Este miércoles continúa el juicio de la Subzona 14 II. Entre otros, declaró el médico Américo Taborda, que integró el frustrado Sistema Provincial de Salud. El rol del Colegio Médico en la persecución.
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EL DIARIO digital
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El médico pediatra Américo Nicolás Taborda declaró este miércoles en el juicio de la Subzona 14 y reivindicó el Plan de Salud Provincial implementado en el año 1975 que fuera desarticulado por presiones de la corporación médica y varios de cuyos integrantes sufrieron la represión ilegal. "Era una visión igualitaria, de acceso universal y gratuito", evocó. Taborda mencionó que fue obligado a renunciar ya en dictadura, por un funcionario militar que lo amenazó con detenerlo.
Este miércoles continúan las audiencias del tercer juicio de la Subzona 14. Además de Taborda, declaran los testigos Roxana Cortez, Aldo Antonio García Orlando y Rubén García Orlando. Además, este jueves declara el gremialista Miguel ángel Maldonado (secuestrado y preso en el sur), Augusto Máximo Mengghi, René Villanueva y Nora Martínez, esposa de Avelino Ferrari.
En el tercer juicio se imputa por delitos de lesa humanidad al militar Jorge de Bártolo, al exjefe de la Policía de la dictadura, Luis Baraldini, al exmilitar Néstor Omar Greppi, y al expolicía Carlos Reinhart. Greppi no asiste a las audiencias por su delicada condición de salud. Este miércoles tampoco está de Bartolo que presentó un certificado médico por un problema de cervicales, por dos semanas.
"¿Cómo hacés atender a tu hijo con un guerrillero?"
Este miércoles, en primer lugar, el pediatra Américo Nicolás Taborda relató que en enero del ''''75 llegó a La Pampa desde Chubut para ejercer en el hospital Lucio Molas, donde en abril accedió por concurso al Servicio Provincial de Salud que se creó en ese momento.
Allí, una noche de diciembre del ''''75, cuando ingresó al área de rayos, pudo observar a Ana María Martínez en una camilla, con el cuerpo cubierto, y con hematomas múltiples en el rostro e inconsciente. "Quedé impactado", recordó. La había conocido semanas antes en una cena en lo del médico Miguel Dastolfo.
A la mujer la había llevado la policía y la custodiaba un uniformado. Dijo que el médico que la atendió, el ginecólogo Oscar Martínez, le contó que tuvieron que practicarle un "legrado", porque había perdido un embarazo, según se enteró después.
El médico, como otros profesionales que han declarado en este juicio, reivindicó la experiencia del Plan Provincial de Salud que se puso en marcha en el 75, pero que tuvo una corta vida, porque fue desarticulado por presiones corporativas y la persecución e incluso secuestro de varios médicos. Se produjo una "diáspora" de esos profesionales, que se fueron de la provincia en muchos casos. "Era una visión igualitaria, de acceso universal y gratuito", recordó.
Dijo que los médicos de este programa social, que tenían una dedicación full time, no fueron detenidos por razones políticas, sino por los intereses económicos que afectaba. "Se oponían las organizaciones profesionales gremiales, médicas, bioquímicas y odontológicas de la provincia. En la visión de ellos este sistema iba a lesionar su actividad. Fue una situación que motivó un permanente enfrentamiento contra los que veníamos a trabar en este sistema, que fue un grupo bastante importante", evocó. "Todo en un acontecer político complejo y traumático, a pesar de que era un período que era constitucional", sintetizó.
Taborda fue despedido en diciembre del ''''76 en plena dictadura. Un funcionario de facto lo convocó a su oficina y lo amenazó con detenerlo si no presentaba la renuncia, además de mencionarle que sabían que tenía cuatro hijos. "Fue compleja y difícil mi inserción laboral luego en la actividad privada. Cuando fui a inscribirme el Colegio Médico de La Pampa nos pidió que pidiéramos perdón porque antes habíamos firmado una solicitada en rechazo a una huelga médica en contra del Plan de Salud. Yo no me retracté, durante tres meses no pude cobrar las obras sociales y después nos habilitaron, pero nos descontaban el doble. Fueron tiempos difíciles, durante los que uno sintió esta violencia institucional y una lesión a la dignidad humana", relató.
Como amarga anécdota, recordó que una madre que llevó a su niño al consultorio le relató que su ginecólogo le había preguntado "como hacés atender a tu hijo con un guerrillero". "Esos hechos se daban cotidianamente, uno lo vivía como una situación de violencia", completó.
