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El pase de facturas cuida las formas y apuestan a “provincializar” la elección

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Los análisis en el Frente de Todos de La Pampa, autocríticos y confiados. El gobierno cree que la dirigencia en general no dio todo lo posible ante la PASO y programan una campaña con más folclore y mística peronista.

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EL DIARIO digital

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La dirigencia del peronismo pampeano ya tomó nota en las últimas horas de un diagnóstico en tono de reclamo que hizo el gobernador Sergio Ziliotto: les dijo que la mayoría de los referentes no dio todo lo que podía dar. Y aclaró, para compensar el cuestionamiento con un mimo, que esa era una fortaleza con miras a la general de noviembre, bajo la seguridad de que si ahora se pone toda la carne en el asador la elección se puede remontar.

Ese “pase de facturas” en La Pampa cuida las formas: algunas quejas y disidencias internas, que nunca faltan, no pasan a la declaración de guerra.

La lectura de que la dirigencia no dio todo lo que podía se extendió dentro del Frente de Todos, aunque desde ya que puertas adentro. Ziliotto -que decidió silencio público sobre el tema durante esta semana- no es el único que tiene esa mirada: la comparten desde distintos espacios internos del oficialismo.

El único que públicamente dio una pista en el mismo sentido fue el intendente de 25 de Mayo, Abel Abeldaño, que admitió que el peronismo en la campaña “funcionó a media máquina” y que estuvo “relajado” ante una elección que no era definitiva.

A toda máquina

Desde la semana que viene el PJ arrancará a toda máquina. Ziliotto ya inició encuentros con diversos sectores internos y la posibilidad de que Carlos Verna se sume en algún tramo de la actividad proselitista todavía parece lejana, aunque de ningún modo completamente descartada.

En el PJ pampeano dicen que esa distancia de Verna respecto de las postulaciones fue una decisión del propio exgobernador, la que desde ya comprenden por su situación de salud y lo que ha hecho por el peronismo. Pero a la vez está el compromiso de “revisarlo todo y hacer un mea culpa” para ir por la victoria.

La figura de Verna, alientan algunos sectores internos, podría ayudar a remontar la cuesta sobre todo en el departamento Maracó, donde General Pico es cabecera y el frente hizo la peor elección. Pero su incorporación a la campaña es un asunto no resuelto.

Hay espacios minoritarios que patalean porque se los tuvo poco en cuenta. En las últimas horas el diputado Leonardo Avendaño, del Frente Peronista Barrial y el Movimiento Evita, dijo que “no hay amistoso con la derecha”.

Provincializar, esa es la cuestión

Una de las confirmaciones de la elección es que Martín Maquieyra es un candidato fuerte en General Pico, pese a que ni siquiera vive en la ciudad. Es probable que el oficialismo haya relativizado su incidencia en la región y ahora prestará más atención al asunto. Algún análisis establece como comprensible un generalizado voto anti-gobierno en esta instancia, pero que podría en algún porcentaje darse vuelta si se alcanza a explicar que una decisión popular en ese sentido podría derivar en un regreso del neoliberalismo macrista. Y en Pico se aspira a que haya más “trabajo, trabajo y trabajo”, dice un dirigente que conoce de campañas.

También se reconoce que los dos postulantes de la principal lista opositora (Maquieyra y Daniel Kroneberger) tienen un altísimo nivel de conocimiento en el electorado, que suele inclinarse por los nombres más “famosos” cuando las campañas son poco esclarecedoras. Las postulaciones del Frente de Todos, en cambio, son relativas novedades en el escenario pampeano.

Mientras tanto, en el peronismo se reconoce que la remontada asoma complicada, pero el antecedente de 2017 aporta algo de confianza. De todos modos, y sobre todo en un contexto nacional “picante”, el proceso también dependerá de la capacidad que tenga el PJ para provincializar la elección, que es uno de los objetivos para los próximos 57 días.

El análisis que hacen cerca del gobernador es que no se logró esa estrategia en la PASO, por diversas razones: la apatía general, la interna de Juntos por el Cambio que incentivaba más a votar, la influencia de los medios porteños en el discurso cotidiano, el notable ausentismo, las preocupaciones por la economía y los asuntos diarios de cada familia. Y también el trabajo “a media máquina” de la dirigencia, ese reproche provocador de que no dieron todo lo que podían dar.

Esa “provincialización” también podría ordenar a algunos sectores internos que se percibe que jugaron “a menos”, disconformes por alguna cuestión de gestión, por nombres de postulantes o añorando tiempos en que influían más en la toma de decisiones.

Más folclore y más mística

El peronismo repite y se repite que la de noviembre será una elección muy distinta: un mano a mano por los puntos (no el “amistoso” que fue la PASO, según la metáfora del gobernador). También se admite que el voto para la alianza de la derecha fue aproximadamente el esperado, imitando el desempeño de otras ocasiones. Es el peronismo el que tiene que salir a buscar entre 20 mil y 30 mil votos que se le fueron por distintos puntos cardinales.

Una de las razones para la confianza -además del asegurado piso del 40%- es que el alivio de la situación sanitaria seguramente permitirá encuentros más extendidos y algún acto público, al menos si no hay complicaciones con la variable Delta. “Más mística y más folclore”, piden desde la militancia.

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