La Pampa

Un recuerdo de la Masacre de Ezeiza: "Las balas zumbaban sobre nuestras cabezas"

Este 20 de junio se cumplieron 50 años del regreso definitivo de Perón al país, cuando se produjo la masacre de Ezeiza. Oscar Gatica, con 16 años, estuvo allí con llos jóvenes de la JP que viajaron desde Santa Rosa. Hubo 13 muertos y 8 manifestantes torturados.

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EL DIARIO digital

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"Escuchábamos los zumbidos de las balas que pasaban por encima de nuestras cabezas", rememora este martes Oscar Gatica, apenas levantado, a la mañana, en su casa de Santa Rosa. Pasaron 50 años y la imagen permanece inalterable en sus recuerdos. Con 16 años, era parte de la multitud que esperaba el regreso definitivo de Perón para cerrar su largo exilio. "Fuimos a una fiesta que no ocurrió", recuerda, todavía con amargura.

Este martes 20 de junio se cumplieron 50 años de la denominada masacre de Ezeiza. Perón no pudo estar en el acto previsto como un baño de multitudes para el viejo lider en la Avenida Richieri, donde se había montado un gran palco. Desde allí dispararon contra la columna de la JP de La Plata que pretendió rodearlo para conseguir una mejor ubicación y allí se desató una tragedia, preludio de otras mayores que sobrevendrían en aquellos tiempos históricos. Hubo muertes y heridos.

La fiesta que no fue

Gatica tenía 16 años y se había afiliado en marzo de ese año, cuando comenzó a militar en la JP peronista después de quedar cautivado por el discurso de la "Negra" María Alvarado, hermana de la cantante, en un acto frente a la sede del partido, en Santa Rosa, en la calle Yrigoyen. Inició su militancia al otro día. Luis Giles, Mario Folmer y el "Gallego" Rojo eran los dirigentes juveniles que, con Alvarado, conducían a la agrupación.

Perón había regresado por primera vez el 17 de noviembre del '72 al país, pero había vuelto al exilio. Elegido presidente Cámpora, el 20 de junio del '73 era la fecha para el regreso defintivio y se preparó un gran acto sobre la avenida Richieri. 

"Después de 18 años era el rencuentro del lider con su pueblo. Nos preparamos todos para ir a Ezeiza. Vendimos un bono y alguien consiguió un camión de hacienda. Lo lavamos y lo preparamos con sillas de metal del club San Martín y una lona porque teníamos que hacer 600 kilómetros, era invierno y hacía frío", cuenta Gatica ante la consulta de El Diario.

Con los camiones listos, a último momento apareció alguien con un contacto con Dante Gullo, uno de los líderes de la JP Regional 1,  y enviaron cuatro colectivos  que el 19 aparecieron frente a la sede del PJ en Santa Rosa. Desde allí partieron hacia Bahía Blanca, el punto de concentración de la militancia del sur del país que se sumaba a una sola columna. "Ibamos en un clima de algarabía, cantando consignas. Éramos todos jóvenes y nunca habíamos visto a Perón en nuestra vida. Era coronar una historia de lucha y esperanza", cuenta. Al otro día llegaron a Ciudad Evita, donde los esperaron con una choripaneada.

Gatica detalla que desde allí fueron por un camino de tierra hasta la Richieri, subieron y desde allí marcharon hacia el este, hasta el Puente 12. "Era un mar de gente. Nos acercamos todo lo que pudimos. Nos instalamos a 200 metros frente al palco", relata.

"En un momento empezamos a esuchar un ruido. Desde el palco pedían que se bajen los que estaban arriba de los árboles, en una zona de pinos. En algún momento empezamos a escuchar zumbidos.... en la inocencia de mis 16 años, le pedí a un compañero que me suba a caballito para ver qué era... y me contestaron que nos tiráramos al piso, que no seamos boludos, que eran tiros", rememora.

