La Pampa

Más sequía es más desierto

En la columna ambiental de hoy hablaremos sobre el día mundial de la lucha contra la desertificación y la sequía que ocurrió ayer.Escribe: Ing. Florencia Srur*

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EL DIARIO digital

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Desde 1994, cada 17 de junio se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha propuesta por las Naciones Unidas para concienciar a la población sobre los peligros asociados a la pérdida de suelo fértil y precipitaciones. A nivel mundial, aproximadamente el 41,26% de la superficie terrestre se compone de desiertos y tierras secas, siendo un 6,6% de esta cifra correspondiente a desiertos y un 34,6% a tierras secas. Sin embargo, ¿cuál es la diferencia entre ambos?

Un desierto se define como un territorio arenoso o pedregoso que, debido a la falta casi total de lluvias, carece de vegetación o tiene muy poca. Por otro lado, las tierras secas se refieren a las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas que reciben menos precipitaciones de las que se evaporan, es decir, presentan un déficit hídrico. A menudo, estas zonas son altamente productivas en términos de cultivos de cereales y ganadería, pero también son ecosistemas extremadamente frágiles que, sin una gestión adecuada, pueden transformarse en desiertos.

Con el cambio climático en curso, un estudio publicado en la revista Science en 2020 sugiere que para el año 2100, aproximadamente el 22% de las tierras secas del planeta podrían cruzar el umbral de aridez y convertirse en desiertos. Aunque 2100 parezca estar lejos en el tiempo, la desertificación es un proceso gradual que ya está ocurriendo. Por ejemplo, en la actualidad, la falta de lluvias en Kenia ha dejado a 3,5 millones de personas en una situación crítica debido a la escasez de alimentos en el país africano.

En La Pampa, hay evidencias reales de un proceso de desertificación en el oeste pampeano como resultado del corte del Río Atuel y la disminución del caudal del Río Salado. Este paisaje se ha colapsado debido a la falta de agua, lo que ha provocado no solo la desaparición de especies nativas de flora y fauna, sino también la migración y despoblación de una extensa área que una vez fue productiva. Además, hemos experimentado altos impactos negativos debido a la sequía en la zona productiva del este pampeano, estimándose que la falta de lluvias en estos últimos años ocasionará una pérdida de más de US$21.000 millones en exportaciones a nivel nacional.

Es importante destacar que la falta de lluvia no es el único factor perjudicial en este tema. No debemos olvidar que, aunque el cambio climático actual sea de origen humano, las prácticas agrícolas y ganaderas inadecuadas también contribuyen a la pérdida de fertilidad y estructura del suelo año tras año. Todos hemos presenciado grandes nubes de polvo llevándose la riqueza del suelo fértil en días ventosos en las carreteras del norte de la provincia. Ese polvo, conocido como erosión eólica, es causado por dejar el suelo desnudo después de las cosechas, no realizar rotación de cultivos o no implementar técnicas de cultivos mixtos asociados con vegetación nativa para preservar el suelo. Además, la sobrecarga ganadera en los campos puede compactar el suelo, convirtiéndolo en bloques duros e improductivos en lugar de una tierra suelta y fértil.

Si bien no podemos controlar la lluvia, sí podemos manejar el suelo de manera sustentable y amigable con el medio ambiente. También podemos gestionar las cuencas hidrográficas respetando su curso y su forma natural. La lucha contra la desertificación y la sequía no se limita a un solo día, sino que debe ser una preocupación constante. El Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía nos sirve como recordatorio de este problema, pero la realidad es que debemos abordarlo hoy mismo. Por el bien de nosotros y de las futuras generaciones.

Se deben tomar medidas para conservar la fertilidad del suelo, implementar prácticas agrícolas sostenibles, promover la reforestación y restauración de áreas degradadas, y educar a la población sobre la importancia de utilizar nuestros recursos naturales de manera responsable. 

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPN°365

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