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EL DIARIO digital
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La llegada a la mediana edad suele ser un punto de inflexión marcado por transformaciones personales, familiares y laborales. Entre los 45 y los 50 años, muchas mujeres atraviesan un período donde la exigencia vital se combina con cambios hormonales, demandas familiares diferentes y cuestionamientos internos, lo que incrementa el malestar emocional.
Según la psicóloga Vanesa Fernández López, las mujeres suelen cargar un impacto mayor en esta etapa, no solo por cómo procesan el paso del tiempo sino también por la mirada social sobre su rol y su apariencia. La especialista señaló que muchas experimentan sentimientos de vacío, frustración y tristeza al evaluar lo vivido y lo pendiente, especialmente cuando la familia ya no requiere sus cuidados con la misma intensidad.
En este tramo vital confluyen diversos factores: mayor independencia de los hijos, dificultades laborales, falta de tiempo previo para desarrollar aficiones, envejecimiento de los padres, posibles separaciones y la presión de un canon de belleza que penaliza las huellas del tiempo. A esto se suma la perimenopausia, atravesada por fluctuaciones hormonales que afectan el estado de ánimo.
Muchas mujeres sienten que dedicaron años al cuidado de otros sin preguntarse qué necesitaban ellas, y algunas reconocen que nunca pidieron ser cuidadas. Para quienes no tienen pareja o hijos y lo desearon, la etapa también puede activar sentimientos de arrepentimiento o cierre de oportunidades.
La especialista propone acompañar este proceso con una mirada activa y realista. Recomienda aceptar el momento vital, revisar creencias heredadas sobre la vejez, reconocer los logros propios y recuperar proyectos postergados. El autocuidado ocupa un lugar central: descansar bien, alimentarse de forma saludable, mover el cuerpo y animarse a actividades que generen bienestar.
También sugiere fortalecer los vínculos afectivos, compartir actividades en pareja cuando exista ese proyecto común y abrirse a nuevos entornos sociales para ampliar la red de apoyo. Para Fernández López, una actitud proactiva permite transitar esta etapa desde otro lugar, reconociendo que aún queda mucho camino por recorrer.