En el cierre de su testimonio, se solidarizó con el médico Jorge Irazusta -detenido durante la dictadura y exiliado- y reclamó que el gobierno provincial haga lugar a la anterior sentencia del tribunal, que estableció que se corrija su legajo en la provincia y deje de figurar como que hizo abandono de trabajo. "Está sufriendo mucho por esta demora", planteó.
"Me arruinaron la existencia"
Este miércoles, en segundo término, declaró Marcela Roxana, hija de Martín Severio Cortez. La mujer relató que ella tenía 7 años al momento de la detención de su padre, Carlos María Cortez y Ricardo "Cacho" Mini, dos tíos. Dijo que su padre hacia quinta en su casa, criaba pollos para vender y también hacía huerta y trabajaba en la quinta del gobernador.
Evocó que a su padre lo levantaron en un Falcon con dos o tres policías "de traje" de su casa de la calle Jujuy. Antes había escondido un cuadro de Perón en un aljibe. Dijo que estuvo tres meses detenido y que con su madre se tuvieron que ir porque alquilaba y no podían pagar. Hubo un distanciamiento de sus padres y recién volvió a ver a su padre después de dos años y medio después. "Me arruinaron la existencia, me faltaba de comer, plata para ir a la escuela, me faltaba todo, estuve dos años sin hablar. Soy tan víctima como mi papá", evocó.
La mujer dijo que su padre fue torturado durante aquella detención ilegal "por militar y sostener una idea". Evocó que su tío Mini también le contó que sufrió simulacros de fusilamiento.
Por otra parte, relató que es amiga de una hija del expolicía, Ulises Guiñazú, que le confió que el represor se suicidó porque, según confesó en una carta, había torturado a muchas personas durante la dictadura.
Por peronistas, secuestrados, torturados, perdieron todo
En tercer lugar, declararon dos hermanos, de Rancul, García Orlando, que estuvieron un año presos durante la dictadura.
Primero, Aldo Antonio García Orlando relató que militaba en la JP cuando estudiaba en La Plata y allí comenzó la persecución. Y fue detenido y esposado el 23 de marzo de 1.976 en la comisaria de Rancul, donde estaba detenido su padre. Los acusaban junto a su hermano del robo de un ganado de un campo vecino, una causa "armada" que terminó en un sobreseimiento, en la que los defendió como abogado Rubén Marín.
Lo trasladaron a la Primera de Santa Rosa, hasta que a los tres meses fue a la cárcel, donde volvió a ver a su padre y a su hermano. "Fui muy golpeado y lastimado, me dieron mucha picana, me rompieron la frente, todavía tengo la cicatriz", dijo. Reconoció entre sus torturadores al represor Fiorucci, un policía Roldán, que ya falleció, y al capitán Juan José Amarante y a Baraldini entre los interrogadores.
Detalló que lo cargaron en el baúl de un auto llevándolo a un campo, lo hacían bajar y correr y lo amenazaban de que era la última vez que iba a poder correr. También dio que en una oportunidad le dispararon cerca de su oído izquierdo, lo que le causó una disminución auditiva del 80%. En el primer piso de la comisaría lo golpearon, le pegaron una patada en la ingle que le causó una hernia. Además recibió un culatazo en la frente que le produjo una herida de ocho a diez centímetros de la que todavía tiene la cicatriz.
En una oportunidad le aplicaron una picana eléctrica sobre un elástico de tela de cama antiguo que previamente mojaban con agua, que siempre estaba la radio prendida para que no se escucharan los gritos, que estaba esposado de pies y manos en la cama, que en esas circunstancias le aplicaban la picana eléctrica.
Contó que cuando salieron, tuvieron que vender el campo -"lo regalamos"- y no recuperaron la hacienda que tenían, porque los militares y la policía cargaron los animales en camiones y desaparecieron. Dijo que compraron una estación de servicios en Buenos Aires y con eso rehacieron su vida.
También declaró Rubén García Orlando, que recordó que vivían con su hermano, una hermana y sus padres en Rancul. Dijo que fueron perseguidos porque su padre era peronista. Y contó que en un operativo policial y militar, encabezado por Baraldini, fueron "encarcelados". "De ahí nos mandaron a Subzona 14, y de ahí a la cárcel", evocó.
"Fuimos torturados terriblemente. Fue un atropello injusto, nos pegaron una garroteada y nos despojaron de todo. Parecía que éramos guerrilleros", dijo. Puntualizó que fue torturado en la comisaría en Rancul y también en la Subzona 14.
Después de un año lo "largaron con falta de mérito". "Perdí mi familia, mi capital, me fui de Rancul, quince años a trabajar arriba de un camión, y después caí en Mar de Ajo y formé otra familia. Nunca recibí una explicación de parte del estado", cerró.