La Pampa

Una elección con los aparatos fuera de juego

En febrero de este año, la estructura de la UCR triunfó en la interna de Juntos por el Cambio, en mayo el aparato peronista facilitó su victoria en la general provincial. El domingo de la PASO sorprendió la ola anti-sistema.

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EL DIARIO digital

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Las dirigencias partidarias quedaron convulsionadas tras los resultados electorales del domingo, casi sin excepción. Es que en La Pampa, pero en sintonía con lo que ocurrió en la mayoría del país, las estructuras partidarias resultaron golpeadas, o ninguneadas por una importante porción del electorado.

También es verdad que esos aparatos, de alguna manera, se salieron del juego por su propia decisión: en La Pampa fue claro que el PJ pampeano, por ejemplo, no puso a andar su maquinaria con la potencia que le es conocida. Pero también es verdad que en los casos en que se hizo ese movimiento, no resultó suficiente.

Como sea -por decisión de los propios organismos o porque el electorado les dio la espalda- la elección dejó fuera de juego a los aparatos tradicionales.

Se dio vuelta la tortilla

La sorpresiva victoria de Javier Milei significó, entre otras cosas, eso: una muestra de debilidad de las estructuras partidarias. No fue el único dato electoral en ese sentido, ya que también puede interpretarse que en la pelea interna más importante que había, por la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio, también fue derrotado el sector que exhibía una mayor estructura.

Más sorpresivo resultó ese costado de la elección si se toman en cuenta las dos elecciones que hubo este año en La Pampa, y que parecían marcar un rumbo, pero que no tuvieron nada que ver con lo que ocurrió el domingo.

En febrero, la estructura de la UCR hizo pesar su tradición y extensión territorial: fueron los comités, la historia y trayectoria de algunos dirigentes, las intendencias que gobierna y los cargos públicos ocupados en diversos puntos de La Pampa los que facilitaron la victoria de Martín Berhongaray sobre Martín Maquieyra en la puja por la candidatura a la Gobernación.

Aunque en la misma elección ya había un dato para mirar con cuidado: la bajísima participación del electorado, en una votación no obligatoria. Pero en ese febrero la UCR pisó fuerte por su estructura, que le permitió también la victoria de Francisco Torroba sobre Martín Ardohain por la candidatura a la Intendencia de Santa Rosa.

Sin embargo, esa tortilla se dio vuelta: con los mismos protagonistas y en otras condiciones –una elección en toda la provincia, esta vez sí obligatoria, y la boleta atada a cargos nacionales- Ardohain ganó con relativa comodidad la pelea por la diputación nacional. Para el aparato de la UCR también es un duro golpe: el radicalismo se queda sin una banca en el Congreso.

Es obvio que el peso fuerte de esa elección interna hay que buscarlo de manera casi individual: fue Patricia Bullrich la que traccionó votos y le permitió a Ardohain la victoria. Y fue, dentro de Juntos por el Cambio, otra derrota del aparato, en este caso el que exhibió Horacio Rodríguez Larreta, que no solo gobierna la ciudad de Buenos Aires (la más rica del país), sino que era el preferido del "Círculo Rojo", invirtió una fortuna de publicidad en medios de comunicación y favores de los operadores de prensa y hasta presentó como propios a cinco gobernadores electos.

La derrota del aparato de Juntos por el Cambio no fue, en absoluto, porque se tratara de una desaparición intencionada, sino que jugó a fondo pero le salió mal: el electorado privilegió una personalidad -su estilo, su impronta, quizá su trayectoria- a la estructura colectiva.

Como un "amistoso"

En mayo, el PJ pampeano también impuso la fuerza de su aparato. En un contexto nacional complicado, la estructura partidaria provincial se las rebuscó para ganar la elección, con lo justo, pero claramente. Ese antecedente reciente permitía aventurar que, como es histórico, la estructura formal tendría su incidencia en la PASO.

Pero esta vez en La Pampa buena parte del peronismo miró para otro lado. Claramente no hizo una campaña como la que, por ejemplo, sacó a relucir ante las elecciones provinciales de mayo. El PJ se tomó un descanso y la miró de lejos. El gobernador Sergio Ziliotto lo terminó de admitir cuando dijo que a su criterio la PASO era nada más que "un partido amistoso".

¿Pero eso habrá ocurrido del mismo modo con los peronismos de todo el país? ¿Y en todo caso qué pueden hacer esos aparatos "ahora", que se viene "el partido por los puntos"? Así como Milei fue el más votado impensadamente en La Pampa, también obtuvo victorias en otras provincias donde el peronismo pisa fuerte y gobierna hace tiempo y es victorioso, como en Tucumán o La Rioja.

A modo de advertencia sobre una nueva ola, otras provincias gobernadas por el peronismo ya tuvieron sus propios cachetazos electorales: Chubut, San Juan y San Luis cayeron en manos de la oposición después de largos años de gobiernos justicialistas; en Santa Fe y Chaco los oficialismos también defeccionaron en las primarias.

El PJ de La Pampa no pareció poner demasiadas energías en la campaña anterior a la PASO. Se perdió la chance de ser una de las provincias donde el peronismo sí reafirmó su primacía: Buenos Aires, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero, Chaco, las jurisdicciones "celestes" donde Milei no fue el más votado.

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