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EL DIARIO digital
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Caputo esperaba una tasa menor, pero terminó saliendo al 9,26%. Fue una apuesta fuerte al mercado local con un BONAR 2029N que marca el regreso a la financiación en moneda dura.
El Gobierno de Javier Milei volvió a pisar el acelerador financiero y, después de casi ocho años sin poder asomar la cabeza en emisiones de mediano y largo plazo en dólares, colocó un bono en moneda extranjera. El BONAR 2029N salió a la cancha y capturó USD 1.000 millones, aunque a una tasa más picante de lo que Economía deseaba: 9,26% anual.
El papel, emitido bajo legislación argentina, viene con cupón del 6,5% anual pagadero cada seis meses y amortización total recién el 30 de noviembre de 2029. Todo en dólares y con suscripción también en dólares, apuntado exclusivamente al mercado local. La Secretaría de Finanzas celebró que llegaron ofertas por más de USD 1.400 millones de unos 2.500 inversores, señal que el Gobierno leyó como un gesto de confianza.
Desde el Palacio de Hacienda precisaron que "el rendimiento al precio de corte resultó en una tasa anual de 9,26%, equivalente con un diferencial de 550 puntos básicos por encima de los bonos del Tesoro Americano", aunque subrayaron que quedó unos 100 puntos por debajo de títulos argentinos de duración similar. Un guiño técnico para remarcar que, pese a la tasa alta, la recepción no fue mala.
La recaudación será usada para cubrir la amortización de los Bonares 2029 y 2030 del próximo 9 de enero, dentro de un calendario que arranca el año con vencimientos por USD 4.200 millones. El plan oficial es enfrentar esos pagos sin tocar las reservas netas del Banco Central. La ambición extra: empujar el riesgo país abajo de los 500 puntos para tratar de reabrir el acceso a mercados externos.
La última vez que Argentina había emitido deuda en el exterior fue en enero de 2018, también con Luis Caputo como ministro de Finanzas. Esta vez, como la emisión está regida por ley local, no se trata de un retorno pleno al mercado internacional, aunque el instrumento sea en dólares. Una jugada intermedia.
El propio Caputo había explicado que el objetivo era "cubrir parte del vencimiento del 9 de enero sin afectar reservas", y reiteró que bajar el riesgo país es clave para atraer inversiones y abaratar el crédito. El Ministerio de Economía también destacó que la caída del riesgo político y la "consolidación de fundamentos macroeconómicos" superávit fiscal, control de la base monetaria y recapitalización del BCRA ayudaron a mejorar el margen de acción del Tesoro.
Aun así, admitieron que la falta de refinanciamiento obligó al Banco Central a usar buena parte de las divisas que había comprado en los últimos meses para pagar deuda, lo que restringió la acumulación de reservas. Con esta emisión, el Gobierno busca darle aire al BCRA y sostener el esquema de flotación administrada, bandas cambiarias y estabilidad financiera.
Casi como corolario de una jornada intensa, el dólar mayorista aflojó 4,50 pesos y cerró en $1.437,50 para la venta. En lo que va de diciembre acumula una baja de 14 pesos. El techo de flotación fijado para el día era de $1.516, así que el tipo de cambio oficial quedó 5,5% por debajo del límite, una señal de que las intervenciones oficiales siguen marcando el pulso.