La Pampa

Columna agropecuaria: el maíz, una oportunidad para La Pampa

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El maíz fue una especie muy importante en todas las civilizaciones de las cuales tenemos conocimiento que lo emplearon y domesticaron.

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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Sin duda les permitió prosperar, y no es raro de entender por qué los antiguos mayas lo consideraban un regalo divino, a tal punto que en la versión indígena de la biblia (o sagradas escrituras), "El Popol Vuh", se cuenta cómo Dios luego de varios intentos fallidos de crear al primer hombre y a la primera mujer con barro o madera, decide darles vida con la mazorca de maíz. De ahí que tanto el cultivo en particular como la agricultura en general sean sagrados para los pueblos originarios.

Pero pasando a cuestiones más técnicas, terrenales y domésticas, en la República Argentina hemos tenido este año una impresionante cosecha de maíz, de alrededor de 48 millones de toneladas. Para el año que viene se esperan unas 50 millones de toneladas de esta especie. Este nivel de producción se ha transformado en una tendencia durante las últimas campañas, a tal punto que ya a nadie le sorprende que la generación de grano de maíz supere a la de soja. Como dato, la oleaginosa ha arrojado un total de 43 millones de toneladas para el ejercicio 2020-2021.

Claramente esto no podría haber sido posible sin el aumento importante de la superficie plantada con maíz, en combinación con una mayor inversión en tecnología, como por ejemplo:

1. Adopción de híbridos simples, dejando de lado la siembra, sobre todo en zonas marginales agrícolamente hablando, de los materiales "hijos de híbrido" con destino a cosecha.

2. Control de malezas. El maíz, además de tener híbridos con tolerancia a glifosato y algunas orugas, tiene un abanico muy amplio de herbicidas registrados que le permiten al productor mantener a raya la maleza de manera mucho más sencilla que en la soja.

3. Fertilización combinada de nutrientes para subir rendimiento y mejorar los ambientes productivos.

El aumento de las hectáreas plantadas con maíz es una muy buena noticia para el país, y La Pampa debe seguir ese camino. Esto sin duda que depende en mayor porcentaje de la iniciativa privada, pero el Gobierno puede colaborar, dirigiendo los esfuerzos financieros al sector hacia esta especie en particular.

Lo dicho se sustenta en que una hectárea de maíz produce el doble o más de kilos de granos por hectárea respecto de la soja. A su vez de la mano del maíz se desarrolla toda una serie de producciones con fuerte componente de valor agregado, como pueden ser aves (carne y huevo), cerdos, encierre de novillos (feedlot), suplementación estratégica en tambos, biocombustibles (etanol), alimento balanceado, alimento para humanos, etc.

La provincia de La Pampa es una región de producción agropecuaria definitivamente mixta, es decir que tanto la ganadería como la agricultura ocuparán un lugar preponderante e ineludible en la economía provincial. Ello se debe a que el oeste pampeano es una fuente de generación de terneros y terneras de calidad, los cuales sería deseable que se engordaran en un ciento por ciento localmente, ya sea en origen o en los campos del este, los cuales tienen mayor potencialidad para proveer pasturas de calidad para invernar.

Hoy en día la siembra directa y la biotecnología han transformado al maíz en el cultivo más seguro y sencillo de plantar para el productor. En nuestra provincia se siembran alrededor de 300.000 hectáreas de esta especie con destino a cosecha, pero si consideramos el maíz de pastoreo directo el área sube mucho más.

La superficie nacional implantada con esta gramínea no para de crecer y se espera para este año un nuevo incremento. Si la ingeniería genética sigue "apilando genes" en los híbridos comerciales que les provean de aptitudes superiores, como puede ser en un futuro no muy lejano resistencia a estrés hídrico y salinidad, la frontera agrícola seguirá expandiéndose, y con ella la creación de valor, con la consiguiente entrada de dólares a la economía nacional, contribuyendo al bienestar general.

Ahora bien, si tuviéramos la suerte y la capacidad de generar en la provincia de La Pampa semejante cantidad de semilla de maíz, no solo la agricultura se vería favorecida, sino la producción pecuaria toda en su conjunto. Pero para llegar a ese objetivo debemos sortear un obstáculo no menor que significa la comercialización y el agregado de valor del grano.

No cabe duda de que al tratarse de un producto de bajo valor por unidad de peso (grano de maíz), sumado a la lejanía de La Pampa de los puertos, pensar en destinarlo a la exportación tal cual sale el grano de los campos es poco interesante, pues tenemos no menos de un treinta por ciento del valor de cereal en gasto de flete, y es una relación de costo insumo/servicio relativamente constante. Sin embargo la solución no es demasiado complicada, solo hace falta un poco de planificación, conocimiento, financiamiento y ganas de trabajar.

No puede ser que nuestra provincia venda maíz a otras zonas de la Argentina y luego tenga que importar huevos, carne de pollo y carne de cerdo. Los pampeanos tenemos la suficiente capacidad de autoabastecernos de este tipo de mercadería. La demanda está y es abundante, solo falta aprender el negocio, profesionalizarse y ponerse a competir con provincias que nos llevan mucho tiempo de ventaja al respecto, como pueden ser Entre Ríos o Córdoba.

Con esto no queremos decir que hoy en día no se esté haciendo este tipo de producciones fronteras adentro de La Pampa, pero estamos lejos de abastecer al mercado en su totalidad. Sin embargo el agregado de valor del maíz no se agota en los pollos o cerdos. Existen la molienda seca con destino a consumo humano (polenta, copos de maíz, etc.), la molienda húmeda con destino a glucosa o biocombustibles y el tradicional uso del grano para aumentar la producción de carne y leche bovina. Todo este conjunto de opciones hace de este grano "mágico" una verdadera oportunidad de creación de valor y trabajo de calidad.

En resumen, nuestra provincia tiene todo para ocupar un lugar central en los negocios de maíz y sus derivados. Solo debemos perseverar por el camino que lentamente venimos transitando, profundizando el uso de tecnologías antes citadas, para poco a poco ir expandiendo las fronteras no solo agrícolas, sino de agregado de valor, mucho más allá del empleo en dietas simplificadas de ganado bovino.

(*) Ingeniero Agrónomo -(MP: 607 CIALP)- Posgrado en Agronegocios y Alimentos

@MARIANOFAVALP

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