La Pampa

Ganadores, perdedores y no tanto

Un repaso de lo que dejó en La Pampa el balotaje presidencial entre Javier Milei y Sergio Massa.

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EL DIARIO digital

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La democracia. Pese a las elucubraciones agoreras e interesadas y a las maniobras para denunciar supuestos fraudes, trampas e irregularidades sistemáticas, la elección contó con participación masiva de la ciudadanía, dio por tierra con esas aseveraciones y la dirigencia perdedora reconoció la derrota sin lugar a especulaciones ni oportunismos. Hubo algunas anomalías menores, que también se canalizaron de modo institucional.

La Libertad Avanza. Un espacio político que en la provincia era literalmente inexistente pasa a tener visibilidad y potente incidencia. La dirigencia del sector, desconocida para el mundillo de la política, se convierte en un actor insoslayable. Su falta de formación y la ignorancia respecto de la vida partidaria democrática impidió incluso que pudiera presentar una candidatura a la diputación nacional.

El peronismo. El oficialismo pampeano no pudo transferir al candidato nacional la solidez que consiguió en la provincia, donde de todos modos logró la reelección de la Gobernación con lo justo. La paridad se veía venir y el partido movilizó en casi toda la provincia. En general no puede reprocharse demasiado, porque dio la impresión de dejar todo, pero tuvo la palmaria demostración de que no le alcanzan ni la maquinaria estatal ni los liderazgos ni la "unidad".

El macrismo. Uno de los grandes ganadores de la elección es desde ya el expresidente. Su movida rápida después de la primera vuelta se tradujo en los votos que le dieron a Javier Milei la presidencia. La estrategia derramó a La Pampa, donde el diputado nacional electo Martín Ardohain se hizo cabeza visible de la movida, aún a contramano de los discursos previos, y con participación de Carlos "El Colo" Mac Allister en el armado del equipo de fiscales.

Un radicalismo. Los referentes del radicalismo que dieron un paso en defensa del sistema democrático y aseveraron que Milei aparecía como su "límite" salieron perdidosos, porque en general ni siquiera lograron un respaldo de quienes son sus bases de votantes en las localidades. Los más visibles, pero no los únicos, fueron Abel Sabarots, de General Acha, y Hugo Kenny, de Victorica.

Otro radicalismo. Los jerarcas de la UCR pampeana jugaron a la "neutralidad", y en algún punto no estuvieron a la altura de la identidad y la historia de su partido popular. Martín Berhongaray, Francisco Torroba, Daniel Kroneberger, Juan Carlos Marino le sacaron el cuerpo al balotaje, no se jugaron para ninguno de los bandos, pero así y todo quedaron opacados y desenfocados en el mapa político general.

Sergio Ziliotto. El gobernador se puso la campaña al hombro tanto en la primera vuelta como en esta instancia. De algún modo se puso en el centro de la escena, reafirmó su voluntad de liderazgo y se cargó los resultados, que así como fueron positivos en la primera vuelta ahora le representan un serio revés. Prefirió hacer su lectura de lo ocurrido en las redes sociales y no con una presencia en el partido o en Casa de Gobierno.

Intendencias peronistas. Si en la primera vuelta varios jefes y jefas comunales inflaron el pecho, en este balotaje fueron pocos los que salvaron la ropa. En Santa Rosa el PJ esperaba obtener la diferencia suficiente para ganar la provincia y no ocurrió. El peronismo tampoco pudo en Toay. Y cayó en las regiones donde esa derrota ya estaba cantada. Fueron excepciones, con victorias de Massa, localidades como Santa Isabel y Uriburu.

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