La Pampa

Convulsión en el Frente por las movidas del vernismo antes de una elección clave

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El paso al costado de la intendenta de Pico en plena campaña potencia las conductas sugestivas de una parte de la dirigencia de la Línea Plural. Sospechas y desconfianzas.

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EL DIARIO digital

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El portazo de la intendenta de General Pico Fernanda Alonso, que pidió licencia en la gestión y se aparta de la campaña electoral, terminó de conmover al Frente de Todos: las conductas políticas del vernismo mantienen convulsionado al oficialismo.

La escalada de maniobras y distanciamiento o desplantes a dirigentes oficialistas es una sorpresa para las autoridades gubernamentales, si bien ciertas relaciones que alguna vez fueron amistosas se habían enfriado en los últimos meses.

Tras el pedido de licencia de Alonso se conocieron decenas de renuncias de fiscales peronistas a ejercer esa tarea en General Pico. El control de cada voto es clave en esta elección, que se supone que puede ser mano a mano. La elección, además, es fundamental: La Pampa está en el centro de la escena nacional porque el antiperonismo pretende impedirle quórum al gobierno en el Senado. Y el comicio también marcará un mojón para una provincia en la que el peronismo hace bandera de su invicto.

Presiones cruzadas

Alonso pidió licencia hasta el 10 de noviembre por razones personales. Aunque no hubo más explicaciones oficiales, trascendió el problema de salud de un familiar.

Pero además la decisión tiene enorme peso político. El peronismo planeaba un acto importante para esta semana en Pico, incluso con la presencia del gobernador Sergio Ziliotto.

En las últimas semanas, la intendenta compartió con el gobierno provincial anuncios de importancia para su ciudad, que implicarán obras, presupuesto y generación de trabajo. Aunque sus allegados dejaron trascender alguna queja por una supuesta falta de recursos para afrontar la campaña, la intendenta estaba bajo presiones cruzadas. Y se quedó sola en el territorio. Le tocó soportar un furioso reto público de Carlos Verna, que le aclaró que él no tenía voceros ni voceras. Alonso había dicho, en octubre del año pasado, que "no creo que Verna vaya a ser candidato".

Desde ese momento, el contacto con el líder de la Plural tuvo cortocircuitos y se interrumpió.

Otra dirigencia vernista de la zona se mostró distante: el senador nacional Daniel Lovera y la diputada provincial Alicia Mayoral son quizá los mejores ejemplos -pero no los únicos- de referentes alejados de la batalla electoral. Grietas parecidas quedaron en evidencia en Eduardo Castex, con protagonismo del presidente del bloque oficialista Julio “Tato” González.

El vernismo “del riñón” primero le sacó el cuerpo a la campaña, atado a la desaparición plena del líder de su línea, que desde julio -cuando anunció que no sería candidato- no hizo ningún aporte al desempeño electoral del Frente de Todos. Y en las últimas horas ha dado otros pasos que complican al Frente. El antiperonismo se jacta de que ganará la elección con los votos "de Verna" y el macrismo incluso se apropió del slogan vernista de la interna de 2015: "Es La Pampa o La Cámpora", estampó en sus remeras de merchandaising preelectoral.

El vernismo abre el paraguas

Mientras tanto, el diputado Oscar Zanoli ya abrió el paraguas respecto de la derrota en los territorios que maneja el sector: dijo que “tenemos serias dificultades” para ganar en la zona norte. A la vez, Zanoli reveló que Verna se recupera muy favorablemente de sus problemas de salud: “atravesó una enfermedad delicada”.

En esas mismas declaraciones, Zanoli puso en duda sutilmente que el gobernador Sergio Ziliotto sea parte de la misma línea: “entiendo que es de la Plural”, comentó. También reveló que Verna recibe el llamado de “todos los intendentes”.

En cambio, según se da por hecho en la dirigencia del Frente de Todos, el exgobernador y exsenador no atiende los llamados de otros referentes centrales del espacio, no solo de la provincia sino del nivel nacional.

Zanoli hasta tuvo que aclarar que Verna “no trabaja en contra del peronismo”.

El ruido interno en las filas oficialistas es tal que ya se agitan sospechas y desconfianzas extremas. Uno de los rumores circulantes en las últimas horas es que el senador Daniel Lovera -uno de los heridos principales tras el armado de las listas- estaría dispuesto a una suerte de lanzamiento de su figura ni bien termine este proceso electoral.

Si bien una puesta en escena de ese tipo suena a fantasía en este momento, el vernismo ha usado esa estrategia a lo largo de su trayectoria: son históricas las promociones de “Se Viene Verna” después de algún comicio no del todo favorable al PJ pampeano.

Verna ya ha sido protagonista central, y reiterado, de otros pases de factura en el peronismo: en el ’98, cuando Rubén Marín fue por su reelección, quedó acusado formalmente de traidor y de haber formado una “triple alianza” con los partidos opositores. La investigación del tribunal de disciplina partidario quedó en la nada.

Después hubo otros episodios en que Verna se mostró más bien como opositor del peronismo en el gobierno: son paradigmas la campaña de 2009, o la gestión de Oscar Mario Jorge con un bloque oficialista que lo dejó solo. Esos fantasmas vuelven a agitarse ahora, cuando quedan dos años de la gestión de Ziliotto, y ante una escalada que se hizo patente e intensa (el vernismo maneja la mayoría del bloque oficialista en la Legislatura).

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