Un detenido por golpear a su pareja embarazada
El próximo martes se escucharán los alegatos de las partes. El cura está acusado de abuso sexual de un joven de 17 años.
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EL DIARIO digital
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El cura Hugo Pernini declaró durante el juicio que se le sigue por abuso sexual, respondió algunas preguntas e intentó desmentir la denuncia en su contra. El próximo martes se escucharán en la sala de audiencia los alegatos de las partes, con la fiscalía y la querella decididas a sostener la acusación y pedir una pena de entre 8 y 20 años de prisión.
Durante esta semana se completaron las cinco audiencias del debate, que comenzó el 9 de noviembre. Declaró el denunciante, Agustín, durante la primera jornada, el segundo día habló el sacerdote y luego desfilaron testigos de las partes. También peritos. Y el jueves pasado los obispos Mario Poli y Raúl Martín entregaron una declaración por escrito.
El martes próximo se escucharán los alegatos acerca de la autoría o no del hecho que se le atribuye a Pernini. Si fuera declarado culpable, luego habrá otra audiencia para discutir el monto de la pena que podría caberle.
La defensora oficial y querellante, Paula Arrigone, confirmó que el segundo día del juicio Pernini "dio su versión de los hechos, negando de alguna manera lo que se había denunciado". De todos modos, anticipó que ratificarán la imputación e indicó que las pericias informáticas sobre los celulares y una computadora, la declaración de la sicóloga que realizó una pericia sobre el denunciante, fueron "favorables a la teoría del caso que tenemos junto a la fiscalía". 
El sacerdote está acusado por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante y con acceso carnal, agravado por su condición de religioso, que habría ocurrido entre mayo de 2007 y marzo de 2008 en las instalaciones de una parroquia de Santa Rosa cuando la víctima tenía 17 años.
Pernini tiene 63 años y, si bien se abstuvo de declarar el primer día, en la segunda jornada rompió el silencio.
El juicio está presidido por el juez de audiencia Gastón Boulenaz y participan los fiscales Walter Martos y Oscar Cazenave, la defensora particular Vanessa Ranocchia Ongaro y las defensoras oficiales Carolina Muñoz y Paula Arrigone, como patrocinadoras de la víctima, quien interviene como querellante.
El denunciante y querellante, Agustín, recordó esta semana que los hechos ocurrieron durante un período de dos años, y que recién estuvo en condiciones de hacer una denuncia penal doce años después. Explicó que lo hizo para que "a nadie más le pase lo que me pasó a mí, porque generalmente el que abusa lo sigue haciendo". "Verdad, justicia y sanación, fueron las tres palabras que me llevaron a hacer la denuncia", sostuvo durante una entrevista de Radio La Colectiva.
Agustín destacó el apoyo de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos, ya que desde la Iglesia encubieron al denunciado. Recordó que el entonces obispo pampeano, Mario Poli, y su sucesor, Raúl Martín, le dieron un mensaje claro cuando les planteó su caso: "seguí pibe con tu vida y da vuelta la página".
El denunciante estimó que los abusos eclesiásticos no son hechos aislados y "hay una red de pedofilia en la iglesia". Actualemente se llevan adelante cuatro juicios de este tipo en el país, dijo.
"El sobreviviente está aislado, generalmente son personas vulnerables, y la iglesia lo revictimiza, lo hunde más", lamentó. Finalmente, separó la iglesia institución de la espiritualidad, ya que si bien él completó el proceso de apostasía, que realizó por el encubrimiento de los curas abusadores, sigue creyendo en Dios.
