los obligó incluso a dejar el departamento en el que vivían en Santa Rosa. "Cuando supimos que teníamos que quedarnos tanto tiempo en Buenos Aires, hablé con la inmobiliaria. Les conté la situación, pero me dijeron que igual tenía que pagar una multa por romper el contrato. En la desesperación busqué el número del dueño del complejo y le conté todo. Gracias a Dios él fue mucho más empático y entendió", relató.

A pesar de todo, la solidaridad no se hizo esperar. Amigas de Gisela organizaron rifas, bingos y ventas de empanadas para juntar fondos. "Siempre que publicamos algo, la gente nos ayuda, pero no alcanza. Acá, donde estamos, todo es carísimo. Guada toma corticoides, y como siempre fue muy flaquita ahora está hinchada y su ropa no le entra. Y comprar algo acá es muy difícil", lamentó.

El camino hasta el diagnóstico fue largo y angustiante. El 12 de abril, Guadalupe se descompuso en la casa de su novio. Al llegar, Gisela encontró a su hija desvanecida, con vómitos, muy pálida y con la presión baja. En la posta de atención médica no encontraron nada concluyente y la derivaron a la Fundación Favaloro, donde tras varios estudios detectaron una lesión cerebral. "Nos dijeron que necesitábamos un milagro", recordó Gisela. Guada convulsionó y estuvo en terapia intensiva. El 6 de mayo fue operada en Santa Rosa, y la cirugía fue exitosa.

Luego de recibir el alta, nuevos estudios indicaron la necesidad de tratamiento oncológico, y se gestionó su derivación a Buenos Aires. Actualmente, está siendo atendida por el oncopediatra Nicolás Palomar, quien coordina el tratamiento que comenzará en los próximos días.

"Lo único que queremos es acompañarla. Estar con ella, que se sienta fuerte, que pueda atravesar esto lo mejor posible. No estamos pidiendo nada de más. Solo un poco de ayuda para poder sostener estos meses fuera de casa, lejos de nuestro trabajo, de todo, pero cerca de lo más importante: nuestra hija", expresó la mamá.

Quienes deseen colaborar económicamente pueden hacerlo al alias lobos.gu. También pueden comunicarse directamente con Gisela al número 2954-607042.

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