"Llegó tu hora Padilla, se terminó la impunidad"

Este martes comenzó, en los Tribunales de General Pico, el debate oral contra el cura franciscano José Miguel Padilla, acusado de cometer abusos sexuales contra un joven seminarista en el colegio católico de Intendente Alvear. 

Al ingresar al edificio, Padilla fue escrachado por organizaciones sociales que habían empapelado el frente del edificio. "Llegó tu hora, Padilla", expresó una de las mujeres que filó el video de la llegada del cura. "Después de tantos años, se terminó la impunidad", agregó, mientras el acusado y su abogado Jorge Salomone, llegaban al primer día de debate.

La jueza María José Gianinetto está a cargo del juicio y el defensor oficial Guillermo Costantino será querellante en representación de la víctima.

En el comienzo de los debates, la Agrupación "Tamboras del Viento" realizó una concentración en Tribunales y empapeló con varias consignas el ingreso al edificio. "Juicio y cárcel", "Basta de curas abusadores", "?Cárcel efectiva", fueron algunas de las consignas de los carteles.

El caso

El caso lo comenzó a investigar Ivana Hernández, quien meses atrás empezó a ejercer como jueza federal, por lo que la fiscala Andreina Montes llevará adelante la acusación durante el debate junto a Luciano Rebecchi.

Vicente Suárez Wollert denunció a Padilla por "abuso sexual agravado" en el año 2019. Lo hizo cuatro años después de abandonar La Fraternidad de Belén de Intendente Alvear, donde asegura que fue sometido por el cura, y luego de intentar seguir con su carrera religiosa fuera del país.

En 2015 Wollert ingresó con 19 años al instituto católico alvearense y al poco tiempo de permanecer allí tuvo un par de episodios violentos con el cura Padilla, que forzaron su decisión de alejarse del lugar, aunque no de la carrera que había elegido, que buscó continuar en Paraguay, pero allí también abandonó por cuestiones de salud. En ese momento, el joven tomó contacto con la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina y terminó de asumir que había sido víctima de abusos sexuales, por lo que radicó la denuncia en el año 2019.

La denuncia del joven causó un gran revuelo en Alvear y también en el ámbito eclesiástico, aunque este no era el primer episodio escandaloso que protagonizaba el cura franciscano acusado.

El fiscal general Armando Agüero junto a la entonces fiscala Hernández llevaron adelante un allanamiento en La Fraternidad de Belén, donde reconocieron los espacios descritos por el denunciante. Tiempo después se sumó una segunda denuncia contra Padilla, aunque esta no se investigó en paralelo porque no ocurrió en el mismo lapso de tiempo, ni llegó a debate.

Luego de varias dilaciones y conjeturas sobre otra supuesta postergación del juicio por cuestiones de salud del acusado, finalmente se fijó fecha en los Tribunales de Pico, que comenzó este martes.

José Padilla nació en Adrogué, Buenos Aires; tuvo vinculación con los militares desde muy joven e inició su carrera como sacerdote en San Luis de la mano del obispo Juan Rodolfo Laise, denunciado por revelar a los represores lo que los presos le contaban en las confesiones durante el terrorismo de Estado. Se peleó con Laise y se fue a Tres Arroyos, donde fue expulsado por su "perfil educativo excesivamente represivo".

Después recayó en Jacinto Arauz, donde protagonizó escándalos y echó a algunos curas que lo cuestionaron por sus prácticas, hasta que aterrizó luego -de la mano del exobispo Brédice y bendecido por algunas familias de alto poder adquisitivo- en Intendente Alvear.

En la localidad del norte pampeano se recuerdan aún algunas reuniones donde megáfono en mano calificaba de "víbora" que se quemaría en el "fuego purificador" a Cristina Fernández de Kirchner, en los días en que se debatía por el aborto.

Padilla tuvo también su momento de carapintada. En 1987, y siendo capellán del Ejército, fue vinculado con el alzamiento militar encabezado por Aldo Rico, motivo por el cual fue investigado judicialmente..

Tras la denuncia penal y su salida de la Fraternidad de Belén de Alvear, Padilla se recluyó en un convento de San Luis.