"Nos tiramos al piso... se escuchaban los tiros. No entendía nada. ¿Por qué tiros? ¿Por qué pasaba eso si íbamos a recibir a Perón y éramos todos peronistas?",  prosigue.

-¿Estaban precavidos de que pudiera suceder algo? ¿Tenían miedo? -consulta El Diario.

-Para nada. Íbamos de festejo. Íbamos a una fiesta. Se transformó todo, no pasó, salió todo mal. Hubo que volverse sin festejar nada. No teníamos conciencia de lo que pasaba. Nadie se imaginó esa masacre, ni los propios dirigentes revolucionarios.

La gran tristeza

-¿Se fueron enseguida después de los disparos? -preguntó El Diario.

-Después del os tiros estuvimos unas horas más. Decían que parecía que Perón no iba a venir. Desde el palco decían que si seguía el desorden no íbmaos a poder recibir a Perón. Era todo confusión. Estuvimos a la espera, de algo que no sucedió. En algún momento avisaron que Perón no iba a venir, por una radio chiquita escuchamos que bajaba en Morón, que el acto se suspendía. Cuando iba cayendo la tarde, nos volvimos.

-¿Cómo fue ese regreso?

-Con una gran tristeza, dolor, incomprensión, bronca, amargura. Es como que te inviten a una fiesta, vas a participar deun festejo, y en lugar de esos hay peleas, desorden. Lo que esperábamos nunca sucedió.

-¿Viste heridos, muertos?

-No. Lo único que escuché fue el zumbido de balas que pasaban por arriba de nuestras cabezas. Fue lo más cercano. Después leímos en El Descamisado, que era la revista de la JP Regional, el relato ofcial. Que la derecha peronista, el CNU, los sectores sindicales, los que habían estado a cargo de la custodia del palco, fueron los que originaron los tiros cuando la columna que venía de La Plata quiso entrar por detrás del palco. Nosotros estábamos enfrente.

Tiempos violentos

Cuando era director de la Derechos Humanos de La Pampa, hace diez años, Gatica presentó un libro, "Tiempos de Liberación", en el cual plasmó sus memorias como militante entre 1973 a 1976. Allí, además de la masacre de Ezeiza, se recrean en sus vivencias como integrante de la Unión de Estudiantes Secundarios, una organización peronista en 1973. En marzo de ese año, Gatica inició su militancia en la campaña electoral, que tuvo en marzo como triunfador a Héctor Cámpora del Frejuli en la presidencia y, en mayo, a José Aquiles Regazzoli -luego de un ballottage - como gobernador en La Pampa.

"Fue una época de muchas luchas sociales, con episodios como las tomas de la universidad para conseguir su nacionalización, que se produjo un mes después de los comicios", señala. La implantación de los principios peronistas de justicia social y la instauración de un "socialismo nacional" alimentaban la militancia de aquellos tiempos, dice Gatica.

Esas consignas alentaron el viaje que el ala más joven del partido en la provincia emprendió meses después, en junio, hacia Ezeiza. "Fue la materialización más clara de los tiempos de violencia que vivíamos y, desde ese momento, supimos que el golpe de estado era inminente", reconoce.

Gatica considera que la dictadura que comenzó el 24 de marzo de 1976 fue una continuación de esos hechos. La irrupción de los militares fue percibida como algo "inevitable" en un contexto de mucha violencia, al que se sumaban los golpes en los países vecinos. "Hubo fuerzas que jugaron para que sucediera y, a nivel local, dos acontecimientos fueron fundamentales para crear esta percepción de las cosas, como fue una bomba al diario LA ARENA y otra a la sede de ATE, días antes de la llegada del gobierno de facto".

Ambos acontecimientos, aclara, no pueden atribuirse a grupos guerrilleros locales, sino a sectores de derecha. "No existía ninguna organización de estas características y la izquierda no contaba con los medios para montar esta clase de atentados", completa.

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