La Pampa

Quién es el empresario pampeano que entró al Círculo Rojo

El empresario Ignacio Lartirigoyen está al frente de un "pulpo" con 14 unidades de negocios.  Cuenta con 1150 colaboradores que se ocupan de proveer de insumos a más de 4300 productores, origina 2,6 millones de toneladas de granos y vende US$ 1.000 millones al año. A partir de ahora se sienta en la mesa de autoridades de la poderosa Asociación Empresaria Argentina.

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EL DIARIO digital

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El presidente de Lartirigoyen & Cía, Ignacio Lartirigoyen, es una de las nuevas autoridades de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la entidad que integran personalmente los dueños de las grandes empresas del país, conocida como el "Círculo Rojo". La AEA realizó esta semana su asamblea, en la que renovó sus autoridades, con inclusión de nuevas figuras, entre quienes aparece el empresario pampeano.

En la mesa chica de la conducción de AEA, pesan fuerte los dueños de Techint, Paolo Rocca, y de Arcor, Luis Pagani; y el CEO de Clarín, Héctor Magnetto. La asociación emitió un comunicado en el que aprovechó para ratificar su habitual posicionamiento político-económico, con críticas al gobierno nacional, en coincidencia con el tramo inicial de la campaña rumbo a las presidenciales 2023. "Es imprescindible superar las anomalías para garantizar el desarrollo", aludió la entidad en el año electoral y expresó "que el respeto a las instituciones de la República es una condición necesaria para el desarrollo". "En particular –y en el marco de los 40 años de recuperación de la democracia– subrayamos la extraordinaria relevancia del principio constitucional de la división de poderes y de contar con una Justicia independiente", señaló la entidad empresaria. "Es inevitable que Argentina, para desarrollarse, pretenda alcanzar la normalidad en lo que se refiere a sus políticas económicas", reclamó.

Además de Lartirigoyen, los nuevos integrantes de AEA son Claudia Álvarez Argüelles, presidenta y CEO de Hoteles Álvarez Argüelles; Pierpaolo Barbieri, CEO de Ualá; Martín Castelli, presidente de Blue Star Group; y Enrique Duhau, presidente de Administración Enrique Duhau.

Un empresario con habilidad para copiar

¿Quién es el pampeano que desembarcó en la poderosa AEA? "No soy muy creativo. Copio lo que veo de otros y me gusta. No inventé nada. He sido hábil para copiar e implementar ideas de otros. La inteligencia colectiva es más grande que la propia", se definió el año pasado Lartirigoyen, que tiene 69 años y convirtió una pyme familiar en un "pulpo" nacional del agronegocio, durante una entrevista con un medio especializado del sector.

"El desafío es crear puentes, hablar con los que piensan diferente, a través del diálogo y la ocnfianza, y eso se construye tomando mate o charlando", planteó, de todos modos, en una entrevista difundida por Agrositio.

De todos modos, el empresario planteó que en el país "hay una generación casi insalvable, la juventud es la que va a generar el cambio, pienso en veinte años, porque tenemos que cambiar toda una cultura que se ha degradado". Y se animó a decir que "antes por lo menos tenías por lo menos el servicio militar, no digo que sea bueno, pero es donde se juntaban todas las clases sociales y te hacías amigo".

"Acá todo se está dando para que cada vez haya más brecha. En los últimos veinte años hemos atrasado un montón culturalmente", diagnosticó.

En cuanto a su perfil empresario, reivindicó el asociarse y repartir liderazgos porque "cada uno tiene su fortaleza y solo no podés llegar a ningún lado". También subrayó el "valor de la palabra". "Compramos por más de mil millones y los negocios son de palabra, después se formalizan, y hemos tenido problemas mínimos", aseguró.

"Otro valor es la resiliencia. Pegartela y arrancar de nuevo. En nuestro país tenemos eso y es parte de la cultura del trabajo", completó.

