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Romina, la mujer que vive en peligro hace años por un acoso violento

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Unas treinta veces (tal vez más) el dispositivo de restricción le marcó "en peligro", otras tres veces le incendiaron el auto, la golpearon y otros nenes golpearon a su hija de 10 años. Ese el infierno que sufre Romina González (34) y que no cesó a pesar de que hace una semana fue detenida su expareja Eduardo "Toti" Watson.

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La detención de Watson -quien tiene condena por otros delitos- se produjo el martes 7 de septiembre, un día después que el auto de Romina fuera incendiado a las 3 de la madrugada en el interior de su casa del Pasaje Bravo. "Apenas pudimos salir. Nos salvaron los vecinos que tiraron piedras al techo", dice la mujer.

Hubo una fuerte explosión y el auto -que estaba en el garaje, pero pegado a la puerta de la cocina- se corrió. "Por el espacio que quedó, salimos con mi hijo de 16 años y mi hija de 10. El fuego parecía que nos quemaba la cara", cuenta Romina.

Por ese ataque, del que hubo testigos y hay otras pruebas, Eduardo "Toti" Watson fue detenido. Aún no fue formalizado. El caso lo tiene la fiscal Verónica Ferrero.

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Romina González estuvo en pareja con Watson durante 10 años. Hace cuatro años se separó. "Fue por la violencia que sufría. Hace 9 años que estoy en tratamiento por violencia de género en la provincia. Están todas las denuncias", dice Romina. También su hija está bajo tratamiento, que se interrumpió con la pandemia aunque ahora lo pudo retomar en forma privada.

Pero una vez que se produjo la separación, el acoso se intensificó. "Esto se potenció con la separación. A pesar de las restricciones, nunca cesó", dice. Y aunque lo condenaron y le pusieron una tobillera a Watson, ese elemento se transformó en un arma de acoso para Romina.

"En este tiempo le dieron la restricción. Tengo un aparato yo y él la tobillera, pero el acoso no paró", describe. A partir de allí, Romina sufría el acoso con el dispositivo que debía cuidarla. "El aparato me marcaba primero ''''advertencia'''', después ''''restricción'''' (unos 200 metros) y al final, ''''zona de peligro'''', cuando ya lo tenía encima. Yo lo veía y estaba a diez metros", detalló Romina su martirio.

Cuando le preguntan cuántas veces se activó la "zona de peligro", Romina dice: "treinta veces o más capaz". Eso lo vivió los últimos cuatro años.

"él jugaba con esos tiempos: sabía que podía estar tres o cuatro minutos cerca de mí", describe Romina sobre el perverso método usado por su acosador. El CECOM (Romina reconoce que la propia Policía estaba preocupada por estos incidentes) tenía esos datos de las veces que se violó la restricción.

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Los ataques incendiarios

El primer incendio del auto, fue cuando ella lo compró. "La persona que me lo vendió, lo llevó al taller, a hacer la correa y service. ''''él (Watson) averiguó y supo dónde estaba al auto", relata.

"Lo saqué. Iba por la Circunvalación y se prendió fuego, con mis hijos y yo adentro. Fue caótico. Corrimos peligro casi nos prendemos fuego adentro y después casi nos pasan por arriba los camiones", relata Romina. Las pericias indicaron que le cortaron el oring del inyector (una goma) y cuando lo pasó a nafta (era un auto a gas), se produjo el incendio. Ese ataque fue en mayo de 2019.

El segundo ataque fue el 15 de marzo de 2020, poco antes que comenzara la pandemia. Y ahora el tercer ataque incendiario. "Una vez al año. Porque así viene: una vez al año", dice la mujer con bronca e ironía.

Pero allí no termina el repertorio del acoso. Romina fue agredida por vecinos que son amigos de Watson, su hija también fue golpeada en la vereda por una chica de 15 cercana a su expareja, un vecino que le saca fotos a sus hijos además de llamadas y mensajes indicando cada movimiento de Romina. "Un infierno", resume.

"La pareja de Watson me seguía a la casa de mi mamá y por mi casa. También me sigue el trabajo. Fuí a la policía y a la Fiscalía de turno, pero me dijeron que eso no era para una causa, porque cualquier persona podía hacerlo. Sólo que no tenía que agredirme. Una vez me siguió, yo fuí a la Fiscalía y no me tomaron la denuncia. Y a los dos días me quemaron el auto", relata la mujer.

"Yo hice las denuncias. Pero lamentablemente a él nunca nadie lo paró", remarca.

Ahora a pesar de que Watson está detenido, ni Romina ni sus hijos pudieron dormir la última semana. "No se va el miedo. él nos mandó a atacar otras veces, por otras personas. A la noche no podemos dormir y recién cuando sale la luz del sol, podemos acostarnos. Esto no para", dice Romina.

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