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Colegio Santo Tomás: cambiaron la caldera del secundario

El lugar funciona en la sede del Club Belgrano, bajo un alquiler que rondaría los 4 millones de pesos. Tenían hasta el último día de las vacaciones de invierno para adecuar las instalaciones.

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EL DIARIO digital

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Luego de la intimación del Ministerio de Educación y de la presión de la comunidad educativa, la Fundación del Colegio Santo Tomás y el Club Belgrano compraron y cambiaron la caldera que se rompió en plena ola de frío polar antes de las vacaciones de invierno.

Tal como dio a conocer El Diario, la fundación y el club tenían "hasta el último día de las vacaciones de invierno" para adecuar las pésimas instalaciones donde funciona el Secundario. Entre las exigencias también estaba el cambio de la caldera.

La novedad se conoció a partir de una notificación que recibió un grupo que conforma la Comisión de Padres Pro Edificio. Sin embargo, ni el club santarroseño ni la fundación comunicaron algo al respecto a la comunidad educativa, que en varias ocasiones mostró su preocupación por las condiciones en las que se realiza el aprendizaje tanto en el Secundario, como en el Primario y el Nivel Inicial.

Ni bien trascendieron públicamente los reclamos, el Ministerio de Educación realizó una inspección en el Secundario -cuya sede funciona en el Club Belgrano- a través de la Dirección de Arquitectura Escolar.

En el medio del cruce de responsabilidades entre el Club Belgrano y la Fundación, también se conoció que esta última intimó con una carta documento a la institución deportiva a la que alquila por la sumatoria de irregularidades edilicias.

Un viejo reclamo

La crisis edilicia del Colegio Santo Tomás fue planteada el año pasado por una comisión de padres a los integrantes de la Fundación, presidida por Mauricio "Yoyi" Ferretti. En la gestión, a Ferretti lo acompañan la vice Mónica Bigorito, la tesorera Nora Cudugnello y la secretaria Sandra Ramírez.

Pero el estado de abandono con el que conviven a diarios las y los estudiantes, se había agravado en el último tiempo: filtraciones, bancos rotos, falta de sillas, baños sin luz por temor a los que alumnos se electrocuten y hasta un pésimo funcionamiento de la caldera, aparecen entre varios de los problemas cotidianos.

Además, a esos reproches de la comunidad educativa en general, este año se sumó un fuerte malestar por el ajuste en la cuota que cobra el colegio privado: un 90% de aumento que llevará el valor por encima de los 200 mil pesos mensuales en el caso de los que cursan inglés intensivo.

En la previa del inicio de las vacaciones de invierno, Ferretti y el presidente del Club Belgrano, Mariano Iturri, se cruzaron en una serie de declaraciones y repartieron culpas.

"Las reformas están en marcha, pero están tardando un poco más de lo deseado. Los tiempos de los alumnos no son los mismos que los del Club Belgrano", dijo el máximo responsable de la Fundación.

Y agregó: "nosotros somos inquilinos... no podemos hacer cambios estructurales en el lugar. Pero lo que sí hicimos fue sentarnos con el Club Belgrano, acordar un fuerte aumento del alquiler y a partir de ahí el club se comprometió a resolver todos los problemas edilicios".

"Muchos de los reclamos que se están haciendo no son responsabilidad del Club Belgrano", sostuvo Iturri, en diálogo con este diario y en respuesta a los dichos del presidente de la Fundación.

El presidente del Club Belgrano se había mostrado esquivo al contacto con este diario. Sobre fines del mes pasado atendió el teléfono y habló del tema. De todos modos, no brindó precisiones ante los reclamos de la comunidad educativa.

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