De pyme familiar a pulpo del agronegocio

La infancia de Ignacio Lartirigoyen transcurrió en La Pampa, donde su familia tenía un campo. Luego, estudió en la UBA y cuando se recibió volvió al campo. En el otrora gigante Garovaglio & Zorraquín, encontró su primer desafío laboral y sumó experiencia como asesor de dos grupos CREA. Se volcó a desarrollar su faceta comercial. En 1984 fundó su empresa. Con un acopio de 2000 toneladas y una pequeña red comercial montó Vila Sánchez, Lartirigoyen y Cía. 

Años más tarde, se dio la escisión que, a su vez, tras la muerte de su padre, Juan José Lartirigoyen, le dio junto a sus hermanos un carácter familiar a esta pyme rural.  Para mediados de la década del 90 ya tenía una capacidad de acopio de 20.000 toneladas.  Ingresó como socio en 1996 Oleaginosa Moreno, una empresa que hasta ese momento se mostraba sólida, que con un fuerte aporte de capital se quedó con el 50% de Lartirigoyen y Cia.

En 1997 Oleaginosa Moreno comenzó a mostrar serios problemas financieros, con deudas que superaban su patrimonio neto.  Un día antes de que se declare la quiebra de Oleaginosa Moreno apareció en escena la gigante suiza Glencore –hoy Viterra- quien hizo una oferta para quedarse con el 51% de la firma caída en desgracia a cambio de hacerse cargo de sus pasivos que en ese momento ascendían a más de 450 millones de dólares. En simultáneo se quedó también con el 50% de Lartirigoyen.

La pyme familiar pasó a ser socio de un gigante como Viterra. En 2001/2002, con deudas tomadas en dólares y una economía que se pseificó, tuvo que sentarse a negociar con su mayor acreedor, la gigante Viterra. Pero luego de esa crisis y para eludir las retenciones, diversificó sus unidades de negocios y creció con el motor de las exportaciones.

Actualmente, Lartirigoyen y Cia cuenta con 14 unidades de negocios y 1150 colaboradores que se ocupan de proveer de insumos a más de 4300 productores, origina 2,6 millones de toneladas de granos y factura unos 1.00 millones de dólares al año. 

 La empresa cuenta en la actualidad con más de 35 sucursales y 17 plantas de acopio. Comercializa además diversos insumos para el agro que van desde semillas, pasando por fertilizantes, agroquímicos, productos veterinarios y silobolsas y combustibles, entre muchos otros. Provee también asesoramiento técnico y comercial a sus clientes.

Desde 2008 tiene un criadero de cerdos ubicado en Dorila,  y en 2016 inauguró su segunda granja de cerdos en Reconquista, provincia de Santa Fe.

En lo que respecta a la ganadería bovina, alquila campos en el sureste de La Pampa y el sur de Buenos Aires, donde maneja unas 22.500 cabezas. En paralelo posee dos feedlots con una capacidad de 6.500 cabezas, donde además de terminar los terneros de producción propia también engordan invernada de compra. Este negocio se complementa desde 2011 con la venta de carne a granel destinada principalmente a grandes supermercados y carnicerías. A su vez, a través de la sociedad Lartirigoyen y Oromí SA, se dedica a la comercialización de hacienda con unas 100.000 cabezas al año.

La empresa también se dedica a la siembra y producción de granos. En total maneja unas 150.000 hectáreas, la mayoría alquiladas y en asociación con terceros. Esta unidad de negocios lo ubica entre los grupos de siembra más grandes de la Argentina.

En el segmento de alimento balanceado, su foco está en el negocio de las mascotas, donde vende alrededor de 25.000 toneladas de alimento al año. Cuenta con una planta de producción localizada en Junín, provincia de Buenos Aires, desde donde sale alimento balanceado para gatos y perros bajo las marcas Infinity, Keiko, Pompy y Tassy. Esta unidad se complementa con la cadena de petshops Puppis, que tiene gran incidencia en Capital Federal y posee además venta on line.

En 2017 compró Molino Tassara, ubicado en Junín, donde produce alrededor de 70.000 toneladas de harina al año (tipo 000, 0000 y premezclas, entre otras variedades) que comercializa en panadería, para la industria y exporta a Brasil y Bolivia. 

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